8

679 92 9
                                    

—Ya no quiero que estés en tu casa, Draco —habló un Harry muy preocupado.

—¿Y quedarme con mis padres? No, gracias.

—Es una buena idea, no creo que el infame se vaya a meter a la Mansión, sería arriesgarse demasiado.

Draco negó reiteradas veces cruzándose de brazos. Harry sonrió, con ternura.

—Draco...

—No pongas ese estúpido tono de voz, Potter —ordenó. Harry rió con confusión.

—¿Cuál tono?

—Me hablas como si fuera un niño.

—Es que... lo pareces —Harry alzó las manos antes de que el rubio protestara —. Sólo quiero que tengas un lugar seguro donde quedarte y creo que es en la casa de tus padres.

—Quizás podría quedarme con un amigo.

Harry, dubitativo, guardó silencio unos minutos.

—Honestamente no sabemos con qué tipo de magia estamos tratando. La casa de tu amigo puede ser una buena idea como también una muy mala. Nosotros te pondremos protección pero no existe ningún hechizo contra las maldiciones imperdonables.

—No, no quiero poner en peligro a Adrien —respondió, resignado y lanzando un suspiro —. Me quedaré con mis padres entonces.

—Puedes quedarte en mi casa, si quieres.

—¿En tu casa?

—Sí —con una sonrisa burlona, agregó —. Pensándolo bien, yo podría protegerte mejor que cualquier Malfoy.

—No tengo dudas. Pero... no entiendo porqué harías eso por mí.

Harry soltó un suspiro exasperado que hizo reír a Draco.

—Me haces perder la paciencia, Draco. Porque ahora eres mi amigo y porque quiero que estés bien. Si estar en casa de tus padres no te gusta, puedes venir conmigo. Lo tomas o lo dejas.

Draco se quedó observando los ojos verdes del chico, a los segundos añadió;

—Típico de Harry Potter.

—Típico de Draco Malfoy no querer aceptar ayuda.

—Está bien —aceptó riendo —. Voy contigo.

A pesar de que ya era un adulto, Draco no fue capaz de decirle a su padre que se quedaría en la casa de Potter, pero sí se lo dijo a su madre.

—Pero no se lo digas a papá.

—¿El Ministerio lo obligó?

—No, él se ofreció. Este último tiempo hemos estado hablando.

Narcissa asintió.

—Lo único que me importa es que no corras peligro, y con él estarás bien.

—Mamá... ¿tú no te sientes culpable de todo lo que pasó?

La mujer se estiró a tomar el periódico que estaba sobre la mesa de té.

—Tienes que olvidarte de todo eso, hijo. No puedes seguir lamentándolo.

—Pero no puedo y menos ahora, y yo sé que tú no eres mala, mamá. Tú lo protegis...

—Basta, Draco. Hay cosas de las que mejor no hablar.

—Pero...

—No.

Draco se marchó a su casa para armar las maletas con lo que necesitaría antes de ir a pasar los días siguientes con Harry.

    Sabía que no hacía bien a nadie escarbar en las cosas del pasado, y deseaba tener la voluntad de su madre para fingir que nada había pasado. Pero se sentía muy avergonzado y a menudo, Lucius le gritaba por ese motivo, porque no entendía qué lo había hecho cambiar tanto de ideas.

Cielo gris | DrarryWhere stories live. Discover now