7

1.2K 115 6
                                    

Septiembre, 2019.
Seattle, Washington.
María José Garzón.

Una semana más estaba comenzando, los últimos días los había pasado entre el colegio, las reuniones con el club, jugar con Alex en la alberca y a las escondidas; grababa por las tardes o las noches luego de la cena. Daniela se había alejado nuevamente, y no me sorprendía luego de lo que pasó en la madrugada del baile de bienvenida.

En resumidas cuentas: nos íbamos a besar pero ella creyó que no era lo correcto. Luego descubrió que yo intentaba distraerla para que Leo y Jo tuvieran un tiempo a solas.

Al final mis excusas no sirvieron de nada, pues no volvió a hablarme durante todo el fin de semana. Habíamos vuelto al punto donde ella me ignoraba y hacía que yo no existía.

Johanna se sentía culpable del retroceso que habíamos tenido, pero no era su culpa, ni la mía.

Aún así, desde hacía dos días venía recordando todos los momentos con Daniela; cuando bailamos la primer canción, sus manos en mi cintura, su sonrisa, sus ojos marrones y la forma en que me acercaba a ella.

–Fue sensacional la forma en que conectaron.- Patty dijo recordando el día del baile de bienvenida.
Había recibido muchas felicitaciones por parte de mis compañeros y profesores; había sido la salvadora de aquella presentación.

Aún así, no me gustaba estar en la mira de todos.

–Gracias... Fue excitante poder subir a un escenario después de mucho tiempo.- dije con sinceridad.

–También te vimos bailar con Daniela, la hermana de Johanna.- Otra de las chicas dijo, miré a Johanna en busca de ayuda y ella tomó el control de la situación.

–Sí... MJ era la distracción para que Leo y yo tuviésemos un tiempo a solas.- dijo, estaba segura de que contaría lo que habíamos hablado el sábado en la alberca.
Luego de varios "¿Qué fue lo que pasó?" Johanna se preparó para hablar. –Tuvimos sexo en el laboratorio de química.

Los gritos de las chicas hicieron que fuésemos el centro de atención de la cafetería, yo comencé a reír.

–¿Cómo fue?- Patty preguntó con curiosidad.

–Extraño... Pero lindo.- ella sonrió, estaba segura que recordaba aquella noche pues sus mejillas se estaban colorando. –Me trató bien y... De sólo pensarlo... Uff...- cortó lo que decía haciéndonos reír.

*   *   * 

Durante toda la semana, el tema de la primera vez de Johanna fue el centro de atención. Pero en casa las cosas se habían complicado un poco.

Johanna mencionó la noche del miércoles que las discusiones entre Daniela y su madre eran siempre una vez al mes, y esta semana sería una. Así fue, dos días después; cuando Daniela regresó a casa tarde, al parecer Mafe la estaba esperando en las escaleras porque comenzaron a discutir en la entrada.

–Te he dicho que en esta casa existen reglas, Daniela.- Mafe intentaba mantener su voz en un tono bajo, pero aún así podía escucharla molesta.

–Ya mamá... Cansas con el mismo speech de siempre.

–Entonces compórtate como la adulta que eres.- Mafe gritó.

–Calla... Me duele la cabeza y muévete que quiero irme a dormir, mañana tengo que llevar a tus hijos a la escuela.- El sonido de algo golpeando el suelo se escuchó. –Mierda, Mafe, vas a romper mi laptop.- gritó Daniela. –Te estoy diciendo de la forma más educada que te quites de mi puto camino.

–No me hables así, Daniela.- Mafe respondió.

–¡Entonces quitate!

–¿estas drogada otra vez?- la voz de la mujer parecía haberse quebrado. –Siempre es lo mismo contigo, ¿por qué no entiendes que eso te hace mal?

–María Fernanda, no comiences con lo mismo.- Daniela gritó.

La discusión siguió, así que decidí salir para ver que pasaba, con cuidado abrí la puerta de la habitación y di dos pasos; entre gritos, Daniela tomó su mochila y sus llaves antes de caminar a la puerta.

Que te den, Mafe.- le dijo en español.

Me acerqué a Mafe para tocar su hombro, ella me miró con una sonrisa triste antes de hacerme una seña para que volviera a mi habitación.

María Fernanda se quedó parada en la entrada principal de la casa; Daniela había subido a su moto y arrancó sin rumbo alguno. Sabía que la situación no era la mejor para que yo diera mi opinión pero sentía que debía hacer algo.

–Iré a mi habitación.- Murmuré antes de dar media vuelta y dejar a la mujer sola. Comencé a cambiarme el pijama por algo más decente: jeans azules y una polo gris.

Había desconocido a esta Daniela, no era la misma que miraba todos los días en casa: ésta parecía enojada de todo y con todos. Me había dolido ver a Mafe llorar, aunque sabía que no era la primera vez que eso pasaba, pues Johanna y Alex habían hablado de los problemas que a veces tenía la mayor con sus padres debido a su adicción.

Salí de la habitación colocándome una chaqueta de mezclilla. Entré a WhatsApp para mirar la ubicación que Sam me había enviado; probablemente estaba con ella.
Caminé un poco hasta la parada de autobuses y esperé a que un taxi pasara.

Luego de unos minutos de viaje, una llamada entró a mi móvil. Era Daniela.

–¿Dónde estás?- pregunté en un susurro. Me preocupaba la forma en la que se había ido.

–Cerca del río. ¿Por qué?

–¿Exactamente en que parte? Envíame tu ubicación.

–¿Le dirás a mi madre o qué?- dijo de forma burlesca. –Ari vendrá a hacerme compañía, si eso es lo que a esa mujer le preocupa.- Una nueva notificación llegó con la ubicación en tiempo real de Daniela.

Colgué la llamada y luego le dije al taxista la dirección a la que íbamos ahora; lo bueno que no estábamos tan lejos y desviados del camino.

La actitud de Daniela me recordaba a la actitud que yo tenía con mi madre de vez en cuando, sólo que mi actitud era debido a el consumo excesivo de pastillas somníferas, mismas que había dejado desde que me postulé en la beca. Trataba de entender a Daniela y a la vez pensaba en las miles de formas de pedirle perdón a mamá por todo el daño que llegué a causar.

La motocicleta estaba estacionada en la acera y la figura de una chica con chaqueta estaba cerca del río fumando un cigarrillo.

Luego de pagar y agradecerle al  taxista, bajé sin hacer mucho ruido. La chica no se percató de mi presencia, Girls Just Wanna Have Fun sonaba desde su móvil mientras su cabeza se balanceaba de un lado a otro.

–No puedo decir que dejes de hacer sufrir a tu madre porque sería estúpido viniendo de mi parte.- el olor a hierba llegó causando que mi nariz se arrugara.

–¿Qué haces aquí?- preguntó sin voltear.

–Imaginé que Ariana se estaría divirtiendo con Samantha, así que vine a hacerte compañía.

–Mamá te mandó, ¿verdad?

–No.- dije con seguridad. –Ella cree que estoy durmiendo. ¿Son normales las peleas así con ella?

–No te metas.- Daniela dijo antes de dar una última calada al cigarrillo.

–Me preocupas.

–Preocupate por ti.- dijo mirándome. –Pide un taxi y vuelve a casa.

–No.- dije con seguridad. –Me quedaré aquí contigo.

–Lo que me faltaba.- la miré rodar los ojos, sonreí con suavidad antes de acercarme a orilla, debajo de un árbol, y sentarme.

–Ven.- golpee la hierva que estaba a un lado de mí. –Ven...- repetí cuando ella no se movió. –Insistiere hasta que te sientes conmigo.- dije y ella me miró.

No sabía porque hacía eso, pero necesitaba tenerla cerca, quería conocerla; quería hablar con ella de todo o nada, me conformaba con tenerla a mi lado en medio de la oscuridad de la noche.


<3

Un año; CachéWhere stories live. Discover now