▪︎ ❝'destinados a ser' no siempre depende de nosotros❞
Aparentemente, Chris Evans lo tiene todo; una familia que lo quiere y apoya, una carrera que no conoce de fracasos y un poder monetario con el cual ya no tiene que preocuparse por las cuentas qu...
﹝ dιecιѕeιѕ ydιecιѕιeтe de novιeмвre, doѕ мιl dιecιnυeve﹞
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AL TIEMPO que el timbre resuena por toda la casa, Ana corre a su habitación y toma la remera que se encuentra sobre la cama localizando, de reojo, los tenis negros que usaría.
—¡Yo abro, Papá!— grita la chica sosteniendo el calzado entre sus manos, malabareando de pie el ajustarlos a sus pies. —Ya voy...— vuelve a decir cuando se encuentra anudando uno de los tenis, ignorando por completo cuan tardío había sido su aviso.
Sin duda alguna, Chris se sorprende al ver al hombre desconocido, quien sostiene la puerta para él y le enfrenta con una enorme, alegre sonrisa.
—¡Wow! ¡El mismísimo Capitán América!— dice el hombre con un entusiasmo controlado, para enseguida hacerse a un lado y pedirle al recién llegado que ingresara a la propiedad. —Por favor, adelante, adelante...— le apura el hombre y el actor, aun con cierta incertidumbre, hace caso casi a la fuerza.
Es dirigido por el pasillo que ya conoce, teniendo, en cuestión de segundos, vista de la zona principal de la casa.
—Ella está en el segundo piso.— informa el hombre a sus espaldas.
Chris se gira y agradece con una reservada mueca en su rostro.
—¿Cómo va todo?— la situación resulta extraña para el actor, por lo que, antes de contestar, prefiere conocer a la persona quien le ha recibido con tal gusto.
Sin embargo, antes de que su voz se hiciera escuchar, los apresurados pasos en la escalera arrebatan por completo su atención.
Ana aterriza en el primer piso encontrándose con la sorpresa de que su padre había pasado por alto completamente su orden. Juzga al hombre a través de su severa mirada y enseguida, mueve sus ojos cafés al bello rostro que había extrañado tanto el día anterior.
—Buenos días.— saluda Chris pensando en lo encantadora que era la fallada tan hogareña de Ana.
—Hola.— responde ella replicando la pequeña sonrisa del actor, siéndole a ella un poco más difícil ocultar la emoción que la embarga en ese momento.
—Seguramente...— Ana aclara su garganta, sintiendo una oleada intensa de aquello que sentía cada vez él posaba su azul mirada en ella. —Ya se presentó, pero, él es Richard, mi padre.— anuncia haciendo la presentación como corresponde.
