el ocaso de una vida

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Los personajes pertenecen a sus respectivos autores, la historia es mía, por favor no copiar, mil gracias por leerme.

Miku DeWill

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Dolor, era todo cuanto podía percibir en todas partes que sus ojos mirarán en el inframundo, heridas de millares de vidas que se perdieron, cuyas almas habían terminado sollozantes y anhelantes en aquel reino de tinieblas, se preguntaba cuál prueba tenia que afrontar ahora, tratando de no llorar cada vez que escuchaba alguna alma errante sollozar con todas sus fuerzas lamentando la vida perdida y añorando los días en que había algo más que solo dolor, ella lo sabía, entendía que aquellas animas merecían aquel sufrimiento, su abuelo alguna vez le contó que ninguna alma llegaba a los calabozos del infierno por casualidad, pensaba en la vida, en la muerte, en el mundo entre ambos que muchas veces vio sin querer cuando estuvo a punto de morir en manos de Naraku y sus muchas encarnaciones, incluso dentro de la corriente del tiempo pudo ver una y otra vez la angustia reflejarse en uno y mil rostros, en su época también había sangre, también había dolor, todo siempre era una constante pelea por conseguir vienes, amor, poder...nadie nunca se detenía a pensar en lo que había después...quizás si las personas pudiesen ver lo que sus ojos veían justo ahora, no vivirían sus vidas desperdiciando el tiempo en placeres pasajeros y haciendo daño a otros....un nuevo gritó repleto de irá, angustia y dolor se dejaba escuchar y ella solo deseaba tapar sus oídos, sin embargo la suave manita que sostenía la suya propia la hacía regresar a la realidad, debía superar las pruebas para salvar a Touga, y nada la haría detenerse en su propósito.

Tomoe observaba las diferentes formas de la azabache, pasaba de la angustia cada que escuchaba algún gritó proveniente de alguna alma humana, para luego agarrar un semblante sereno y firme, apretando con suavidad la mano del cachorro no nato que los guiaba en esa travesía.

Habían superado todas las pruebas, de una manera que el jamás imaginaria que un humano podría hacerlo, la vio enfrentarse a aquellos jueces, y se había ganado el respeto de cada uno de ellos, pero esto aún no terminaba, faltaba una prueba más, aquella que solo el Dios del inframundo podría imponerle para hacerla merecedora de admitir una derrota, buscando una y otra vez en los hermosos ojos de la azabache cualquier atisbo de duda en su haber, sintió una extraña mezcla de admiración y miedo, no había rastro de duda en ella, sus pasos eran firmes, poderosos, como si fuese a pelearse con cualquier persona y no con el temible ser que los esperaba más adelante.

La caminata prosiguió en silencio, Kagome no retraso sus pasos, no sabía el tipo de prueba que la esperaba, pero sabía que no se daría por vencida, Touga la necesitaba, y ella también lo necesitaba a el, finalmente sus pasos se habían detenido, habían llegado al último infierno, aquel que albergaba al peor tipo de seres humanos...los traidores.

Colocando sus manos sobre la puerta, una imponente voz resonaba ensordecedora, temible, sin embargo Kagome no se inmutó, no demostraría temor alguno aunque aquello le provocará terror, ella vencería al dios del inframundo, y salvaría a su amado Touga.

- así que has superado todas las pruebas sacerdotisa de los kamis, aquella cuyo destino ha sido vagar perdida en el tiempo, atrapada en uno, luego en otro, viendo su amor marchitarse y florecer, dime sacerdotisa, porque no has renegado de los kamis? Porque te resignas a sus designios sobre ti? - pregunto solemne aquel ser divino mostrando su figura frente al peculiar trio que recorría sus territorios.

- eres tú el dios del inframundo? - pregunto Kagome aún conociendo la respuesta.

Frente a ella se hallaba un ser divino, tan hermoso, sus ojos eran claros como agua cristalina, su piel era pálida, casi tan blanca como el papel, su cabello era tan negro como la noche misma que se perdía entre la oscuridad de su reino, sus rasgos eran hermosos, gentiles, pero al mirarle, sentía su propio corazón arrugarse, era el ser más hermoso, pero se veia tan triste.

Mi Salvación (completa)(Wattys 2020)Where stories live. Discover now