🏳️‍🌈 ONE-SHOTS YAOI de HARRY POTTER 🏳️‍🌈

🔥✨ DRACO x BILL ✨🔥

DRACO       NO       TE      ENAMORES

@Luli59
•No tengo perdón por subir esto más de un mes tarde•
Lo siento, y espero lo disfruten.

⚠️Contiene Smut:
relaciones sexuales entre hombres.

Draco creía en el amor, hay donde lo veían: frío, odioso y egoísta, tenía sentimientos frágiles. Sus sentimientos no eran para nadie más que no fuese para un Weasley, lo cual incluso a él mismo lo fascinó.

Bill Weasley le había robado el corazón, era rompe maldiciones y había venido a Hogwarts a impartir un pequeño taller sobre ello durante una semana.

Todo ocurrió muy rápido, Draco estaba en quinto curso, ya sabía lo que era besar a alguien o acariciar su piel, pero no sabía lo que era enamorarse.

Lunes

Bill acababa de llegar a Hogwarts temprano. Draco estaba practicando hechizos en el patio, aún no comenzaban las clases, pero él siempre practicaba, debía ser el mejor y superar a Potter.

Cuando Bill lo vio, recordó los años en los que él estaba en Hogwarts, amaba practicar hechizos y desde luego que se pasaba mañanas y noches enteras haciéndolo. Ese rubio era interesante.

Draco por supuesto que había notado que alguien le miraba, era un chico demasiado precavido y cuidadoso como para no darse cuenta. Y cuando se giró dispuesto a decirle cosas al idiota que le estuviese mirando, se atragantó con sus palabras.

Un Weasley estaba apoyado en la pared con los brazos cruzados, mirándole con una sonrisa extraña. Draco sabía que era un Weasley por todos sus atributos: delgaducho, ojos azules, cabello pelirrojo y pecas en la cara. No cabía la menor duda de que era Weasley, aunque no conocía su nombre, sí su apellido.

—¿Qué prácticas? —preguntó Bill, sin dejar de mirar los ojos grises y penetrantes de Draco.

—No es de tu incumbencia, Weasley —Bill soltó una pequeña risa, estaba seguro de que ese niño le recordaba a alguien llamado Lucius del que nunca dejaba de hablar su padre.

—Bien, pues espero puedas mejorar en tu postura para lanzar ese Baubillious —dijo Bill, mientras se daba la vuelta dispuesto a largarse.

Draco entendió ahí que no estaba hablando con cualquiera, ese tío sabía de hechizos, no era un idiota como las otras comadrejas.

—Como si supieras la postura —dijo en un tono de burla Draco, y Bill lo miró con una sonrisa maligna.

—Bueno ya nos veremos por hay —soltó con simpleza el pelirrojo y se largó caminado, sabiendo que esa semana la pasaría en grande con el rubio.

Martes

¿Quién dijo que el amor a primera vista no existe? Se preguntó toda la noche del lunes Draco, sintiendo que el corazón se le iba a salir por la boca en cualquier momento.

Por la mañana del martes, se dirigió al Gran Comedor, donde Dumbledore comentó que Bill Weasley se quedaría toda la semana para hacer un taller en los diferentes cursos sobre un rompe maldiciones.

Bill no dudó en dedicarle la mayor parte del desayuno la mirada a Draco, y Draco no dudó en sentirse aludido con esa mirada, solo bebió un vaso de leche y salió lo más rápido posible del comedor.

Cuando pensó que no habría nadie, se apoyó contra la pared y apretó su mano en el corazón, estaba claro que se había enamorado de ese Weasley. Cerró los ojos y trató de respirar lentamente.

—¿Qué ocurre? —preguntó Bill, apoyando la mano entre el cuello y el hombro de Draco.

Draco sacó la varita en un ataque de pánico y le apuntó al cuello.

—L-lo siento —dijo bajando la varita—. Me asustaste.

—Suele ocurrir, soy demasiado silencioso —comentó el pelirrojo acercándose un poco más a Draco.

—Puedes apartarte, maldito Weasley —dijo Draco con su típico tono, pero Bill solo rió.

—Una serpiente demasiado irritante —susurró Bill con desdén y besó los labios de Draco, giró sobre sus talones y desapareció entre los pasillos de Hogwarts.

Miércoles

¿Qué coño le pasaba a esa comadreja? Draco no había podido pegar ojo en toda la noche, no había dejado de pensar en ese beso, en esos labios suaves acariciando los suyos, en ese suave cabello rojizo acariciando su cara.

No quería enamorarse a tal nivel de llorar por ese estúpido, pero estaba seguro de que ocurriría. Y como era de esperarse, decidió salir de noche a pasear por los jardines de Hogwarts, y quizás así, poder coger sueño y dormir a gusto esa noche.

Draco salió de la cama, apenas hacía frío fuera, la hierba acariciaba dulcemente sus pies y las estrellas parecían querer acogerle cariñosamente. Se tumbó en el césped y miró hacia arriba, alargó la mano intentando alcanzar las lejanas estrellas, y entonces algo hizo que dejasen de brillar.

Bill estaba subido sobre Draco, tapando todas las estrellas que habían, tapando todo su cielo para convertirse él en el cielo. Y entonces Draco entendió todo lo que sentía. Con la mano que había intentado tocar el cielo acarició la mejilla de Bill y se levantó, besando los labios con los que había soñado despierto.

—¿Te gusto serpiente? —preguntó Bill en un tono arrogante.

—Llámeme Draco —contestó el rubio.

—Llámame Bill, Draco —Draco enrojeció al completo, y agradeció que no fuese de día y Bill no pudiera darse cuenta.

Bill volvió a besar los labios de Draco, mientras poco a poco iba desabotonando la camisa del rubio y con su rodilla, empujando la erección que Draco escondía.

Draco sentía que el corazón se le saldría por la boca si continuaba así, estaba seguro de ello, es más, podría jurar que Bill había dejado la mano quieta ahí, solo para reírse después del corazón alterado de Draco. Así que le entró pánico a Draco y trató de apartar a Bill de encima suyo.

—¿Qué ocurre? —preguntó atemorizado Bill, pensando que quizás habría hecho daño alguna zona del cuerpo de Draco.

—No pongas tu mano en mi corazón, luego te reirás de mí —Bill se quedó sorprendido y no dudó en reírse de él en ese mismo instante.

Cogió la mano de Draco y la colocó en su propio pecho, y Draco abrió los ojos entendiendo que no era el único que se había quedado con el corazón a cien.

—Bill, te amo —dijo repentinamente Draco, ni él mismo se creía las Dulces palabras que habían salido de su boca.

—Y yo a ti —contestó Bill.

Bill comenzó a tocar el cuerpo de Draco, era tan blanco que brillaba con la luz de la luna. Lamió cada de centímetro de su piel, y le hizo el amor como el lobo se lo haría a la luna.

Después de aquella noche, las siguientes hasta que Bill se fue ocurrieron de la misma forma y cuando Bill se fue, ambos se comenzaron a escribir por carta. Quizás las siguientes navidades Ron y Draco compartirían mesa y Lucius y Artur también.