𝑩𝒖𝒕𝒕𝒆𝒓𝒇𝒍𝒚 ━━ ʙɴʜᴀ x ᴏᴄ

𝟢𝟫

[24 de Septiembre]

«Le prometí a Kurogiri que no me volvería a meter en problemas.»

La máscara no me dejaba respirar, sumada a la gran carrera en la que me encontraba, mi respiración estaba más que agitada. Corría con todas mis fuerzas para poder llegar a la camioneta con las dos cajas apiladas en mis manos.

—Malditos imbéciles —murmuré por lo bajo— ¿Cómo se les ocurre robar un laboratorio del gobierno?

—No es un laboratorio del gobierno, es el de la Comisión de Héroes —aclaró Mr. Compress corriendo a mi lado.

—Aún así es un laboratorio importante, idiota.

—¡Apúrense, sabandijas! —gritó Tomura desde la camioneta.

Como pude cargué las cajas en mi mano derecha y le mostré el dedo del medio al peliceleste con mi mano izquierda. Seguimos corriendo, ésta vez más rápido, hasta poder llegar al vehículo.

—¿Ya están todos? —Spinner se volteó a vernos para comprobar que todos habían subido a la parte trasera para poder empezar a conducir.

—Sí —respondí subiendo un poco la careta, buscando aire fresco. Mr. Compress nos había dado una a cada uno para proteger nuestras identidades.

—Entonces vamos —pisó el acelerador y comenzamos a huir de las patrullas que nos perseguían desde cuatro cuadras atrás.

—¡Oigan, espérenme! ¡Se olvidan de mí!

Todos volteamos a ver hacia atrás, encontrándonos con Toga que corría como si su vida dependiera de ello con dos bolsas en sus manos.

—Uy.

—¡Spinner, espera! ¡Toga aún no ha subido! —exclamó Twice.

—¡Les pregunté si estábamos todos! —gruñó frenando de golpe haciendo que Tomura perdiera el equilibrio y cayera de cara al piso de la camioneta.

—Vamos, sube —le extendí mi mano para que pueda subir con más facilidad.

Ella la tomó y logró subir, puso las bolsas con cuidado a su lado y se sentó en el suelo.

—¿Ahora si están todos?

Miré a mi alrededor; Dabi en el asiento del acompañante, Tomura frente a mi, Himiko a mi lado, Mr. Compress y Twice en un costado y Spinner en el volante.

—Sí.

Cinco patrullas de la policía nos perseguían a toda velocidad mientras nosotros, obviamente, huíamos de ellas. La adrenalina nos invadía a los siete, de cierta manera era emocionante estar en una persecución y más si tú eras el prófugo.

Teníamos unos cuantos metros de ventaja, pero no eran suficientes, debíamos acelerar más.

—¿No puedes ir más rápido, Spinner? —preguntó, más bien gritó, desesperado Twice al hombre lagartija.

—Si lo hago Dabi se quejará de que se marea.

Me acerqué a él como pude, ya que por la intensidad de la velocidad era difícil caminar en el interior del vehículo, una vez que estuve a su lado le pegué un fuerte zape.

—En este momento no nos interesa como se sienta el Señor Parches —dije enojada—. Importa huir de esos malditos policías —señalé al fondo de la camioneta que tenía las puertas traseras abiertas, mostrando la fila de patrullas que había detrás de nosotros— para evitar que nos arresten, pedazo de basura —enfaticé las últimas tres palabras antes de cubrir mi rostro con la máscara.