CAPÍTULO XXIV

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Al día siguiente de haber brindado, ya aquella lejana entrevista, aun puedo sentir el sabor amargo en mi boca al leer y escuchar los titulares de la prensa ese día.

Me había convertido en las portadas de los diarios, la noticia ocurrente y socarrona del día, en el chisme de la esquina y en el debate entre la ley y la iglesia. Todos opinaban y criticaban sobre mi vida y mi muerte.

Con el paso de los días aún seguía siendo la comidilla de la prensa y ahora no solo hablaban sobre mi proyecto de judicialización del derecho a la muerte asistida, sino también opinaban sobre mi vida personal.

En esa época escuche opiniones de todo tipo desde personas que apoyaban mi causa y pasaban por lo misma situación de enfermedades degenerativas o la entendían; hasta opiniones de políticos; congresistas; abogados, tanto constitucionales como penalistas; psicólogos; psiquiatras; doctores especialistas en enfermedades degenerativas; curas y hasta al mismo obispo de la iglesia católica del Perú, cada uno con distintas posiciones. Para entonces mi vida ya no era tan privada, ahora se había convertido en un reality show. Los periodistas se pugnaban en las puertas del edificio donde vivo, por algunas palabras mías para sus artículos.

Hoy ya alejada de ese circo de bestias salvajes, puedo dilucidar cabalmente sobre la influencia de nuevas leyes, consideradas quizás tal vez tabú para una sociedad conservadora como la peruana y la relación de estas en los medios de comunicación en general.

Pasaba esta experiencia comprendo sobre el acceso de nuevos actores del cambio a la arena política, de la conveniencia o no de su incesante exposición a los medios, y de la precariedad del ejercicio de un periodismo de mercancía.

Es un momento muy interesante para poder abordar estas cuestiones y creo que una de las más claras es la tremenda hostilidad con la que recibe el sistema mediático convencional a cualquier fuerza política o social transformadora, como es en mi caso. Hay una hostilidad a aquellas fuerzas que promueven, en términos muy generales, el cambio de un statu quo*.

Así, muchos periodistas o directores de programas de televisión se pueden ver tentados a meterte en su programa y en sus titulares, porque saben que ganan audiencia y eso les reporta beneficios inmediatos en términos económicos y curriculares. Entonces si sabe que contigo va a conseguir más visitas en la web o los canales televisivos, pues, te va a meter. Les interesa que estés ahí, pero es una posición contradictoria con la de sus dueños, que no tienen ningún interés en que tú estés ahí. En un primer momento, nosotros nos beneficiamos por lo pintorescos que éramos, porque dábamos una nota de color distinta. Te conviertes en un elemento de entretenimiento. El reality show en que me convirtieron, pero toda noticia nueva y controversial se convierte en pasada de moda y termina siendo dejada al olvido por algo más nuevo y más polémico. 

Es así como paso, un día cualquiera como empezó todo, apareció otro espectáculo mas llamativo que involucraba a las altas esferas del poder en el Perú, que involucraba tanto ha: congresistas, funcionarios públicos, empresarios, jueces, alcaldes y demás figuras políticas del medio que habían recibido coimas y demás incentivos a cambio de 'favorcitos políticos' como obtener licitaciones para obras públicas, que archivaran procesos judiciales, entre otras joyitas más. 

Fue un verdadero escándalo de corrupción que fue destapado por un grupo de periodistas independientes, quienes habían lanzado la nueva bomba que incluía tanto grabaciones de llamadas y audios 'chuponeados'*, e el que dejaban ver la corrupción en su máximo esplendor. Sin duda alguna esto se dejaba ver el poder de esas figuras de poder llamados así mismos 'hermanitos' , como se decían en los audios para referirse entre ellos.


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NOTA DE AUTOR:

*Statu quo: Expresión latina con que se hace referencia al estado o situación de ciertas cosas, como la economía, las relaciones sociales o la cultura, en un momento determinado.

*Chuponeados: Obtener por medio del espionaje o ilícita.

Ana quiere volar  |TERMINADA|Where stories live. Discover now