Relatos Sacados Desde la Nada Misma

Perderse entre pensamientos

Camino, troto, corro, vuelo.

Me desplazo por los límites de la conciencia e inconsciencia, desorientandome unos pasos luego de haber encontrado el camino de salida. Es como un laberinto cambiante, con vida, que no puede quedarse estático un momento, donde varían sus pensamientos constantemente, y crece tomado de la mano con el tiempo, que te arrastra, aún sea sin tu consentimiento por una senda pedregosa y hostil.

Exploró un valle confuso e imaginariamente real.

Todo es distorsionado y da vueltas. Voy intercalando entre mundo y mundo, pero sin poder llegar al original, aunque en estos momentos ya no sé qué es exactamente verdad o ficción... quizás nunca hubo una diferencia muy amplia entre ellas a pesar de que la distancia entre una y la otra se veía extensa mirándolo desde una perspectiva disímil.

Cojo fuerza mientras me muevo a grandes velocidades y salto. El tiempo se detiene por unos instantes eternos mientras que sigo suspendida en el aire. Abro mis ojos y observo mi alrededor con una admiración confusa ante lo que captan. Un paisaje aparentemente normal se extiende ante mi, y es ahí cuando un presentimiento acude a mi mente y evoca el saber de qué esto es lo que está en mi mundo. Me toco el pecho con alivio de haber vuelto, pero entonces veo que el espacio se acorta desde donde mis ojos no alcanzan a ver y empieza a desaparecer. Veo que ya no estoy cayendo y que nunca lo hice, que solo quede en el aire sin posibilidad a pisar algo y me repito una y otra vez volver a reiniciar el descenso antes que el cuerpo de agua sea borrado y yo quede en la nada misma.

La desesperación acude a mi nuevamente, con sus ramificaciones haciendo mella en mi. Quiero caer, caer, caer para no desaparecer junto con mis alrededores, pero no sucede, sigo tan inmóvil como siempre. Y cuando empiezo a desesperarme, la gravedad decide hacer acto de presencia y caigo con una fuerza arrasadora, azotando el agua y hundiéndome en ella.

Y entonces... su conciencia volvió.

La respiración agitada, el sudor escurriendo, el miedo palpitando. Veo a mis alrededores y siento el alivio invadirme cuando descubro mi cuarto, entonces me pongo en pie... y el suelo tiembla, las paredes se encogen y yo entiendo que esto no ha terminado.