capítulo 5

513 102 24
                                    


Liv no podía dejar de pensar en la conversación que tuvo lugar días antes con Aila. ¿ Ha quién se le ocurriría tremenda disparatez? Solo a ella, estaba claro. En esos días, estaba de mal humor por ello, apenas hablaba con nadie, ni siquiera con las chicas, que estaban preocupadas al verla con tanta seriedad. No sonreía, permanecía distante y no se acercaba a nadie a no ser que fuera estrictamente necesario.

Esa noche, necesitaba salir de ese maldito poblado, estaba harta de esa situación y de todos los que vivían allí. Lo que no sabía, es que los de ese mismo poblado, también estaban algo preocupados por ella, al haberla conocido con ese carisma, con esa simpatía y esa fuerza de voluntad, ver ahora que estaba de ese modo, los mantenía con la mosca tras la oreja por saber que le ocurría.

La vieron cruzar el poblado, pasar por delante de ellos y ni siquiera mirarlos, hicieron mueca pero siguieron con sus cosas. Ella, acompañada por sus vargrs y Lur que posaba plácidamente en el lomo de Seid, se encaminaron hacia el bosque con rapidez.
Ebbe que la había estado observando detenidamente esos días, la siguió sin que se diese cuenta, lo más alejado de ella posible para que no se percatara ni ella ni los lobos.
Suspiró al ver como se sentaba en el suelo mientras él se recolocaba entre los árboles para no ser visto.

Liv cerraba los ojos mientras suspiraba profundamente, dejando que el aire recorriera sus pulmones para relajarla.
Pero estaba siendo difícil concentrarse, la rabia y el enfado, hacían mellas en ella y por tanto, no le daban opciones a poder estar tranquila ni un solo segundo.
Soltó un quejido haciendo elevar la ceja de Ebbe que se mantenía en silencio desde la oscuridad.

Miró a su manada — estoy cansada de todo esto — los vió ladear sus cabezas curiosos. — quiero largarme de aquí, necesito marcharme de este malnacido poblado — Suspiró con impaciencia. Escuchó una rama romperse y soltó aire lentamente — puedes salir Ebbe, no estoy enfadada contigo.

El hombre hizo mueca con algo de vergüenza por haber sido descubierto y salió de entre los árboles.
— discúlpame, no quería molestarte.

— ya lo sé Ebbe, se que me seguiste para protegerme — le daba una leve sonrisa muy corta.

Se acercó a ella y se acuclillaba despacio hasta llegar a la altura de sus ojos. —¿ qué te pasa?

— nada

— a mi no me puedes engañar, a los de aquí sí, pero a mi no. — se sentaba como ella, cruzando sus piernas entre si — explícamelo para que pueda ayudarte.

— no puedes ayudarme

— no lo sabes

— te aseguro que no — notó el aire fresco que venía por detrás — está a punto de llegar el invierno, y seguimos aquí, y sin mi ejército, Ebbe — pausó —
Stan está dejando pasar el tiempo, para que cuando llegue el invierno no podamos salir a buscarlos.

— lo sé — hizo que elevara su cabeza hacia él — podemos irnos ya si quieres

Miró hacia otro lado — tendría que llevarme a esa maldita seidkona

—¿ por qué? Es la bruja de Stan, no la tuya

— le prometí llevármela conmigo y yo no incumplo mis promesas.

— no creo que ninguno de nosotros se enfadara por incumplir esta. Liv — cogió su mano para que lo mirara —no vamos a juzgar tus pasos cuando sabemos que es por un bien de todos.

— el problema es que sería yo quien se sentiría mal por ello — pausaba de nuevo mientras acogía aire en sus pulmones — lo sé, soy idiota.

— no, no eres idiota — le apartó un mechón de pelo — solo que te sientes perdida, y es normal. Además, eres una mujer de palabra, aunque se la hayas dado a una zorra — la hizo sonreír por lo último — pero cumples con todo lo que prometes y entiendo lo que quieres decir. Pero tenemos que irnos de aquí antes de que llegue el invierno. Si te la tienes que traer con nosotros, pues nos la llevamos, pero tenemos que irnos ya.  Sino, no podremos encontrarlos, o puede que lo hagamos siendo demasiado tarde.

LA ERA VIKINGA ( tercera temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora