2. 🎹

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Había pasado una semana desde que llegó a la ciudad, sus clases en la escuela iban genial y la relación con sus dos compañeros era cada vez más estrecha, pero en su cabeza seguía rondando aquel auditorio.

Ese viernes por la noche, luego de terminar sus clases y asearse, decidió que se desplazaría hasta allí en lugar de ir a casa.

Cogió la línea de metro que le dejaría más cercana al lugar, se bajó y caminó durante cinco minutos, a decir verdad le quedaba bastante cerca de donde vivía, así que no se preocupó demasiado.

El camino estaba abandonado, la maleza había crecido a los laterales y en el centro, dejándolo casi inexistente, estaba a las afueras de la ciudad y de esa zona no es que se preocuparan mucho, según le había comentado Seoho días atrás.

Avanzó hasta llegar a unas grandes puertas, había una pequeña apertura para pasar, encendió la linterna del móvil porque estaba oscuro y alumbró hacia todas direcciones para ubicarse, supuso que se encontraba en el gran hall del auditorio, o al menos se parecía a un hall aunque estuviese medio ruinoso, también había escaleras a ambos lados de la sala.

Se dispuso a subir por las de la izquierda, pero el sonido de un piano le hizo quedarse paralizado por el terror en medio de la escalera.

Agudizó el oído todo lo que pudo, una preciosa melodía inundó sus oídos y su pecho comenzó a sentirse cálido, empezó a perder ligeramente el miedo, aunque aún seguía quieto en mitad de la escalera.

—Vamos Jimin, es tu imaginación, avanza.—Se dijo a si mismo en voz baja mientras subía las escaleras de forma cautelosa.

Llegó hasta una especie de pasillo donde había dos puertas, una a cada extremo, volvió a girar hacia la izquierda y la melodía fue incrementando su volumen conforme se acercaba al final del pasillo.

Se detuvo frente a la única puerta que había en ese ala y la alumbró de arriba a abajo, fijándose en uno de los laterales superiores, donde una placa polvorienta indicaba que se encontraba en el palco izquierdo.

Agarró el pomo de la puerta con fuerza y suspiró, se encontraba nervioso y aún tenía algo de miedo.

Apagó la linterna y lo giró intentando no hacer ruido, entró a ciegas, palpando los asientos, sorprendentemente había luz en el interior, pero muy tenue, parecía provenir del escenario.

La música se había intensificado hasta escucharla con total nitidez al encontrarse dentro.

Se acercó sigilosamente hasta el balcón del palco para asomarse y observar qué estaba ocurriendo, intentando no tropezarse en el trayecto.

Y entonces lo vió.

El escenario iluminado por dos focos, uno que apuntaba al centro, donde no había nadie pero estaba puesto en esa dirección, como si alguien fuese a actuar ahí en cualquier momento.

El otro apuntaba a un chico de pelo negro vestido de traje, sentado frente a un piano.

Sus dedos se movían a través de las teclas, como una pluma se mueve cuando es desplazada por el viento, tocaba de forma suave, acariciando el piano.

Jimin se sentó, escondiéndose ligeramente, aunque tampoco es como si el otro chico pudiese verlo debido a la oscuridad del lugar.

Intentó disfrutar de la actuación, pero podía notar la agonía por la que el pianista estaba pasando sólo con escuchar la melodía.

Algo se encogió en su pecho, sintiéndose ligeramente triste de repente.

El sonido del piano se detuvo y observó como el pelinegro se levantaba del asiento, hacía una reverencia hacia la zona del escenario que iluminaba el foco y que estaba vacía y escuchó atentamente las palabras que salieron de su boca.

Dear Angel 🤍 [Yoonmin/2shot]Where stories live. Discover now