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Garret estaba en llamas cuando Ross tiró de mi mano para seguir corriendo por los pasillos.

Grace sonreía, divertida.

El camino parecía hacerse largo, porque estaba perdiendo el aliento y estabamos corriendo en círculos.

Según yo.

––Espera, espera ––pedí, casi arrastrándome por el piso.

Ross se rió.

––Me da lástima la actividad física que tienes.

––Imbécil arrogante, no tengo aire.

––Puedo hacerte respiración boca a boca si quieres.

Me arrastré por el piso y me senté allí, lanzándole mi mochila en su cara.

––¿Vas a decirme a dónde vamos?

Se sentó al lado mio y suspiró.

––Bien, lo que quiero mostrarte no está aquí ––admitió, mirándome.

––No me había dado cuenta ––dije, irónica.

Mi pecho subía y bajaba, solo faltaba superar un pasillo y la salida estaría ante nuestros ojos.

––Bueno entonces ya tienes en claro que estamos fugándonos.

––Sip.

––¿Te molesta?

––Nop.

Sonrió y se inclinó para robarme un beso.

Me aparté espantada.

––¿Qué haces? ––solté, mientras me ponía de pie y me limpiaba la boca.

Se rió.

––Lo siento, estás a centímetros de mi cara, no me puedo contener tanto.

––Vete al diablo ––escupí, mientras me seguía limpiando la boca.

––Ya estoy en él.

Se encogió de hombros e hizo un ademán con su mano para que lo siguiera.

––Me caías bien hasta que hicise eso, no pienso ir contigo.

Se giró.

––No puedes volver a clases.

––Tengo una gran y estratégica excusa ––mentí, cruzándome de brazos.

Me imitó, arqueando una ceja.

––¿Cómo cual? ¿Ross me obligó? No van a creerte ni aunque quisieran.

Chasqueé la lengua.

––No era esa ––le saqué la lengua.

––De todas formas tampoco puedes desistir de mi propuesta, porque van a enterarse que te fuiste.

––¿Quien va a decirle? ¿Tu? El director ni siquiera podría creerte.

––Yo no ––sonrió y señaló sobre mi hombro con su barbilla ––. Pero el conserje que está mirando si.

Me giré y Finch, el conserje estaba llevando el carro directo hacia nosotros. Alzó la mirada y alarmado tomó su walkie talkie y le habló al aparato.

Estaba segura que el color había desaparecido de mi rostro.

––Mierda, mierda, mierda ––repetí echándome a correr hacia Ross.

Me miró divertido mientras se reía sin moverse.

Lo empujé mientras me colgaba la mochila a la espalda.

Detention »Raura«Where stories live. Discover now