7|Arrestadas

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En medio de aquel grito se pudo escuchar de fondo el sonido de la campanilla, avisando que alguien más había entrado al lugar.

Aunque quizás ese sonido debió tener toda mi atención al encontrarse el local cerrado, la verdad es que no me importo.

Mi atención en estos momentos se encontraba en aquel hombre

¿Era posible que...?

No, no.

O quizás sí.

Volviendo la realidad, y tratando de olvidar lo que había pasado vi correr a Frida y Claudia en dirección a las mesas dispuestas o más que dispuestas obligadas a limpiar tanto el desastre en ella, como el que se encontraba en el suelo.

Aquel hombre - al que ya le debemos dar un nombre- al ver el movimiento de ellas solo se dispuso a fruncir el ceño mientras se apartaba del desastre que el mismo había ocasionado.

—Señorita, le vuelvo a repetir. El lugar se encuentra cerrado. – Escuche la voz de Kathia a lo lejos.

Un poco intrigada por lo que había escuchado me gire para ver que estaba ocurriendo

—Ya les dije, no vengo a comprar nada. - manifestó la otra persona.

—¿Entonces...?-Delibero Kathia.

—Yo solo...

—Viene por mí. - La interrumpí mientras me acercaba a la entrada un tanto desorientada.

Desde lo que había ocurrido o mejor dicho lo que ella había mencionado -por así decirlo- no la había vuelto a ver y realmente pensé que sería así por un largo tiempo.

—Por favor, déjenla pasar. -volví hablar.

Aunque en este instante no me apetecía hablar con ella, después de todo era mi amiga.

¿Era? Si, era.

Leonardo y el otro gorila eran los que se encontraban en la entrada impidiéndole el paso, me miraron fijamente por unos segundos al hablar para seguidamente empezar a negar.

—Tenemos órdenes de no dejar pasar a nadie. - Hablo dijo Leonardo.

Confundida por lo que el acaban decir voltee a mirar a Kathia, pero esta rápidamente negó con sus manos.

—Yo no he sido.- declaró.

Si ella no había sido entonces ¿Ordenes de quién?

—¿Podría saber quién ha dado esa orden? - Me atreví a preguntar.

Estos se volvieron a mirar entre ellos.

—El Señor D...

—Crystal, ya. - Lo interrumpió Kathia un poco alterada.

Extrañada por su actitud la voltee a ver pero esta solo miraba hacia otro lado.

¿Acaso había dicho algo malo?

—Por favor dejen pasar a la señorita-Volvió a hablar Kathia, esta vez más tranquila.

—Lo sentimos señorita, son ordenen del jefe.

Molesta baje mi vista al piso, mientras trataba de tranquilizarme un poco.

El jefe, el jefe, el jefe

Que yo sepa ellos solo tenían un jefe entonces el señor ¿D? era su jefe.

D

¿Pero "D" de apellido o de nombre?

Quise preguntarles, pero cuando subí mi vista para verlos, no solo los vi a ellos, sino también a Megan. Algo en su expresión atormentada me hizo saber que venía a decir algo importante.

Kroulf ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora