XV

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Kyle.

Metí la mano derecha en el bolsillo trasero de mis vaqueros buscando la llave del departamento de Sam que había metido hace una hora luego de darme una ducha.

Había despertado sobresaltado y preocupado por no encontrarla a mi lado, busqué por todo el departamento y no di con ella por lo que cuando leí su mensaje en mi celular solo pude soltar el aire que estuve conteniendo durante minutos. El desayuno para dos en mi mano izquierda podría ser suficiente para alimentar a un jodido ejército, pero si Chris estaba tan jodido como Sam me había dicho insistentemente en ese mensaje anoche, lo iba a necesitar.

Dejaría el desayuno y luego tomaría mi auto y saldría rápido al entrenamiento, le había avisado al entrenador que llegaría algo tarde, al principio despotricó en el teléfono sobre las distintas maneras en que se iba a cobrar mi impuntualidad, pero cuando le expliqué que Christopher estaba vuelto mierda en el departamento de Sam incluso me dijo que me tomara la mañana. No lo haría porque sabía que se terminaría despertando pasado el mediodía y apenas iban a dar las siete, por lo que mejor vendría por la tarde y entrenaría ahora.

Metí la llave en la cerradura y abrí la puerta encontrando nada más que soledad. Sam me había enviado ese mensaje a las dos de la mañana y luego uno a las tres para asegurarme de que ya estaba en casa y Chris estaba dormido. Por lo menos había sido un borracho calmado y dejó que lo acostaran sin luchar, no creía que Sam hubiese podido sola por muy tomado que estuviese de ser así, sobretodo porque Hotch era uno de los más pesados del equipo.

Pasé por la cocina y dejé el desayuno en la encimera, mis pies dirigiéndose al cuarto de huéspedes para encontrarme a un Christopher tirado casi en el suelo y sin camisa dormido. Entré y lo acomodé sin temer despertarlo, nuestros días de novatos me había enseñado que en lo que respecta a este hombre y a Grand, era casi imposible despertarlos luego de una borrachera.

Cuando estuvo con su cuerpo perfectamente en el centro de la cama pasé de él y caminé hasta la habitación de Sam, abrí la puerta encontrándome a mi chica acurrucada y abrazando su almohada con el cabello por todo su rostro.

Me recosté a su lado con cuidado viéndola dormir. Una sonrisa de tarado formándose en mi rostro a medida que observaba su respiración subiendo y bajando con tranquilidad.

Pasé mi dedo pulgar por su rostro admirando cada detalle. Samantha Daniels se había convertido en más que un polvo para mí, era mi jodida vida y lo sabía. Si alguien años atrás me hubiese dicho que aquí estaría mirándola dormir me habría reído y salido corriendo en la dirección opuesta para jamás topármela. Pero aquí y ahora, a su lado, no me arrepentía de nada más que de haber sido un maldito bastardo con ella. Y no me alcanzaría la vida para compensar el daño que hice.

Se removió entre las sabanas pegándose a mi cuerpo pasando su delgado brazo alrededor de mi cintura. Segundos después sus hermosos ojos se abrieron sobresaltados y soñolientos. Calidez y alivio los llenó cuando se percató que era yo junto a ella.

— ¿Qué haces aquí? —habló con voz ronca volviendo a mi pecho. Pasé mis manos por su espalda cubierta por la fina tela del pijama azul. De estar en mi casa estaría en ropa interior. Eso me hizo sonreír. Solo yo la veía así.

— Vine a comprobar a Hotch y a traerles el desayuno. —la sentí sonreír contra mi camisa negra. —¿Cómo está él?

— No paraba de decir lo mucho que lo había jodido con ella y por alguna razón algo me dice que no es precisamente de su hermana de quien estaba hablando. —se incorporó mirándome. —Dijo que tenía que ser mejor para ella pero que al mismo tiempo no quería traerla al agujero de miseria en el que estaba.

PLAY OFF (Kings of the game #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora