tercera parte

221 23 6
                                    

El vivir sola era una experiencia completamente diferente, por las mañanas estudiaba mi maestría y a partir de las 12 tenía que estar en la empresa haciendo papeleo y todo lo que fuera necesario.

Al principio no entendía porque mi padre me había hecho empezar desde abajo, pues yo venía con la idea de dirigir mi propia empresa, pero no fue así, bueno en parte tenía que entender cada una de las partes de la empresa para así cuando esté dirigiéndo sepa las funciones e importancia de cada parte que la hacen ser transnacional.

En ocasiones me sentía tan frustrada que no aguantaba más y quería tomar el primer vuelo a Inglaterra, extrañaba a mí familia y a mis amigos. Cuando me sentía triste me daba por releer las cartas de Brooks, para deprimirme más hasta quedarme dormida.

Canada era uno de los países más bonitos que había visitado, cada lugar que visitaras era maravilloso siempre había algo increíble hasta en lo más simple. Pero aún así no me acostumbraba a vivir de esta forma.

(...)

—Hola señorita, solo para decirle que trae algo colgando de su vestido —Voltee asustada a mirar mi retaguardia, pero el sonido de una risa conocida me hizo reaccionar a la broma

—Que gracioso eres enserio —Lo mire mal pero no podía estar más feliz, por fin una cara conocida — Salude a Hayden con un beso en la mejilla.

—¿Que haces aquí? —Le dí un gran abrazo y un beso en la mejilla

—Lo mismo te iba a preguntar, vine por asuntos relacionados a la empresa

—Estoy por lo mismo de hecho vengo acompañando al director

—¿Y ya sabe que eres la peor secretaria de todas? —Solte una fuerte carcajada y todos los que estaban a nuestro alrededor nos miraron feo.

—No soy su secretaria y aunque no lo admitas fui la mejor secretaria que tuviste —Me halague un poco

—Mi café siempre llegaba frío y me aventabas las cosas para que las hiciera yo ¡Pero sí, tu eras la mejor secretaria que tuve! —Me encantó la forma en que hizo sonar su sarcasmo.

—No era tan mala —Le sonreí un poco apenada por mi pésima actitud que tuve con él, pero el no se quedaba nada atrás, me llamo zorra alguna vez.

—Era bueno verte todos los días con tu torpeza alegrabas mis mañanas

Seguimos caminando hacia la sala de juntas, a pesar de que nos llevamos mal tanto tiempo, Hayden fue un gran apoyo cuando me sentía mal y lejos de todo.

—¿Te gustaría ir a comer conmigo? —Sonreí cuando me dí cuenta lo raro que se escuchó eso.

—¿A dónde me llevarías? —Me observo por unos segundos. No conocía ningún lugar aquí donde sirvieran buena comida, en realidad está era mi segunda visita a Nueva York, y la primera había sido cuando tenía como 10 años.

—No había pensado en eso

—Yo conozco un lugar buenísimo —Me tomó de la mano como si fuera una niña pequeña.

—Gracias, de todos modos yo te invitaré ¿Ok? —Sonreí

—No sería muy caballeroso de mi parte que fuera así

—Pero yo te estoy invitando y no puedo aceptar un no como respuesta —Asintio no tan convencido.

Estuve todo el día platicando con Hayden, por primera vez no lo veía como un jefe o como alguien del trabajo, hoy disfrutamos como si fuéramos grandes amigos, incluso me reía de sus chistes malos que anteriormente ni ganas de escucharlos tenía.

Creo que el alejarme de Inglaterra por un tiempo me había hecho más madura, ahora mi mayor preocupación no solo eran los hombres de los que me había enamorado, si no mi trabajo y el ganarme mi lugar en la empresa me exigía toda mi fuerza.

(...)

El viaje a Nueva York se alargó por más de una semana lo que no me venía tan mal, porque así me daba tiempo de recorrer la ciudad y disfrutarla lo más que pudiera, aunque era pesado escuchar cifras, razonamientos y lluvias constantes de ideas, el director de la empresa no se decidía por algún modelo de mercado y eso solo hacía más larga nuestra espera porque mi padre quería resolución para fin de mes.

Por azares del destino Hayden y yo nos hospedamos en el mismo hotel, creo que éramos un poco similares, siempre desayunábamos y comíamos a la misma hora, de hecho parecía que nos poníamos de acuerdo para bajar.

—Oye Eli, no has pensado en cambiarte a los Ángeles, tu padre tiene empresas ahí y podrías aprender lo mismo que en Canadá —Rasco un poco su cabeza

—No lo creo, mi contrato es que tengo que hacer crecer aquella empresa —Sonreí —Aparte no podría estar en una empresa que está justo al lado de la oficina principal de Brooks —Suspire más fuerte de lo que quería.

—Ya no quieres verlo? —Preguntó con voz más tenue, supongo que calando el territorio que estaba pisando.

—Por el momento no, creo que necesito sanar de él, de esa obsesión que estando en Inglaterra crecía más, ahora estando lejos creo que me puedo preocupar y valer un poco más por mí —Solo esperaba no estar diciendo palabras al aire, porque en realidad lo seguía extrañando y dolía cada noche recordarlo.

—Me imagino lo que sientes y es valiente de tu parte alejarte de todo. —Me dió un pequeño apretón en la mano y yo solo asentí.

En realidad no sabía ni lo que estaba haciendo yo no quería esto pero tuve que hacerlo, no tenía opción y no todo fue por Brooks pero no podía decir eso, odiaba que me vieran como una niña frágil y solo así mintiendole a mi corazón era que podía seguir dándolo todo.

Había leído un libro que decía que a veces nos aferramos a algo que nos duele solo por amor, o por lo que creemos que es el amor, pero el destino siempre tiene formas de hacernos ver qué nos equivocamos, tantas barreras o imprevistos, distancias que nos alejan de aquel que creemos amar, no son solo señales o pruebas de que esa persona no es ni será para nosotros y al final lo mejor es soltar.

Seguimos nuestro desayuno de lo más normal, platicamos como amigos y conocí cosas de él que no había siquiera pensado. Cuando trabajé para él y antes de regresar a Inglaterra se volvió como un conocido más, le tenía aprecio pero solamente eso. Pero hoy lo sentía diferente, ya no había una presión sobre nosotros o miles de voces inventando historias, me sentía agusto con él, desayunando como dos grandes amigos.

—¿Entonces regresarán hoy a Canadá verdad?

—Si, el vuelo sale a las 5

—No sé porque Eliza pero siempre que empezamos a llevarnos mejor te tienes que marchar, es como si el destino intentará decirnos algo.

Recordé la página del libro que había citado hacía algunos momentos. Cuando alguien no es para nosotros aunque nos aferremos el destino tiene mil formas de hacernos entender que no es ahí donde tenemos que estar.

—Quizas solo sea coincidencia o falta de tiempo, pero al final somos solo amigos ¿no? —Asintio con una gran sonrisa en su rostro.

Me agradaba bastante, pero tenía razón, siempre que empezábamos a llevarnos mejor, llegaba la hora de partir, nunca pensé llevarme tan bien con un amigo de Brooks, Hayden era de las personas que son  luz a dónde quiera que vayan.




Si les gusto el capítulo dejen sus votos y comentarios y una gran disculpa por tardar tanto, he estado un poco sad (si leen mi historia de amor a la distancia, entenderán) y no había tenido muchas ganas de escribir aparte que necesito corregir este libro y hacerlo mejor.

Prometo ya no abandonarlas tanto. Y perdonen por el capítulo tan corto, pero necesitaba ya darles algo. El siguiente capítulo prometo será más largo.

Siempre Has Sido Tú Where stories live. Discover now