𝐡á𝐛𝐥𝐚𝐦𝐞

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Jisung había quedado en un estado de shock, pero cuando Minho quiso irse logró tomar su muñeca, dándole a entender que debía voltear a verlo.
Cuando el alto lo hizo lo único que logró hacer fue negar rotundamente, no quería esto.

-Jisung debes entender, soy lo peor para ti, fui el peor novio y no cuidé de ti, ni siquiera pude defenderte. No quiero meterte en los asuntos del pasado de mi familia, solo aléjate ya no quiero lastimarte-

La voz de Minho salió tan quebrada, triste y molesta. Jisung al escuchar eso comenzó a temblar de tan solo imaginarlo, siguió negando, todo era una equivocación.

-Es por tu bien, no quiero que te pase nada, no quiero ser el causante de tus tristezas, de tu dolor o de tus lágrimas. Por favor, ya sueltame y dejemos esto, por favor, haz como si no me conocieras-

Ninguno pudo sentir cuando las primeras lágrimas comenzaron a descender por sus mejillas.
Jisung quedó estático, sabía que lo que decía Minho no era cierto, sabía que su amor era mutuo. Pero a pesar de saber aquello, no niega que las palabras del mayor lo habían herido.
Así que simplemente lo soltó.
Soltó el brazo de Minho, bajo la cabeza y caminó con sus ojos picando en lágrimas a casa, completamente solo y devastado.

Cuando llegó a casa ya no tenía lágrima alguna que soltar para lamentarse.
Acostado en su cama, solo, a oscuras, con las cortinas blancas que se mecían de un lado al otro gracias al viento que entraba por la ventana, durmió.
Durmió cada noche durante los próximos cuatro meses, torturosos meses.

A pesar de hacer grandes esfuerzos por aceptar su ruptura con Minho, a Jisung se le complicaba más la situación con cada día que pasaba. Verlo caminando por el mismo pasillo, pasando por su lado, sin sonreírle, sin poder ver su sonrisa, sin hablarle o si quiera verlo en algunas ocasiones.

Su fobia social había regresado. A pesar de haber hecho de compañeros, ya no se atrevía a hablar en ningún momento, aunque tampoco es que intentara hacer un mínimo esfuerzo en hacerlo.

...

Pero, una vez más volvía a hacer un pequeño intento para así poder, al menos, volver a escuchar la hermosa voz de Minho.

Entre sus pequeñas manos, sostenía una carta dentro de un sobre rojo, el color favorito de Minho.

Caminó nervioso y con su cabeza gacha en dirección al que fue su novio hace algunos meses.
Jalando de su brazo para llamar la atención de éste, entregó la carta y giró para encaminarse de regreso, dejando a un Minho indeciso en si abrir o no ese pequeño sobre.

No fue hasta ya tarde, que abrió desesperadamente el sobre, luego de una larga charla mental, en donde discutía en si hacerlo o no, tomó el valor de realizar aquella acción.
Las lágrimas no tardaron en salir cuando la lectura de la carta finalizó, y de la misma forma en la que salió corriendo la vez que había terminado de dar aquel tedioso examen, corrió a la casa de Jisung.

Esta vez su camino era más largo, era claro que ya no habitaba la casa cerca de la de Jisung, además de que ya era pasada la madrugada cuando emprendió su viaje en busca de su chico.

Sus pies dolían, pero después de un largo rato corriendo entre la oscura noche y bajo la luz de la luna iluminando su camino, llegó a destino.
Y tocó, desesperadamente la puerta.

-¡Hannie, Hannie perdóname, soy un idiota!-

Gritaba con todas sus fuerzas, mientras lloraba a tal punto de que su respiración comenzaba a cortarse.

Jisung se levantó ni bien había escuchado el primer golpe. Asustado, asimiló la situación para luego correr escaleras abajo observando por el agujero de la puerta para verificar quién era, ni bien reconoció a la persona abrió la puerta encontrándose a Minho totalmente destrozado.

Se miraron fijamente, y eso bastó para que se lanzaran sobre el otro en un fuerte abrazo, lloraban juntos una vez más mientras sujetaban con fuerza el cuerpo del otro, como si su vida dependiera de ello.
Era lo mínimo que podían hacer luego de haber estado lejos por tanto tiempo.

-Minho, t-t-te amo-

El pelinegro se relajó, puesto que estaba nervioso y agitado por la corrida. Lentamente se separó de Jisung, admiró como sus ojos eran iluminados por la luz de aquel amanecer que pintaba el cielo con esos colores naranjas y rosas tan característicos, esos ojos lo miraban en busca de alguna respuesta, buscando alguna señal. Contemplaba esos pequeños y encantadores ojos, y sonrió, sonrió porque tenía a la persona más hermosa y maravillosa creyendo y amando lo a él.
Y sin dudarlo o esperar un segundo más lo besó.
Un beso tan lento para disfrutar, tan sentimental para amarse mutuamente, un beso tan de ellos dos. Nunca creyó que alguien fuese a ser su motor de vida, pero, ahora podía jurar que sin Han Jisung a su lado, podía morir de verdad.

-Yo también te amo Jisung, te amo muchísimo en verdad-

۵༗๖ۣ•҉

"¿𝐂ó𝐦𝐨 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐡𝐚𝐠𝐚 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐬𝐢 𝐧𝐨 𝐭𝐞 𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐢𝐞𝐫𝐚?
𝐍𝐨 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐨 𝐩𝐚𝐬𝐚𝐫 𝐮𝐧 𝐦𝐢𝐧𝐮𝐭𝐨 𝐬𝐢𝐧 𝐩𝐞𝐧𝐬𝐚𝐫𝐭𝐞.
𝐄𝐫𝐞𝐬 𝐥𝐨 𝐦á𝐬 𝐦𝐚𝐫𝐚𝐯𝐢𝐥𝐥𝐨𝐬𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐡𝐚𝐲 𝐞𝐧 𝐦𝐢 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐲 𝐝𝐞𝐣𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐢𝐫 𝐞𝐬𝐭á 𝐬𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐛𝐚𝐬𝐭𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐝𝐨𝐥𝐨𝐫𝐨𝐬𝐨.
𝐄𝐱𝐭𝐫𝐚ñ𝐨 𝐭𝐮𝐬 𝐛𝐞𝐬𝐨𝐬 𝐜𝐨𝐧 𝐬𝐚𝐛𝐨𝐫 𝐚 𝐜𝐡𝐨𝐜𝐨𝐥𝐚𝐭𝐞, 𝐭𝐮𝐬 𝐚𝐛𝐫𝐚𝐳𝐨𝐬 𝐥𝐨𝐬 𝐜𝐮𝐚𝐥𝐞𝐬 𝐦𝐞 𝐡𝐚𝐜í𝐚𝐧 𝐝𝐞𝐫𝐫𝐞𝐭𝐢𝐫, 𝐭𝐮𝐬 𝐥𝐨𝐜𝐚𝐬 𝐢𝐝𝐞𝐚𝐬, 𝐚𝐪𝐮𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬 𝐭𝐚𝐫𝐝𝐞𝐬 𝐞𝐧 𝐥𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐡𝐚𝐜í𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐧𝐚𝐝𝐚, 𝐲 𝐲𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐛𝐚 𝐭𝐚𝐧 𝐟𝐞𝐥𝐢𝐳 𝐝𝐞 𝐞𝐥𝐥𝐨.
𝐌𝐢𝐧𝐡𝐨, 𝐩𝐨𝐫 𝐬𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐭𝐨𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐞𝐬𝐭𝐞 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨, 𝐯𝐮𝐞𝐥𝐯𝐞 𝐚 𝐡𝐚𝐛𝐥𝐚𝐫𝐦𝐞, 𝐩𝐨𝐫 𝐟𝐚𝐯𝐨𝐫; 𝐞𝐱𝐭𝐫𝐚ñ𝐨 𝐝𝐞 𝐭𝐮 𝐜𝐨𝐦𝐩𝐚ñí𝐚 𝐲 𝐝𝐞 𝐭𝐮 𝐯𝐨𝐳.
𝐃𝐞 𝐭𝐮𝐬 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚𝐬 𝐫𝐞𝐩𝐞𝐭𝐢𝐝𝐚𝐬 𝐲 𝐭𝐮𝐬 𝐭𝐞𝐦𝐚𝐬 𝐜𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐞𝐱𝐭𝐫𝐚ñ𝐨𝐬 𝐚 𝐯𝐞𝐜𝐞𝐬 𝐲 𝐚𝐥𝐠𝐨 𝐥𝐨𝐜𝐨𝐬.
𝐐𝐮𝐢é𝐫𝐞𝐦𝐞 𝐝𝐞 𝐧𝐮𝐞𝐯𝐨, á𝐦𝐚𝐦𝐞.
𝐍𝐨 𝐭𝐞𝐧𝐠𝐨 𝐦𝐢𝐞𝐝𝐨 𝐚 𝐥𝐨𝐬 𝐩𝐫𝐨𝐛𝐥𝐞𝐦𝐚𝐬, 𝐬𝐢 𝐞𝐬𝐭á𝐬 𝐚 𝐦𝐢 𝐥𝐚𝐝𝐨 𝐬𝐞𝐫é 𝐜𝐚𝐩𝐚𝐳 𝐝𝐞 𝐡𝐚𝐜𝐞𝐫𝐥𝐨 𝐭𝐨𝐝𝐨.
𝐓𝐮 𝐧𝐨 𝐦𝐞 𝐠𝐨𝐥𝐩𝐞𝐚𝐬𝐭𝐞, 𝐧𝐢 𝐦𝐞 𝐥𝐚𝐬𝐭𝐢𝐦𝐚𝐬𝐭𝐞, 𝐧𝐨 𝐞𝐫𝐞𝐬 é𝐥 𝐲 𝐧𝐢 𝐬𝐢𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐚 𝐭𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐞𝐜𝐞𝐬 𝐚 é𝐥.

𝐌𝐢𝐧𝐡𝐨, 𝐧𝐨 𝐭𝐞𝐧𝐠𝐨 𝐞𝐥 𝐯𝐚𝐥𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐝𝐞𝐜𝐢𝐫𝐭𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐨 𝐞𝐧 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚, 𝐬𝐢𝐧 𝐞𝐦𝐛𝐚𝐫𝐠𝐨 𝐭𝐞 𝐞𝐬𝐜𝐫𝐢𝐛𝐨 𝐩𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐲𝐚 𝐧𝐨 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐨 𝐚𝐠𝐮𝐚𝐧𝐭𝐚𝐫 𝐦á𝐬 é𝐬𝐭𝐚 𝐬𝐢𝐭𝐮𝐚𝐜𝐢ó𝐧.

𝐌𝐢𝐧𝐡𝐨, 𝐓𝐞 𝐚𝐦𝐨.
𝐏𝐨𝐫 𝐟𝐚𝐯𝐨𝐫, 𝐡á𝐛𝐥𝐚𝐦𝐞."

𝐃𝐞: 𝐇𝐚𝐧 𝐉𝐢𝐬𝐮𝐧𝐠
𝐏𝐚𝐫𝐚: 𝐋𝐞𝐞 𝐌𝐢𝐧𝐡𝐨








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