17. Dilema

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Seis meses después, la pierna de Woo Hyun está totalmente recuperada, y su vida junto a su lindo sobrino y Sung Kyu no puede estar mejor. Sin embargo, su inquietud por volver al trabajo al cien por ciento lo está poniendo un poco ansioso.
     Woo Hyun no es de los hombres que se conforman con las cosas, ni tampoco es una persona a la que le gusta que otros trabajen por él. Se puede decir que, no está contento con el hecho de que sea Sung Kyu el que pague por todo. Eso le ha hecho sentir como una carga, aunque sepa a la perfección que el mayor para nada piensa así, sin embargo, también cree que puede aprovechar su relación con él para pensar un poco más en sus intereses personales, y, tal vez, retomar sus estudios en la universidad.
     Entusiasmado con sus pensamientos de los días pasados, Woo Hyun despierta esa mañana con la firme intención de ser él quien haga el desayuno. Hace mucho tiempo que no prepara nada para comer, y no porque se le hayan olvidado las deliciosas resetas que le enseñó su querida madre, sino porque, en esa elegante casa, hay una habilidosa cocinera que hace comida todo el día.
     Y aquello, de cierta forma, también le gusta. Le satisface no ser él quien se encargue de todos los 'quehaceres', aunque nunca fue una molestia para Woo Hyun mantener en orden su hogar, y mucho menos si se trataba de procurar en todo a Sung Jong.
     No obstante, cuando se da la vuelta bajo las mantas para darle los buenos días a Sung Kyu, se da cuenta de que el mayor ya no está en la cama, a su lado. Woo Hyun parpadea, desconcertado. Es la primera vez que, al despertar, no es atacado por Kim con una serie de tiernos besos y dulces palabras que lo hacen sonreír como si de un adolescente se tratase, y aquello lo llena de una irremediable confusión y desilusión.
     Hace las cobijas a un lado y se dirige al baño para lavarse la cara. Aún es temprano y, además, es el último fin de semana del mes, así que cree que Sung Kyu ha tenido que ir al trabajo puesto que, recientemente, las cosas en el club nocturno están más ajetreadas que de costumbre.
     Woo Hyun lo ha notado, sobre todo desde la semana pasada. Todo parece marchar bien, incluso Sung Kyu le comentó que tiene pensado abrir otra sucursal mucho más grande en otro sector de la cuidad.
     El joven está feliz por Sung Kyu; por todo lo que ha logrado pese a las circunstancias, pero no puede dejar de imaginar que no sólo se trata de eso, ya que, desde hace un par de días, lo ha visto muy ocupado con su teléfono móvil y, lo más 'extraño' de sus acciones, es que se aleja de él para responder cuando recibe alguna llamada.
     Nam no quiere suponer cosas raras. Sung Kyu le ha demostrado ser un hombre sincero y que lo ama demasiado. Aun así, la inseguridad de Woo Hyun al tener a su lado un hombre como él, no deja de clavarle aquellas espinitas en el pecho; las mismas que le dicen que el mayor está comportándose un tanto distante con él, y que, tal vez, está ocultándole algo.
     —Buenos días, señora Yoon —saluda Woo Hyun a la amable mujer una vez que ha entrado a la cocina. Ella le sonríe con dulzura y el joven se acerca a tomar un pan tostado con mermelada que hay en la barra desayunadora.
     —Buenos días, joven Woo Hyun. ¿Cómo durmió? —pregunta ella con una cálida sonrisa mientras le acerca una taza de café.
     —Muy bien, aunque, Sung Kyu no estaba cuando me desperté. ¿Sabe a dónde fue? —inquiere, esperando obtener una buena respuesta, pero la mujer se da la vuelta y tarda un poco en contestar.
     —Me parece que el señor Kim tiene asuntos qué atender en su trabajo. Últimamente está muy ocupado —dice ella, continuando con su labor en la estufa.
     —Sí, tiene razón —termina diciendo Woo Hyun, no muy convencido—. Iré a ver si Sung Jong está despierto —anuncia antes de salir de la cocina en dirección a la habitación de su sobrino.
     El muchacho suspira y sube los escalones con tranquilidad, observando la puerta entreabierta de la habitación del niño. Aún está oscuro en el interior, así que el joven se hace a la idea de que el pequeño sigue dormido antes de entrar, por lo que lo hace con suma cautela. Se acerca a la cama y muy despacio le acaricia su sedosa cabellera. Woo Hyun sonríe y cuando está a punto de salir del cuarto, un peculiar objeto que está justo bajo el brazo de Sung Jong llama su atención, así que el joven estira la mano y lo toma con cuidado. Es un teléfono, y no cualquier teléfono, sino el de Sung Kyu.
     Cuando sale del cuarto, Woo Hyun se detiene en el pasillo y observa el móvil con curiosidad. Parece que Sung Kyu lo ha dejado en la cama de Sung Jong sin darse cuenta. Entonces piensa que debe intentar comunicarse con Kim para decirle que lo ha dejado en la casa. Tal vez Sung Kyu esté con Sung Yeol y pueda llamarle a él para que le diga; es seguro que el mayor está buscando su teléfono con desesperación. Woo Hyun sabe lo importante que es para él, puesto que dirige muchas cosas del club desde ahí. Y es por eso también que Nam cree que aquello es una buena oportunidad para averiguar lo que hace y con quién habla. Ha querido preguntárselo en días pasados, pero no quiso parecer demasiado paranoico.
     Mira el móvil y presiona el botón para encenderlo. De pronto, una sonrisa se materializa en su rostro porque lo primero que ven sus ojos es una fotografía de Sung Jong como fondo de pantalla. Luego desliza el dedo por la misma y descubre que no está bloqueado. Eso le hace suponer que Sung Kyu no tiene nada qué ocultar, o que Woo Hyun es demasiado maduro y seguro de sí mismo, como para no hacer lo que está haciendo. Pero es que Sung Kyu se ha portado muy raro el último par de semanas, que el muchacho no quiere pensar siquiera en que tal vez... lo está engañando.
     Esa duda de nuevo invade su mente, haciendo latir su corazón con ansiedad. Woo Hyun está en un dilema, pero aún así sabe que está mal revisar el teléfono de Sung Kyu a escondidas.
     Toma una gran bocanada de aire y se muerde el labio inferior mientras su dedo se mueve cerca de la pantalla, pensando aún si debe leer sus conversaciones privadas. De pronto, el teléfono empieza a sonar anunciando una llamada entrante. Woo Hyun se tensa por un segundo y no sabe si debe responder en lugar de Sung Kyu, pero piensa también que puede tratarse de algo importante y al final decide contestar.
     —Hola...
     —Sung Kyu, debemos vernos ya —dice un hombre al otro lado de la línea un tanto desesperado—. Creo que las cosas no están funcionando. Te necesito ahora.
     —¿Qué? —exclama Woo Hyun con el ceño fruncido y los celos brotando por cada poro de su cuerpo.
     —¿Sung Kyu?
     —No soy Sung Kyu. Pero este es su móvil, él lo ha olvidado y... —Nam sacude la cabeza y se concentra en la ira que está surgiendo en su pecho en ese preciso momento—. ¿Quién diablos eres tú?
     —La pregunta sería, ¿quién eres tú y por qué respondes el móvil de otra persona?
     —Soy Nam Woo Hyun, el novio de Sung Kyu, y creo que me debes una buena explicación.
     —Oh... —exclama el otro hombre con evidente sorpresa—, tengo asuntos que tratar con Sung Kyu. Soy Choi Min Ho, un... amigo.
     Sin esperarlo, la llamada se corta y Woo Hyun no puede evitar que su corazón lata con molestia, ansiedad y miedo. No sabe quién es Min Ho, pero está muy seguro que ahora quiere averiguarlo a toda costa. Así que busca el número en el registro y se dispone a volver a llamar, pero la voz de Sung Kyu lo saca de sus cavilaciones cuando se encuentra con él en el pasillo, y entonces el muchacho no sabe si debe reclamarle lo que acaba de pasar o avergonzarse por husmear en su teléfono.

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