XIX.

43 7 0
                                    

—¿Kuroo?

Volvió a la realidad, alzando los ojos hacia Kenma, quien esperaba una respuesta. Había pasado una semana desde que nadie sabía sobre Ayano en la escuela y Kenma no lograba dar con ella por redes sociales, pero como no pretendía ser una molestia en lo que fuera que le estuviese pasando, prefería sentarse a esperar en su pupitre cada mañana a ver si es que entraba con alguna buena historia sobre por qué no podía contestar las llamadas o ir al colegio. Sólo Tetsurō sabía lo que había sucedido y, sin embargo, cada vez que Kenma preguntaba, evadía el tema sin darle más importancia.

—Perdón. ¿Qué decías?

—Lo de siempre.

Tetsurō suspiró, tomando entre sus dedos sus palillos para probar la comida. Miró un momento el udón en el plato, recordó lo feliz que se ponía Ayano cuando traía un trozo de cerdo con tonkatsu. Bajó los palillos y se llevó una mano a la cabeza, peinándose hacia atrás el cabello.

—Ayano no volverá a la escuela.

Dijo sin más, y sin siquiera voltear a ver a Kenma, quien curiosamente veía venir una respuesta de ese tipo. No dijo nada, tan sólo suspiró y continuó comiendo su plato de arroz con pescado. Parece que algo grave había sucedido.

—¿No has ido a verla a su casa?

Curioseó de pronto, bebiendo un poco de agua. Tetsurō apretó los dientes y después los puños, poniéndose de pie para dejar la bandeja ahí tirada.

—¿Qué le pasó al capitán? —preguntó Inuoka, su compañero de primer año.

—Parece que ha terminado con su novia, Inuoka-san —dijo Taketora, riéndose.

Kenma no mostró expresión alguna, y tampoco iba a insistir en preguntar nada a Tetsurō porque ya sabía todas las posibles respuestas. No quería agobiarlo con tanta mierda, así que decidió que iría a ver al padre de Ayano más tarde para consultar por ella, y verla si es que aún se encontraba en casa.

Como todos los días desde hacía una semana, Kenma no tuvo más opción que realizar sus ejercicios de física y matemática solo y aburrido, con Sakura pidiendo ayuda constantemente. Era un fastidio, pero no quería ser un pesado. Se dejó llevar ante la situación para darle fin a su clase lo antes posible, juntar sus cosas en su mochila y largarse hasta el autobús para ir a verla. Llevaba el teléfono entre los dedos esperando que de pronto respondiese, que acabase con aquel silencio abrumador, pero se pasó los veinticinco minutos en dos autobuses sin recibir ni una sola señal de su parte.

Una vez llegó a la entrada del lugar, tomó una fuerte bocanada de aire y caminó a través del camino de tierra con decisión, llenándose los zapatos de suciedad y barro. Metió su teléfono a su bolsillo y se aproximó hasta la primera casa metida entre una entrada de árboles. Había mucho más camino por recorrer, pero probaría suerte yendo a ver si es que ésa era su casa.

—Hola, ¿está Ayano?

Preguntó al chico moreno vestido de enfermero que se extendía frente a él, sonriendo de manera amable. Gen asintió, y luego abrió la puerta para que pudiera entrar a la casa. En el living estaba el padre de Ayano sentado junto a su bastón, leyendo algo en su computadora. Se veía bastante serio y agotado.

—Tú debes ser Kozume Kenma.

Dijo Dai, estrechando su mano. El muchacho se veía bastante serio y decente, como si cualquiera pudiera comérselo vivo. No parecía un peligro para la vida de su hija.

—Sí. He venido porque Ayano ha faltado mucho a clases y me preocupa saber cómo está.

—¿Kuroo no te ha contado nada? —inquirió, frunciendo el ceño.

Dominó | Kuroo Tetsurō x OC |. PAUSA.Where stories live. Discover now