Día 2: Té y Café

1.2K 109 97
                                    


Damien entró a la cafetería como si hubiera encontrado un oasis en medio del desierto. Llevaba en sus manos su laptop abierta y la mochila se le balanceaba en el hombro derecho repleta de libros de la biblioteca de la universidad.

Sus ojos se dirigieron al letrero que decía "wifi gratis" y suspiró como si el alma le volviera al cuerpo. El lugar estaba repleto por decir lo menos, pero era normal considerando que era la cafetería más cerca del campus y en época de exámenes finales solía llenarse de alumnos que como él no habían encontrado lugar para sentarse en la biblioteca y necesitan terminar sus trabajos de ultimo momento.

No supo cómo, pero consiguió lugar en una de las esquinas del café junto a la ventana, el sol le daba de lleno en el rostro, por cosas como esas odiaba Denver, el invierno era exquisito con sus calles repletas de nieve y solo necesitaba ropa ligera para cubrirse, el frio nunca le había afectado, pero el verano era distinto. Lo odiaba más que cualquier otra estación del año, intentó encontrar una posición mejor, pero al final se rindió, se quitó la polera negra mostrando sus brazos de un blanco que hacia contraste con el resto de la ropa oscura que traía y comenzó a trabajar.

Solo necesitaba llenar veinte páginas sobre "La teoría de la empresa y el rol de las pérdidas y ganancias", nada más, super sencillo y seria libre para disfrutar de sus vacaciones de verano en algún lugar helado.

El mesero apareció unos minutos después, Damien pidió un frappuccino de mocca con chispas de chocolate sin despegar la vista de la laptop.

Poco después llegó su pedido, lo bebió de a pocos y casi sin saborearlo, se suponía que tenia que durarle todo el tiempo necesario para terminar el trabajo y sin que lo echen del local por no consumir.

Tecleaba y tecleaba lo más rápido que podía, de rato en rato se detenía y se quedaba mirando a la pantalla, luego abría cinco documentos con información y volvía a escribir. No noto cuando el sol se ocultó o cuando la cafetería poco a poco fue vaciándose, le dolía la espalda y el trasero, sus dedos se movían con lentitud y una migraña amenazaba con atormentarlo. Tenía que entregar el trabajo hasta la medianoche de ese día y si no llegaba el 30% de calificación se iría a la basura. La adrenalina inundaba su cuerpo, así que siguió y siguió hasta que a las 11:58 escribió el punto final y sin demora mandó el trabajo al profesor.

Sus ojos vieron como la pagina cargaba y su trabajo desaparecía en la red. Dejó escapar un suspiro largo y se desplomó sobre su asiento.

La adrenalina abandonó su cuerpo, sentía como si hubiera corrido una maratón. Se estiró relajando sus músculos y echó la cabeza hacia atrás. Cerró los ojos con fuerza y descubrió que le dolían. No estaba seguro, pero tenia el presentimiento que estaban hinchados. Los mantuvo así, cerrados por unos instantes. Estaba cansado, tenía hambre, pero agradeció que era viernes y podría dormir todo el sábado, tantas horas acumuladas durante el semestre le estaban pasando factura.

El ambiente olía a café recién hecho y sentía que la silla era cada vez más cómoda, mejor que la cama de su casa. Una música tenue de violines lo arrullaba, invitándolo a quedarse ahí por siempre, se sentía en un sueño.

–Disculpa...

Entonces una delicada voz lo trajo al mundo de los vivos. Abrió los ojos como atontado, sintiéndose fuera de sí, cuando enfoco la vista vio a un chico de cabello dorado, ojos color cielo como para perderse en ellos y rodeado por un aura blanca.

–Wow...–exclamó con un hilo de voz propio de alguien que recién despierta–. Luces como un ángel– dijo con una sonrisa incrédula.

El chico, Pip, según su etiqueta, se quedó viéndolo por unos segundos, sus mejillas se colorearon, luego arrugó el rostro en una mueca extraña que terminó por convertirse en carcajadas, se reía, una risa muy linda al parecer de Damien, pero eso sirvió para despertarlo como un balde de agua fría.

FANTOBER 2020 - DIPWhere stories live. Discover now