Cuando me hablan de ti
es como si una bala
me atravesara las sienes
y otra me atravesara el tórax,
un frío me recorre de pies a cabeza
así estemos a 38 grados centígrados a la sombra
me pongo todo histérico,
porque si por mi fuera
te borraría sobre la faz de la tierra
para no tener que escuchar tu nombre,
ni sobre lo mucho que has cambiado,
o que sigues caminando por el parque
de la mano de tantos
que no son yo.
¡Y no sé qué afán de la vida por nombrarte
cada vez que estoy seguro que has dejado de dolerme!
Quisiera preguntar más,
y tengo que morderme los labios
para no dejar ver ante la gente
como sigues teniendo poder con mi gesticulación
y mi frecuencia cardíaca.
A veces, quisiera sonreír
porque a pesar de lo mucho que me dañaste
y lo que quisiera también hacerlo
no sería capaz,
pues en la balanza
gana más esa tarde que entre bromas
lograste hacerme ver figuras en las personas
y no en las nubes
que la madrugada donde te despediste sin darme explicación alguna,
aunque yo las supiera todas.
No guardo rencor por el hecho
de que te fueras,
más bien fue el que decidieras
hacerlo de madrugada.
¡Tanto te había repetido que de madrugada,
todo duele el doble!
Y parece que te di ideas para darme
por completo el golpe.
Cuando me hablan de ti,
solo me queda fingir que no me importa,
que has quedado atrás
y que el tema no me es relevante,
porque quiero que cuando sepas de mi
también lo creas
y sientas este dolor de hacerte el loco
del que no quieres saber nada
cuando por dentro mueras
por saberlo todo
por que te digan si sigo tomando el café más amargo
o si por fin decidí cortarme el pelo.
Quiero que te contengas las preguntas,
como yo ahora
que luches por no parpadear
para que se te sequen los ojos
no sea que por accidente
se suelte una lágrima.
Ojalá preguntes si ya encontré
el secreto para el olvido,
si he vuelto a amar
y espero te mientan que sí
para que jamás se te cruce por la cabeza
volver a buscarme
porque por mucho que yo lo quiera
debo seguir averiguando
cuánta vida hay después de ti.
