Capitulo 4

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No pude convencer a mamá y papá de no mudarnos. Pasaron cuatro días, hoy es sábado 24 de marzo y yo sigo intentando convencerlos.

Ayer fue mi sesión con el psicólogo y me dijo que tengo que empezar a hacer cosas que me gusten, que me distraiga. Y le conté sobre la mudanza. Me pregunto, qué me retiene aca y le respondí que no se. Es que no me puedo ir. Villa Ventana es mi casa y no pienso irme por nada del mundo, este es mi lugar.

Y él me dijo claramente-:Este mes no lo utilices para convencer a tus padres de no mudarse, utilizalo para saber qué es lo que realmente te retiene acá para despues poder explicarles el por qué te queres quedar, y a lo mejor, te hagan caso.

Me levante de la cama sin saber si ya era el mediodía o era la mañana. Bajé a la cocina encontrando a mi mamá y mi papá.

-Hola hija.- dijo mamá agarrando las tostadas de la tostadora y colocándolas en la mesa junto al mate. Se sentó y comenzó a cebar.

-Hola pupu.-dijo mi papá sonriendo. Él sabe que odio que me diga así, nunca me gusto.-¿Cómo dormiste?

Sin mirarlos respondí.-Hola, bien papá.-Mi mamá me estiro el mate y succionando la bombilla tomé el liquido caliente.

-¿Ya lo pensaste?- dijo papá.- Estuvimos viendo a que colegio irían vos y Pablo. Irían, vos a la escuela secundaria Antonio Devoto, y tu hermano a la Nº5. Creo que sería un gran cambio para todos, pero uno muy bueno.

-Papá, no me voy a ir.-dije estirando el mate a mi madre nuevamente.

El silencio se sintió de nuevo en la cocina y apareció Pablo con su pijama.-Mamá, ¿puedo jugar a la play?- dijo refregando sus ojos.

Me levante de la mesa y me estaba yendo de la cocina cuando la voz de mi padre se escucho.

-Mari, esto no es solo por vos. Es por todos.

Lo mire a los ojos y vi la súplica en ellos. Sé que papá si quiere, diría "Mariana, no tenés elección. Nos vamos." pero él quiere avanzar y yo también, pero no quiero irme... el problema es que realmente no se el por qué.

Salí de ahí sin responder y crucé la puerta principal, mi mente no dejaba de pensar. El verano horrible terminó y las horrendas clases comenzaron. Sin darme cuenta mis pies se dirigían a mi lugar favorito. El agua parecía fresca y con los chicos entrando y saliendo lo comprobé.

-¿Mariana?-

Me di vuelta encontrando a Patricia con un traje de baño y mojada. Por supuesto, está disfrutando del día como todos, para nadar. -Hola.-le dije.

-¿Cómo estás?-me preguntó.

-Bien.- Mi mirada se dirigió a todos en el agua.

-¿Querés nadar? Están todos los chicos del colegio. Y adivina quién mas...- dijo sonriendo. Mi mirada se fijo en una cabellera castaña en el agua.-Pero veo que ya lo viste.-Se rió.

-No se de qué estas hablando.

-Ajá, hacete la boluda nomas.

Rodé los ojos y comencé a caminar hasta la punta de la roca alta donde siempre me sentaba. Había mucha gente, creo que todo el colegio estaba. Ciertos ojos marrones me miraron. Nuestras miradas chocaron y vi cierto odio en ellos. Apartó la vista, rodando los ojos.

-La gente esta cada vez mas loca.-susurre.

-La verdad es que sí.-esa voz otra vez.

-¿En serio, Diosito? ¿Así vas a jugar?- dije mirando al cielo.

-¿Interrumpo?- dijo riendose.

Mis mejillas se pusieron rojas... sí rojas, increíble pero cierto, tengo timidez justo ahora. Mire a los chicos nadando.

En la oscuridadWhere stories live. Discover now