Capítulo 20

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Todos nos quedamos observando lo que haría Leah, Adam tenía el 99,9% de acabar sin pelotas o con la caja de galletas en la cabeza, pero Leah lo miró y sonrió, ¿qué cojones?

—Hola, soy Leah Clearwater. —Dijo mientras todos flipábamos ante una Leah simpática.

—Mira, te he hecho estas galletas. —Dijo Adam mientras la daba la caja, Leah la abrió y sonrió aún más, cogió una y se la comió. —¿Están ricas?

—Dios, si, ¿las has hecho tú? —Preguntó mientras miraba a Adam de forma rara, y yo estaba formando una teoría sobre que esa no era Leah, era un alíen que la había clonado siendo totalmente apuesta a la normalmente jodida Leah.

—Si, gracias. —Susurró el jodido Adam totalmente sonrojado, ¿quién diría que no sabía ligar o mierdas así? Joder, el tipo acababa de marcar un touchdown. —Mira, ella es mi hermana Lisa. ¡Hey, Lis! Acércate.

Lisa fue delante con ellos y el jodido alíen-clon también la sonrió, mi pequeña la dio un beso en la mejilla y me miró esperando a que me pusiera a su lado, pero debía tener la boca abierta de la sorpresa, porque la Leah de siempre dijo:

—Dios Paul, la cara de memo nunca se te borra, eh. —Dijo mientras fruncía el ceño en mi dirección, ¡esa es la Leah tocapelotas que conozco!

—Leah. —Saludé mientras abrazaba por la cintura a mi pequeña, Seth se puso a nuestro lado y Jacob y Nessie entraron dentro.

—Cabeza hueca. —Me saludó con tan simpática como siempre, miró a Lisa y añadió: —Sabes que, aunque él esté imprimado en ti, tú no tienes que quererlo.

Todos se rieron menos Lisa, que frunció el ceño y se puso roja, hacía eso cuando se enfadaba, me cogió de la mano y fuimos hacia su coche sin Adam, una vez dentro, arranqué y mi pequeña explotó.

—¿Pero la has visto? ¡No paraba de meterse contigo! ¿Qué la pasa? ¿Y esa es la impronta de mi hermano? No me gusta, como puedo deshacer eso. —Dijo totalmente cabreada, era la primera vez que la escuchaba hablar tanto y era por defenderme y por ir contra Leah, si, mis ancestros habían acertado con esta pequeña Rocky Balboa.

—Pequeña, ya te dije que ella era así, no puedes deshacer una imprimación, es imposible. —Susurré con cuidado, pero mi pequeña seguía sonrojada, por suerte ya habíamos llegado a casa, mientras subíamos las escaleras del porche pude notar que su temperatura era igual de alta que la mía, ¿eso quería decir que... No, imposible. Decidí no decirla nada, no quería asustarla, pero yo estaba cagado de miedo, así que mientras mi pequeña fue al aseo, llamé a Sam rápidamente.

—Paul, ¿qué pasa? —Preguntó al tercer toque. —¿Adam ya ha conocido a Leah?

—Si, si, ya la ha conocido, pero te llamo para decirte que Lisa tiene mí misma temperatura, alfa, ¿qué demonios hago?

—¿Qué? Joder, tío... Tráela a casa, la mantendremos vigilada para que, si se transforma no esté sola. —Dijo con su voz de alfa, pero no dije nada y colgué rápidamente, no quería decirla nada para no asustarla.

—¿Qué pasa? —Preguntó mi pequeña a mi espalda, me giré y ¡joder! Me miraba con sus ojos agrandados y un puchero delicioso que hizo que mi lobo gruñera ansioso.

—Nada pequeña, vamos a ver a Sam, hace mucho que no ves a Emily. —Dije mientras me quedaba solo en mis vaqueros rasgados y la daba la mano. Salimos y decidí que mi pequeña lo pasara bien. —Espera que me transforme y vamos por el bosque.

Mi pequeña sonrió enormemente y me felicité internamente, era un jodido genio. Me transformé y mi pequeña se subió a mi lomo, me puse a correr y escuchaba a mi impronta reír a carcajadas, la encantaba cuando corría y en el último instante me quitaba de la trayectoria de chocarnos con un árbol, también le gustaba mucho que frenara y ver a los animales que había por el bosque.

Una vez que llegamos a casa de Sam, mi pequeña esperó a que me vistiera y, al salir de entre los arbustos, mi pequeña saltó a mis brazos y me besó dulcemente, sería perfecto si no estuviera ardiendo, me tendría que acostumbrar. Entramos y estaban ahí todos, incluidos Collin y Brady, miraban con interés a mi pequeña, ¡joder! Sabían disimular perfectamente, jodidos retrasados.

—Hola, Lisa. —Saludó Emily mientras la abrazaba dulcemente, después se sentaron en la mesa y Sam salió para hablar conmigo.

—¿Se lo has dicho? —Preguntó mientras me miraba fijamente, jodido alfa, ¿cómo lo hacía para mantener la jodida calma?

—No, no quería ponerla nerviosa o asustarla. —Dije mientras fruncía el ceño, mis problemas no acababan... ¡Esto era una puta mierda!

—¡Paul! Gracias por haberme ido a buscar. —Exclamó Adam mientras salía del bosque con unos pantalones rasgados de Jacob. —¿Por qué me habéis dejado tirado?

—Cierra el pico, gallinita. —Gruñí mientras entraba en la casa, jodido llorica. Me iba a sentar al lado de Lisa, pero ella estaba agarrando la mesa con fuerza y el ceño fruncido. —Pequeña, ¿estás bien?

CURA MIS HERIDAS |PAUL LAHOTE|Where stories live. Discover now