15 - La Ataviada de Blanco

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—Este sitio se ve tan lúgubre, que cuesta creer que siga en funcionamiento— murmuró Helgar Swiling mientras ajustaba algunos de sus instrumentos de espionaje.

—Hay unos que otros robots pululando la zona, pero de verdad no pareciera que las maquinas estén fabricando más de ellos— agregó Samantha Ganstech haciendo lo mismo. Ambos portaban trajes negros ajustados a la medida, haciendo que sus blancos rostros resaltasen bastante.

—Quizá como esa fue la zona atacada anteriormente, esos cacharros la hayan puesto en cuarentena— escucharon ambos a través de sus receptores en los oídos. Era el Mayor Tengber.

—Bien, en ese caso, recorramos las cuatro alas de esta fábrica fantasma hasta encontrar al robot defectuoso, no debería ser difícil.

—No estés tan segura, Samy— le interrumpió Tengber—, si lo que Hund intuyó es verdad, lo más probable es que no exista forma de identificar al objetivo de entre los otros robots.

— ¿Es que no es más fácil simplemente cargárselos a todos?, aun cuando las maquinas pudiesen fabricar más, al menos con eso se pondría fin al objetivo.

—No sería nada práctico— esta vez fue Helgar—, además, el robot defectuoso se fulminó a todo un pelotón por su propia cuenta. Eso sin contar el hecho de que al parecer, por lo contado en el informe, podría ser capaz de manipular a sus semejantes. ¡Si intentamos acabar con todos capaz y lo voltea todo en nuestra contra!

—Que aburrido. Yo quería divertirme un rato disparando a una multitud de chatarra móvil.

—Cuando las maquinas se apaguen, Samy— al escuchar eso, la mujer emitió un gesto de fastidio—. Hasta ahora solo se ha sabido de dos robots sin leyes, pero podrían existir más. Aniquilen al objetivo sin llamar la atención y en caso de descubrir que existen otros como él, repitan el procedimiento. Sus trajes poseen la capacidad de emitir camuflaje óptico, sin embargo, los Tegra 03 son capaces de detectar los pulsos eléctricos en las cercanías, por lo que saben cuándo tienen algún humano cerca a partir de la electricidad del sistema nervioso.

—Entendido. Supongo que lo primero será encontrar una forma de identificar al robot problemático. No puedo esperar para llenarle la cabeza de plomo.

—Esta mujer me da miedo. Mayor, ¿Seguro que es razonable que en mi primera misión trabaje con Ganstech?

—Se acostumbrará. Descubrirá que Samy es una de nuestras mejores piezas.

—Deja la cagadera Swiling y vamos a registrar este lugar.

  Una vez listos, procedieron a moverse por los corredores y pasillos atestados de óxido. Mantenían el camuflaje óptico activado para evitar contacto visual, pero aun así estaban alertas para alejarse en caso de que algún robot se les acercase. Conforme pasaban las horas, una cuestión se hacía  latente, hasta que Samy la murmuró:

—No entiendo. Este sitio ni siquiera parece tener energía. Está todo inmóvil y oxidado.

 — ¿Dónde están las maquinas ensambladoras?, ¿Y las multitudes de robots? — le siguió Helgar.

— ¿Quizá Hund se equivocó con respecto a las reservas de energía de este lugar?

—No lo creo— rebatió Tengber—, el informe que recibimos especifica muy bien que el pelotón afectado intentó eliminar a una gran multitud de robots. Tienen que estar en alguna parte.

 —Solo nos queda por revisar la zona central. Cada ala de esta fábrica está conectada con las demás por diversos pasajes, pero los planos mostraban claramente un área central que conectaba con las alas a partir de cuatro compuertas —apuntó Samy.

¿Las Máquinas van al Cielo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora