✧【11】✧

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— ¿Y qué pasó? — TaeYong preguntó, interesado.

JaeHyun lo miraba desde la sala, leyendo un libro cualquiera que encontró en las estanterías de la biblioteca personal del mayor.

Estaban en el departamento del pelinegro, fueron allí cuando acabó la jornada de clases y se entretuvieron lo suficiente por largas horas...

Hasta que ambos les dio hambre.

— No mucho, comimos, vimos películas... Sé que nos vemos como adolescentes revoltosos, pero estábamos agotados.

— Ya veo, Kook y tú parecen tener la misma energía. — Comentó, ofreciéndole el plato con comida.

Se veía delicioso y el sabor era aún mejor.

— Sí mencionaste que cocinabas, pero no dijiste que como un chef profesional. — Halagó a su profesor, comiendo con satisfacción.

— No digas tonterías, me pongo tímido.

— Eres un lindo gatito. — Pellizcó las mejillas del contrario.

Procedió a besarlo dulcemente, como le gustaba hacerlo la mayoría de las veces.

YoonOh no era expresivo, ni romántico. A él le costaba decir ciertas cosas y con TaeYong desgraciadamente no le pasaba.

Sí, porque él usó su mirada estoica, una actitud compleja y millones de muros de protección para que nadie pudiera darse cuenta de lo realmente tierno que es su propio corazón; de lo mucho que tiene para dar.

Quizá por eso no se cohibía de hacerlo con él, que recibía esos comportamientos inusuales con calidez, sin juzgarlo.

Si Cheng, Mark y DongHyuck notaron un cambio temprano, como el desliz de una hoja que ha peleado contra el viento fuertemente hasta por fin dejarse caer lento en el pasto.

A él le gustaba detallar a TaeYong: Mirar sus pupilas dilatadas, el oscuro del color de estas y perderse en los delgados labios que poseía. Era precioso.

Y contaba con un montón de lindas pinceladas que lo hacían inigualable, una obra de arte concreta y precisa de observar.

Hacía gestos la mayoría del tiempo y puchereaba si algo no le agradaba, también enloqueciéndolo con ademanes delicados y finos... TaeYong era maravilloso.

Recordó cuando le dijo que había caído después de darse el primer beso, pero eso estaba lejos de la realidad, porque era él quien se había prensado torpemente del pelinegro y para peor de los colmos... Le encantaba.

— ¿Me acompañas por JaeMin? — Preguntó interesado.

— ¡Claro! ¿Dónde está? — Aceptó, echándose a su lado.

Fueron tomados de la mano hasta el jardín de niños y el castaño revoltoso quedó feliz en resto de la tarde al ver a TaeYong recogerlo con su súper hermano.

— Nana, ¿Quieres un helado? — El profesor se arrodilló a la altura del pequeño

— ¡Síp!

JaeHyun rodó los ojos, pero no se negó y fue él quien pagó la cuenta pese a que Tae insistió varias veces en pagarla.

Tuvieron que despedirse pronto y JaeMin estuvo a punto de llorar por ello. Sin embargo, el pelinegro le aseguró que saldrían juntos próximamente y se marchó dejándoles a ambos un vacío en el pecho.

YoonOh cruzó la puerta y dejó las llaves cargando a Nana en un brazo, acostándolo en su cuna ya que se durmió en el camino.

— ¡Ya llegamos! — Anunció, entrando a la cocina.

𝐏𝐑𝐎𝐅𝐄𝐒𝐎𝐑 𝐋𝐄𝐄 ✧【JaeYong】✧Where stories live. Discover now