✧【Epílogo】✧

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— Vamos a ver, SungChanie. — TaeYong recostó al bebé en la cama matrimonial que compartía con YoonOh.

El pequeño cuerpecito de SungChan se sacudió y lamió su propia mano mirando atentamente a su papi. Era un bebé de ojos enormes y marrones, piel blanca y mejillas sonrojadas ligeramente. Poseía rasgos de ambos padres por igual.

— Tenemos que vestirte, cielo. — Rió cuando SungChan frunció el ceño.

Odiaba que lo cambiaran, lloraba y hacía guerra. A YoonOh le parecía una pelea constante la hora de ponerle los zapatos y TaeYong se burlaba viéndolo batallar.

YoonOh era en todo el aspecto de la palabra un excelente padre y pronto... Esposo.

Hoy se casarían. Esperaron pacientemente a que SungChan creciera un poco y acostumbrarse a convivir uno cerca del otro.

Qué extraño que no habían tenido ninguna pelea al respecto. Se complementaban muy bien y aprendieron a respetar los horarios, trabajando en la mañana hasta la tarde, recogiendo al bebé en casa de la abuela Jung, ya que ella lo cuidaba.

La señora vivía cerca al mar y se encariñó tanto con TaeYong que se ofreció que ser la niñera de Chanie.

TaeYong trabajaba en una escuela enseñando y YoonOh en la empresa. Sus salarios ayudaban para que tuvieran una vida cómoda y fueran felices.

Se mudaron a una casa espaciosa y linda. Tae se esforzaba en tener el jardín intacto y lleno de flores. Incluso YoonOh puso una foto enmarcada de los dos, la veía al bajar las escaleras para preparar el café para su prometido y se avergonzaba ya que era de un tamaño considerablemente inmenso.

Le parecía adorable que YoonOh fuera un hombre hogareño. En el embarazo no paraba de hablarle a su vientre y compró tanta ropa y juguetes que necesitaron un cuarto solamente para las cosas de SungChan.

Fuera de eso, actuó de forma madura y calmada en el parto, dándole ánimos y repitiéndole que era fuerte. Gracias al cielo la cesárea salió de maravilla y la cicatriz que adornaba su abdomen desapareció con tratamientos. No quería sufrir por las marcas... A pesar de que estas tuvieran un recuerdo lindo.

Terminó la labor y observó encantado el traje de su niño... Él y YoonOh irían de blanco y se casarían frente al agua, en una mañana soleada y fresca de Busan.

El toque en la puerta lo hizo girarse y Yuta se asomó curioso.

— ¿Listo? YoonOh ya está preparándose.

— ¿Ya llegaron los invitados?

— Sí, no son demasiados.

— Lo sé, queríamos que fuera así.

Yuta suspiró sentándose en la cama.

— Yo jamás sospeché que ustedes dos formarían una familia cálida y bonita.

El japonés acarició la mejilla regordeta de SungChan y este movió los piecitos con emoción, reconociendo a su tío favorito en el mundo.

Fue conmovedor que él y Si Cheng se trasladaran a Busan simplemente para no perderse el crecimiento de su sobrino.

— ¿Por qué?

— Porque YoonOh era necio, testarudo, enojón y rebelde y tú tuviste una rutina aburrida y sencilla, sin riesgos ni nada. Supongo que al encontrarse le brindaron al contrario lo que le hacía falta; él dándote una razón para espabilar y tú dándole motivos para calmarse. YoonOh estaba como un cachorrito asustado que no encuentra hogar y tú... Lo salvaste.

— Cuando lo veo sonreír no sé cuál de los dos es más feliz, te lo aseguro.

— Estoy orgulloso de que puedan estar juntos y de que me hayan dado un sobrino, obvio. — Cargó a SungChan— Cámbiate que se hace tarde.

𝐏𝐑𝐎𝐅𝐄𝐒𝐎𝐑 𝐋𝐄𝐄 ✧【JaeYong】✧Where stories live. Discover now