Epílogo

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Epílogo

Narrador omnipresente.

Habían pasado unos dos años desde que Ana y Ethan se habían reconciliado de una vez por todas.

El pueblo celebró su unión con beatitud y se celebró más cuando la pareja recibió su primer hijo, el pequeño príncipe George. La ahora princesa Ana de Inglaterra estaba sentada leyendo un libro, mientras que su compañero, el segundo en la línea del trono el príncipe Ethan, la miraba fijamente.

De los labios de Ana apareció una pequeña sonrisa, que quiso disimula mientras fingía que leía aquel libro con título que ni recordaba.

— Sabes, —comenzó la pelinegra. —mirar a alguien fijamente sin decir nada es de acosadores, pero supongo que esa parte sigue en ti.

El acusado frunció el ceño y soltó una pequeña carcajada.

— Yo solo estoy admirando a mi hermosa compañera, que se ve radiante en el día hoy.

Ana se dio la vuelta para ver a su compañero y le dedicó una sonrisa sincera.

— Gracias.

El se acercó a ella y depositó un beso en sus labios.

— De todas maneras quería hablar contigo a solas y ahora que ese pequeño demonio...— se detuvo al encontrase con la mirada de Ana— Perdón, ahora que nuestro hermoso hijo está dormido, podemos hablar más tranquilos.

Ana suspiró y dejó el libro que pretendía leer de lado.— ¿De qué quieres hablar?

— Tu manada, tu padre, tu familia. —el vio como ella se ponía un poco incómoda y no era para menos, los últimos recuerdos no eran agradables— se que es algo que te incomoda, pero no puedes ignóralos para siempre, no vieron a nuestra unión, ni a la presentación de nuestro hijo y creo que tampoco saben donde estas y que ahora llevas por título: su alteza real, la princesa Ana de Inglaterra.

Ana suspiró, "aquí vamos de nuevo", pensó.

— Dame tiempo.

— Ya van dos años.

Ugh.

Cierto, admitió la joven princesa, pero, ¿que ella podía hacer?, se pregunto irritada, fue su manada y familia que le dieron la espalda. Ellos son los que tienen que pedir perdón, aunque no mentiría que ellos han tratado de comunicarse con ella por el vínculo que sigue unido al de su familia, más sin embargo no el de la manada y no es para menos, la desterraron.

La joven princesa, negó con la cabeza. No, no iba a volver a traer esos recuerdos nuevamente.

A lo que se fue, déjalo ir.

— Amor, se que te preocupas por mi y lo agradezco, pero a mi familia no le importo y, no les e importando nunca.

El joven príncipe negó en desacuerdo.— No digas eso, ellos te aman y lo sabes. Simplemente estás molesta y, lo entiendo pero...-

La pelinegra se acercó a su compañero y junto sus labios con los de el. Después, se separó y juntos sus frentes.

— Los extraños si es lo que quieres saber. No los odio, no podría y por la diosa que se que les falle en un momento, pero ahora, ahora solo quiero estar con mi familia.

Levantaron sus miradas y sus ojos se encontraron. –Y esa eres tú y nuestro hijo.

El la abrazo y suspiró. — Está bien, pero quiero que sepas que cuando te sientas listas, sólo dilo.

— Está bien, —se resignó y volvió a besar sus labios, labios de los que no quisiera separarse nunca— Te amo

— ¿Cuánto? —preguntó divertido el príncipe.

— Mucho.

— Bien, demuéstramelo.

La joven soltó una pequeña risa para después unir nuevamente sus labios con los de el y tocar su suave cabello negro.

Ahí se quedaron, amándose. Con el tiempo, ambos habían recuperando los vínculos que como compañeros los unían. Pero, eso no importaba, porque ellos eligieron amarse sin ataduras, sin prejuicios, sin obligaciones.

Por otro lado, con el paso del tiempo Ana tomó la decisión de reencontrarse solo con su familia, ya que no tenía que buscar nada en su antigua manada. Pudieron perdonarse mutuamente y llevar la fiesta en paz.

Ahora mismo, estaban celebrando el cumpleaños de su pequeño cachorro.

Ethan se posicionó en la parte de atrás, donde podía verlos a todos, a su familia y a la familia de Ana. Todos convivían en armonía y el no pudo evitar sonreír y sentirse orgulloso de sí mismo, por nunca rendirse con ella. Aunque si fuera honesto, cambiaría muchas cosas que hizo en su pasado.

Excepto en conocerla.



E.M

Príncipe EthanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora