Mathew O Regalo de Dios. Pt. 1

187 14 68
                                    

Gerard volvió a mirar a través de su vaso con refresco a la multitud en la gran sala, todos esos chicos bailando, bebiendo de sus bebidas adulteradas con alcohol o fumando alguna mierda. Se quejó por lo bajo en su sitio y regreso su cabeza a la pequeña barra en la cocina tratando de ahuyentar el sueño. Llevaba minutos ahí después de que sus amigos lo llevaron casi a rastras a una residencia bastante grande y bonita prometiendo que iban a pasarla bien y estarían con él en todo momento que durará la fiesta.

<<Idiotas mentirosos>> se decía Gerard.

Estuvo tentado a irse pero ciertamente no sabía en qué zona lujosa estaba y traía poco dinero como para pedir un taxi y llegar a su casa, sólo quedaba que Raymond y Pete recordaran que él existía y aparecieran para sacarle de ahí, aunque lo veía difícil.

— Veo que no te diviertes — una ronca voz le habló, apretó los ojos con cansancio y decidió ignorarla. Necesitaba llegar a su cama y cerrar los ojos debidamente — Yo tampoco.

Gerard se quedó en silencio, esperando escuchar algo más, y al no oír nada levantó su cabeza nuevamente para encontrarse cara a cara con un chico de cabello castaño, ojos grandes y piercings en su labio y nariz. Traía unos pantalones de mezclilla oscura rotos por las rodillas y una camiseta negra sin ningún estampado, se veía tranquilo y tímido, sus manos se encontraban en sus bolsillos y se recargaba en su pie derecho.

— Soy Frank... Frank Iero — se presentó y levantó una mano para saludar — Te he visto en la escuela, no compartimos clases pero juro que te he visto en los recesos — habló mientras asentía a lo que decía — A veces suelo preguntarme... ¿cómo se llamará ese chico tan lindo que va ahí? — dijo mientras miraba a un punto perdido — Igual me digo, ¿tendrá un nombre tan bonito como su cara? — al final de su oración terminó por ver a los ojos a Gerard causándole un sonrojo — Pero nunca termino por acercarme...

— Gerard Way — contestó débilmente, parecía que ya no tenía ni energías para sacar unas cuantas palabras, frunció sus cejas y recargó su cabeza en su mano izquierda — Nunca te he visto.

Frank sonrió y se acercó un poco más quedando separados sólo por la barra de la cocina — Eso es triste — murmuró con un puchero falso, recargó sus brazos en la barra y se acercó más a Gerard quedando a unos centímetros de distancia — Tu nombre... sé su significado. Es algo relacionado con ser un buen lanzador... sí, lo recuerdo — comentó como si nada.

— ¿Sueles hablar de esto con la gente que conoces? — preguntó con una sonrisa dejando ver sus dientes pequeños.

— No realmente, pero lo recordé — se encogió de hombros. La música había subido un poco de volumen molestando a Gerard quien hizo una mueca, dándole una idea a Frank — Puedo seguir hablándote sobre significados de nombres si me acompañas a una habitación — apuntó a las escaleras con su dedo índice — Si no quieres, no.

— ¿Y si están ocupadas? — preguntó, quería prevenir ver o escuchar a gente teniendo relaciones sexuales.

— Para eso les puse seguro —  sacó unas llaves de su bolsillo, agitandolas en el aire.

— ¿Es tu casa? — Gerard abrió los ojos impresionado por esa posibilidad.

— Sí, vamos — le hizo un ademán. Gerard a pesar de todo pensó que sería agradable estar en algún lugar sin ruido, probablemente quedaría dormido en cuanto tocará una superficie blanda pero daba igual, tal vez Frank entendería.

Subieron los anchos escalones hasta llegar a una estancia donde parecía ser que los que ocupaban un lugar a solas se amontonaban ahí, Frank les dió una mirada rápida y les ignoró. Gerard alcanzó a ver como un tipo levantaba el vestido de una chica para meter su mano, hizo una mueca y siguió a Iero por un pasillo hasta llegar a una puerta color caoba, a pesar de lo grande de la casa, sólo se podían ver tres puertas que conducían a las habitaciones.

Only Us - FrerardWhere stories live. Discover now