Capítulo I

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Desde que naces lo único que se conoce es la escuela elemental, aquí te enseñan a ser un guerrero. El primer paso es que te elija un elemento, a veces el elemento se presenta tarde, en otros casos naces con tu elemento definido, en casos extremos tu elemento aparece cuando estás a punto de morir, pero siempre aparece. El elemento es parte de lo que eres, forma parte de cada persona, de su esencia. Algunos de nosotros tiene más de un elemento, es por eso que en esta escuela se divide por los elementales de primera clase, con solo un elemento hasta los elementales de cuarta clase que controlan los cuatro elementos y también los elementales de clase cero, que son los que no poseen ningún elemento, pero de igual manera son entrenados hasta que su elemento aparezca.

Me llamo Nix, desde que nací supieron el tipo de elemento que controlaría, no por mi piel pálida o mi cabello rubio, tal vez por mis ojos azules, pero no; no fue nada físico, fue por la marca que tenía en mi espalda, muy pocos elementales nacían con la marca de su elemento, eso significaba que tendrían una fuerte conexión con el mismo y en ese caso son los únicos que pertenecen a los elementales de cuarta clase a pesar de poseer un solo elemento. Tenía una marca que se asemejaba a un copo de nieve, es por eso que mi nombre es Nix y mi elemento es el agua; sin embargo controlo el agua con mayor facilidad en su estado sólido o en forma de hielo, esa es mi verdadera especialidad.

-Hola pálida-escucho a Luc a mi espalda.

-Luc- contesto volteando para verlo.

-¿Por qué tan fría?- me dice y empieza a reírse al ver mi ceja alzada.

Luc es alto, tiene el cabello oscuro y ojos color carmesí, su piel tiene mucho más vida que la mía y es cálida, el también posee una marca, la de fuego y además controla un elemento más, el elemento tierra, somos los únicos elementales de nuestra generación con la marca.

-¿Estás lista para este mes?- veo que sus ojos expresan tristeza.

-Eso creo- respondo con toda la firmeza que puedo.

No estoy segura de estar lista, los elementales se preparan hasta los 18 años para entrar a un periodo de pruebas en el que luchar significa la diferencia entre la vida y la muerte, el vencedor decide matarte o perdonarte la vida; sin embargo sobrevivir a una derrota significa ser desterrado. Incluso aquellos que no controlaban ningún elemento, eran obligados a luchar. Faltaba un mes para que Luc y yo tengamos 18 años, nacimos el mismo día, aunque él nació antes justo cuando el sol se puso en su punto más alto y yo nací cuando la luna brilló con mayor intensidad.

Estábamos caminando por la escuela elemental. No he conocido jamás el significado de estar fuera de estas paredes, nací aquí, crecí aquí. Los cuartos se designaban según la necesidad que presentada de la persona según su elemento, incluso para aquellos elementales que no tenían ningún elemento definido. En fin esta escuela es enorme, hecha de una roca especial, mi habitación es fría, algo que no me molesta en absoluto, aunque la habitación de Luc es caliente, como dije las habitaciones se acoplan a nuestras necesidades.

Hoy es el día de asignación de oponentes, eso quiere decir que asignan parejas de combate para el día de pruebas. Las personas se asignan en un tablero, ese día te daban a conocer tu contrincante y te permitían estudiarlo por un mes, hasta que llegue el día para el enfrentamiento.

En este día se reúnen los elementales de todas las clases y se sortea a la suerte los oponentes. La pantalla empezó a mezclar los nombres hasta designar cada pareja. Cuando se detuvo, busqué mi nombre, aquella pelea sería interesante. Mi rival es Raina, una chica qué pertenece a la clase 2, como elemento principal agua y como elemento secundario aire. Luego divisé el oponente de Luc, aquel pobre chico de la clase 0 no tendría oportunidad.

-Ya tienes la pelea ganada- le susurro.

No obtengo respuesta de él, lo regreso a ver y noto que está demasiado serio.

-Si ya conocen a su contrincante, es hora de que regresen a sus clases para entrenar-nos comunica el instructor.

-¿Te encuentras bien?-le pregunto a Luc, mientras caminamos a la arena de entrenamiento.

-No quiero hacer pedazos al pobre chico, no creo que sea una batalla justa.

Realmente no era justa, al menos sabía que mi amigo no iba a morir, ni sería expulsado. Eso me tenía tranquila.

 Eso me tenía tranquila

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