Capítulo 0.1

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Capítulo 0.1

Habían pasado cinco días desde que hui de aquella manada, cinco días en el bosque sola, desprotegida y sin suministros. Las fuerzas amenazaban con abandonarme, en ocasiones desvariaba teniendo alucinaciones donde Logan venia a buscarme preocupado pidiéndome disculpas por su error. Muy en el fondo sabia que aquello jamás sucedería no tenia nada que ofrecerle. Ni tierras, ni dinero, ni siquiera una sgre pura con la que coronar su descendencia.

Como hija huérfana de padres Omegas no era mas que la sirvienta de la manada y un títere para maltratar por algunos miembros. Las cicatrices que surcaban gran parte de mi cuerpo eran la prueba necesaria.

No extrañaba la casa, no extrañaba mi incomodo catre desvencijado, ni las sobras que me daban diariamente como ración. No era nadie, no merecía nada, sin embargo no podía rendirme ante la situación.

Así que sin fuerzas tambaleándome seguí mi camino a través del bosque sin rumbo fijo. En mi interior un leve hilo del vinculo con mi alma aun pendía dándome un poco mas de fuerza y rabia a la vez. Hasta que lo sentí, un dolor como jamás había experimentado parecía que un cuchillo partía por la mitad mi alma. En mi interior supe lo que aquello significaba, Logan Landon había marcado a otra como su Luna y como respuesta mi loba chillaba acompañando mi dolor, nuestro dolor.

Esperaba que el maldito estuviera sufriendo lo mismo que yo.

Pasaron horas en las que permanecí en el suelo de tierra hecha una bola en posición fetal intentando sobrellevar el dolor, la luz del día se fue dándole paso a la noche cuando a través de mi sufrimiento lo sentí. El inconfundible sonido de una rama al ceder bajo un gran peso.

Me puse de pie como pude intentando correr, sin embargo mis rodillas cedieron ante la debilidad mandándome de nuevo al suelo.
Frente a mi de entre la maleza esmeralda tres grandes Lobos se dieron a conocer. Una alarma se prendió en mi interior, aquellos lobos patrullaban la zona lo que quería decir que era una loba solitaria en territorio desconocido. Iba a morir, lo supe cuando sus hocicos se retrajeron mostrándome unos caninos blanquecinos y afilados. Mortales. Me desgarrarían allí mismo.

Tenia que hacer algo, este no podía ser mi fin. Me negaba a morir de aquella manera tan deshonrada. Me negaba a no castigar con mi venganza a todos aquellos que me hicieron daño.

Cerré los ojos y por primera vez le hable a mi loba…

Este no puede ser nuestro fin, la hora no ha llegado para nosotras. Debemos sobrevivir, tienes que tomar el control.

Rece por algo, cualquier señal. Cuando una voz dulce y melodiosa recito en mi cabeza.

Déjate ir, yo me encargaré del resto.

Así lo hice, cerré mis ojos cuando mi cuerpo comenzó a temblar y alargarse y perdí la conciencia. No antes de divisar una mirada de asombro en aquellos tres rostros lupinos que emanaban poder.



Sabia que estaba sonando, sin embargo no era dueña de mi cuerpo. Solo una simple espectadora ante los recuerdos que se repetían como pesadillas.

Carolina la chica popular de la manada quien seria la perfecta Luna para Logan se encargaba de hacer cada segundo de mi vida un maldito infierno, la observaba golpearme, humillarme con palabras duras. Diciendo que nadie jamás me querría, que no valía nada, que no era nadie. Había verdad en aquellas maliciosas palabras.

Había verdad cada vez que los matones me golpeaban hasta perder el conocimiento, Logan era uno de ellos.

Vi pasar frente a mis ojos la vida de dolor que llevaba y me pregunte si aquellos licántropos me mataron y simplemente moriría sin ningún recuerdo feliz que rememorar.

Sin embargo aquel video que era mi vida se detuvo y abrí los ojos de golpe sobresaltada.

Lo primero que divise fue un pulcro techo de color blanco, el olor a antiséptico tan conocido para mi, y el pitar de las maquinas a mi alrededor me dieron la información suficiente como para darme cuenta que me encontraba en un hospital.

Mi cuerpo se sentía pesado, me escocia el brazo donde una aguja pasaba medicamentos, mi piel se había cerrado en torno a ella y luchaba por expulsarla. Era raro que los licántropos necesitáramos atención medica, sin embargo cuando se recibía el cuerpo rechazaba los agentes externos debido a nuestra rápida sanación.

Exhale he intente levantarme arrancando las vías conectadas a mi piel de paso. Sin embargo una mano se poso en mi antebrazo con la intención de que me volviera a recostar.

Todo mi cuerpo se tenso, levante la vista de golpe al mismo tiempo que mis labios se retraían mostrando mis caninos alargándose. Oculte la sorpresa al sentir los bordes afilados clavándose en mi labio inferior. Jamás había podido hacer aquello.

-Quédate quieta, te harás mas daño.

Hablo con voz cantarina el hombre que tenia frente a mi. Ojos chocolate fundido me miraban, resplandeciendo con bondad. Su cuerpo era fornido apenas cabiendo en la silla metálica al lateral de mi camilla.

A pesar de la bondad en aquel ser no baje la guardia, tampoco me moví.

-No quiero que me toques.

Gruñí, al instante la mano que posaba en mi antebrazo se alejo. El macho mostro las dos palmas en mi dirección encogiéndose de hombros en señal de paz.

-Esta bien, supongo que es lógico en tu estado.

Señalo con su cabeza mi cuerpo oculto debajo de las mantas. Estaba completamente desnuda, con una fina tela traslucida de color azul. Las mejillas se me sonrojaron al imaginar que había visto mi cuerpo mis cicatrices.

Sin quitarle la mirada de encima me volví a reclinar en la cama, sin recolocar las vías.

-Por que sigo con vida?.

frunció el ceno ante mi pregunta, no era de extrañarse quien en su sano juicio diría aquello. Me habían perdonado sin embargo quería averiguar la razón.

Su rostro varonil dejo en evidencia aquello que pensé.

-Querías estarlo?.

-No. Sin embargo soy una forajida encontrada en la zona de su manada. Se como se procede en estos casos, actuar antes de preguntar.

Ladeo la cabeza estudiándome con pausa.

-Sigues con vida porque eres especial. Tienes razón habríamos atacado antes de preguntar sin embargo en el segundo en el que te transformaste fuiste intocable.

No pude evitar fruncir el ceno.

-De que hablas?.

En ese momento fue el quien me miro con el ceno fruncido y un claro signo de interrogación en el rostro.

-Eres una loba pura. No lo sabias?

Quise reír en aquel instante, aquello no podía ser mas que una broma de mal gusto. O realmente estaba muerta y este era mi infierno personal. Sin embargo podía sentir en mi interior que esto no era otra de mis pesadillas.

-En el caso de que eso fuera cierto, por que me salvaría de la muerte?

-La ley así lo estipula. Nuestro Alfa es uno de los últimos puros. Sin embargo la ley estipula que si otro licántropo de esa estirpe atraviesa las tierras de otro tiene el derecho de declarar la manda en una lucha a muerte.

-Que?, no tiene lógica. Que manada arriesgaría a su Alfa de esa manera?.- sacudí la cabeza, intentando procesar la información. Esto debía ser alguna especie de trampa.-Igualmente las leyes no aplican para quienes las ejercen.

Su expresión se lleno de enfado al volver a repasarme con la mirada. Sentí que aquellos ojos chocolate podían ver las marcas escondidas. Apreté las sabanas con mas fuerza al rededor de mi pecho.

-No vienes de ningún lugar gentil al parecer, corrupto seria la mejor palabra. - se paro de su asiento caminando con seguridad a través de la habitación. Si este chico no era el Alfa no me imaginaba el poder que aquel ser podría emanar.-Esta limpia, intente obtener lo mas cercano a tu talla que pude, sin embargo creo que te ira grande. En cuanto te cambies quiero que vengas conmigo, te mostrarte que mis palabras son sinceras.

Dejo encima de las sabanas una muda de ropa femenina para luego dar la vuelta y salir por la puerta de la habitación., Agudice el oído intentando escuchar algo del otro lado, no había mas que silencio.

Apretando los puños me levante de la cama disponiendo a vestirme, no me quedaba otra opción que obedecerle. Estaba con vida. Mas confundida que nunca, pero viva.

Sus palabras eran algo poco creíbles, mis padres habían muerto. Sin embargo todos en la manada conocían mi descendencia Omega. No podía creer como algo así podía pasar desapercibido.
Mi mente comenzó a manejar muchas hipótesis rápidamente, ninguna llegaba a convencerme.

Cuando termine de colocarme la ropa efectivamente esta colgaba de mis miembros escuálidos, tuve que doblar los vaqueros un par de veces para que no me quedaran largos. Con pasos lentos salí de la habitación, mirando todo a mi alrededor.

El lugar era enorme y pulcro. Varias puertas cerradas daban paso a habitaciones similares a la mía, todas vacías.

Al final del pasillo me esperaba aquel chico.

Cuando lo alcancé comenzó a caminar hacia unas puertas de roble lo seguí en silencio.

-Mi nombre es Nik, Beta de la manada Luna Roja. Un gusto conocerte.

No lo mire, agachando la cabeza y observando mis pies descalzos respondí.

-Soy Nereyda Taylor.

Asintió con la cabeza una vez.

No pensaba decir nada mas, por mas que pareciera alguien de confianza la vida me había castigado lo suficiente como para ceder.

Cuando el Beta abrió las puertas la luz del sol me cegó momentáneamente, cuando mis ojos se aclararon pude ver unas calles adoquinadas a los lados de esta corría un bosque del mas puro color esmeralda. Las flores resplandecían bajo la luz del so. Había niños jugando por doquier, riendo junto a personas adultas. Todos parecían felices y sanos.

En mi manada todo parecía lúgubre y gris sin embargo en este lugar resplandecía con luz propia.

Al momento en que las cabezas se giraron en nuestra dirección todos y cada uno de los presentes hicieron una reverencia en mi dirección. Niños y adultos por igual.

No pude evitar la incomodidad que sentí en aquel instante.

-Vamos.

El beta me señalo un pequeño camino de tierra, marcado por las pisadas recurrentes allí. Lo seguí deseando escapar de aquella situación como fuese.

Al final del camino se encontraba un lago cristalino, del agua turquesa mas pura que jamás había visto. Una energía extraña envolvía aquel lugar.

Toda duda pareció salir de mi mente en cuanto llegue al borde y el agua tibia me acaricio la punta de los dedos.

-Quiero que te relajes, que conectes con tu loba y hagas la transición.

La voz del hombre me sonó lejana al tiempo que mi ser cantaba por dejar salir mi lado salvaje. Sentí la transición como una caricia cálida y suave.

Cuando abrí los ojos me encontré con mi reflejo lupino en el agua. Grandes ojos rojos en medio de un pelaje níveo me saludaron.

Quede anclada en mi lugar y en aquel instante todo cobro sentido para mi.

***


No podía salir de mi estupefacción. Como podía ser una loba pura cuando mis padres simplemente fueron bajos rangos.

No entendía absolutamente nada.

-De donde vienes Nereyda?.

Me encontraba sentada al borde del rio, con mis pies aun metidos en el agua. Sin embargo hacia unos minutos había vuelto a mi forma humana gracias al shook del momento.

-Mi manada se llama Luna Negra, desde que mis padres fallecieron cuando era apenas una bebe pase a ser la sirvienta de nuestra manada. Siempre me dijeron que mis padres fueron Omegas y murieron por traicionar al Alfa Landon. Hace unos días cumplí dieciocho anos al salir para el colegio me encontré con que el heredero del Alfa Landon es, era mi alma gemela. Me rechazo frente a toda la manda por ser una impura. Marco a otra cuando vagaba por el bosque, por eso me encontraba tan débil cuando ustedes aparecieron.

Las lagrimas se acumularon detrás de mi ojos, sin embargo las retuve. No quería llorar frente a un desconocido que me estaba mostrando mas amabilidad de la que había recibido en toda mi vida.

-Eres apenas una niña, y te han mentido toda tu vida.

Fruncí el ceno mirándolo a la cara. Sus ojos flameaban con rabia contenida.

-Ahora entiendo por que eres Pura, tus padres no eran ningunos Omegas. Tu padre Magnus Taylor y tu madre Selene Taylor eran uno de los diez Alfas puros repartidos por el mundo. Hace quince anos Maximilian Landon invadió sus tierras, asesinando a tus padres y la totalidad de tu pueblo. Luna Negra es una manada marginada, la diosa le ha quitado su favor, las demás manadas sus alianzas por el pecado que cometieron. No entiendo porque motivo te dejaron con vida, una Taylor capaz de derrocar su tiranía y recuperar lo que le pertenece.

Mi mundo se paralizo en aquel instante, el odio creció en mi interior hasta llegar a limites insospechados. Quería venganza, quería ver su sangre en mis manos.

Quería matarlos a todos.

Sentí el picor en mis ojos y al observarme en el agua dos orbes de sangre me devolvieron la mirada con la promesa de la venganza escritos en ellos.

-No quiero pelear contra tu Alfa, no quiero su manada.

Nick torció el gesto.

-Que es lo que quieres Nereyda?.

Apreté los puños.

-Quiero venganza.

Nick sonrió y en ese momento me di cuenta que quizás pasado el tiempo podría tener una amistad sincera con aquel chico.

-Nuestro Alfa se encuentra en el Sur en un viaje personal esta buscando algo que lleva tiempo esperanzado con encontrar. Lo llamare, espero que encontremos una solución a este problema. Damián es benévolo, y no se negara a ayudar a la hija de un viejo amigo.

Me palmeo el hombro invitándome a levantarme, lo seguí de vuelta a las calles de adoquines.

-Han preparado una pequeña casa para ti, esta cerca de la residencia principal. Te acompañare.

Caminamos en silencio, las personas que pasaban no dejaban de hacer reverencias incomodándome.

-Te acostumbraras tarde o temprano.

No quise pensar demasiado en aquello, mi mente estaba atiborrada de pensamientos negativos. Me dolía la cabeza de tantas revelaciones en un par de horas. No podía entender como la diosa me había emparejado con el hijo del asesino de mi familia. Era aberrante pensar que aquel ser me había parecido atractivo alguna vez, me odiaba por ello.

-Intenta descansar un poco, llamare a Damián y te informaré su decisión.- frenamos frente a un casita de piedra de rio, contaba con dos pisos y un hermoso jardín rebosando de naturaleza.-Cualquier cosa que necesites podrás encontrarme en la casa principal, simplemente pregunta por mi. Nos vemos luego Nereyda.

Me adentre por el camino de piedra sin responder, al abrir la puerta de la casa un aroma a pino y salvia inundo mis fosas nasales haciéndome suspirar.

La planta baja contaba con un pequeño living rustico, cocina con un mesón de granito y taburetes para sentarse a comer. Revise la despensa y se encontraba a rebosar de productos que jamás había tenido el placer de degustar.

En la parte trasera se encontraba una escalera de caracol hecha de roble, el segundo piso contaba con una habitación amplia. Acaricie las mantas de piel, y me recosté en el mullido colchón suspirando. Al momento sentí que la cama parecía tragarme, decidí por quitar unas alodas y colocarlas en la alfombra.

Me recosté quedándome dormida al instante.

El beta me encontró horas mas tarde tendida en la misma posición en la que sucumbí al sueno. Me levante de golpe al sentir una presencia mi lado

-No quería asustarte, lo siento.

Había pena en sus ojos, aparte la mirada. No quería aquel sentimiento.

-No pasa nada.

-Llame a l puerta y no respondiste. Disculpa la intromisión.-Observo el lecho intacto, sus ojos regresaron a mi con rapidez.-Hay algún problema con la cama?

Negué con la cabeza.

-Simplemente no estoy acostumbrada.

Asintió una vez, apoyado en el marco de la puerta con los brazos cruzados sobre su pecho.

-He hablado con Damián, decidió darte asilo, apoyarte en tu cometido. Tendrás cobijo aquí, hombres y mujeres dispuestos a luchar por tu causa y un entrenamiento para que estés preparada.

-Muchas gracias.

-Damián no vendrá en una larga temporada, confía en que puedas aprender a dirigir una manada para que cuando ganes lo que te corresponde puedas defenderte. O simplemente quedarte aquí, desde el día de hoy este puede ser tu hogar.

Una lagrima resbalo por mi mejilla sin poder evitarlo. La limpie con rapidez.

-Intenta probar el lecho, mañana comenzaremos con tu entrenamiento.

Sin mas se fue dejándome sola con mis pensamientos, sabiendo que el di de mañana golpearía a esos bastardos cuando menos se lo esperaran.

¿Rechazada? |EN DREAME.|Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin