Día 5: No siempre hay que seguir las reglas.

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Ochako hace sus ejercicios como siempre según la rutina, se apoya en la barra y mira su cuerpo ser reflejado por la gran pared de vidrio frente a ella.

Sus dedos tocan las puntas de sus zapatillas de ballet, estira sus brazos, sus piernas y su espalda antes de sonreír a su reflejo y caminar en dirección al centro donde la práctica comenzaría.

—Buenos días, Uraraka-San. —La voz de Iida se escucha firme como siempre mientras hace una pequeña inclinación de cabeza como saludo. Tras de él, un pelirrojo sonríe con sus dientes filosos agitando su mano con ánimos y un chico de ojos heterocromáticos inclina su cabeza de igual forma.

—¡Buenos días a todos!  —saluda sonriente, tomando su posición al lado de los chicos.

La profesora se está empezando a tardar, y todos se encuentran curiosos acerca de la razón. Nemuri nunca había tardado tanto en llegar a sus prácticas siendo tan apasionada con sus “próximas estrellas” como les llamaba.

—¡Buenos días, estudiantes! Disculpen el retraso pero han habido algunos problemas está mañana en la academia, nada de que preocuparse. —La de ojos azules le resta importancia con gestos divertidos antes de dar la orden y todos se coloquen en la posición inicial.

¿Qué es lo que había pasado?

La duda flotaba en el ambiente de la academia, más de un profesor había llegado tarde, y el rumor de que el problema aún no era solucionado era el más escuchado. Uraraka se sentía curiosa pero sin demostrarlo, su objetivo era concentrarse en su prácticas que aumentaban su dificultad cada vez.

—¡Chicos! ¡Vengan a ver! —Kirishima llegó gritando bastante sorprendido, tomando la mano de la castaña y el bicolor entre las suyas y jalándolos en dirección al campus de la academia.

Mientras corría detrás de su amigo notó que el de lentes también los seguía recriminando la actitud del pelirrojo. Al llegar Ochako solo pudo cubrir su boca con una mano mientras miraba sorprendida aquello que ocurría.

Habían un par de bailarines que nunca había visto, que no llevaban ni una de las prendas reglamentarias y bailaban una música muy ruda y movida.

Sus ropas eran extravagantes como trajes de superhéroes, mientras parte de sus rostros permanecían cubiertos entre máscaras y antifaces. Eran llamativos en todas sus formas con cabellos de colores brillantes, desde el verde de los árboles o el amarillo de la arena.

Su pasos eran rudos, fuertes, con saltos altos y complicados como los gimnastas, giros rápidos, y patadas en todas direcciones. Era un completo caos, un desastre de colores llamativos, y movimientos erráticos que te invitaban a saltar y unirte a ellos para bailar entre tanta alegría.

Sus ojos viajaron y quedaron prendados de la única bailarina del grupo, sus rizos rosas rebotaban al ritmo de sus pasos, un antifaz blanco cubriendo parte de su cara, y su cuerpo se encontraba cubierto por un traje completo de colores turquesas y morados, además de un pequeño chaleco con una especie de plumas o pelaje alrededor de los hombros, desde su lugar no estaba segura de lo que era.

Escuchaba la emoción de sus compañeros que vitoreaban, y gritaban desde todas las direcciones, la castaña no está segura en que momento dejaron de ser el par de personas que había cuando el pelirrojo la trajo a una multitud que rodeaba al grupo de cinco.

De pronto los cinco se separaron y caminaron por los alrededores acercándose a las personas que los rodeaban, algunos retrocedieron asombrados pero ella no se movió solo se quedó quieta viendo como la bailarina de cabellos rosas se acercaba con una sonrisa brillando en los ojos que ahora veía tenían el color del sol, ella le extendió la mano mientras la otra se encontraba detrás de su espalda como la clásica invitación a bailar.

Ochako dudó un poco antes de tomar su mano, la chica reía mientras la jalaba al centro de la pista.

—¿Podrías bailar para mí? —Uraraka la miró confundida, no sabía a qué se refería exactamente. —Vamos, ¡déjate llevar, linda! Baila a tu estilo, yo seguiré tus pasos.

Se sonrojo un poco al escuchar el cumplido, la música que sonaba de fondo no combinaba para nada con sus estilo de baile, pero podía adaptarlo de cierta forma, sin pensarlo más empezó a girar sobre uno de sus pies, su especialidad siempre fueron las piruetas que la hacían digna de su nombre artístico “Uravity” la que desafía la gravedad.

Y siguió, moviendo sus brazos con gracia, dando saltitos pequeños conociendo el peligro de no estar acostumbrada a bailar sobre el concreto. La chica de ojos dorados seguía de cierta forma lo que ella hacía, pero a su manera, porque sus giros no eran tan delicados, y sus saltos tenían mucha más confianza.

Uraraka no está segura de cuando empezó a reír y a divertirse tanto mientras giraba de la mano de la otra chica y está la arrastraba de acá para allá, tomándola de la cintura como si bailarán un vals.

—¡Oigan! ¡No pueden estar aquí! —Aquel grito cayó como una aguja reventando la burbuja que rodeaba a los bailarines. Ochako ni siquiera había notado que sus amigos también se encontraban bailando junto a los participantes de aquél extraño grupo.

—¡Hora de irnos, bastardos! —El chico de cabellos cual arena gritó soltando las manos de Kirishima con quien se encontraba bailando.

Los demás se detuvieron también, cayendo en la realidad y viendo a los guardias de la academia que se acercaban a empujones, la mayoría sonrío de forma socarrona antes de escaparse con rapidez.

Uraraka solo alcanzó a ver una sonrisa coqueta de la chica junto a un guiño, y su espalda que se escabullía de los guardias.

Una sonrisa traviesa abarcó sus labios al leer lo que profesaba uno de los volantes que aquello bailarines arrojaron antes de darse a la fuga.

“ ¡Nunca dejes que las reglas dicten tu forma de bailar!”

Firma: Deku, Ground Zero, Chagerbolt, Cellophane, & Pinky.

[🎭]

Los siguientes días son una continuación de este así que no hay nota hasta el final.


¡Nos vemos!

¡Gracias por leer!

Gravedad planetaria | •OchaMina Week•Where stories live. Discover now