Capitulo 24

1.6K 185 25
                                    

Llevaba más de cinco minutos fuera de su casa, no se decidía a entrar debido a que su rostro estaba enrojecido por el llanto y no lograba calmar los espasmos que sacudían su cuerpo, aunado a todo eso el coche de su padre estaba en la cochera y ella sabía que no podía evadir a su padre, se daría cuenta demasiado rápido, la idea de ir a la casa de Stella la abordo, pero no podía hacer eso, no cuando en palabras de la propia Stella su amistad había terminado cuando ella prefirió a un hombre encima de a ella. 

Una idea abordo su cabeza y teniendo cuidado de que nadie la viera comenzó a caminar hasta la pequeña puerta de madera que daba paso al patio trasero, rogaba porque la puerta estuviese abierta y un suspiro de alivio salió de ella cuando la puerta cedió con facilidad, sus zapatos colgaban de sus mano, sus pies descalzos comenzaron a mojarse debido al aspersor que regaba con ímpetu el césped, caminaba con cautela a medida que se acercaba más a la puerta corrediza de cristal, se obligó a si misma a ver hacia el interior de esta, y se alegró al ver que no había nadie, incluso la luz estaba apagada por lo que con un poco más de confianza abrió la puerta tan poco que presento algunas dificultades para adentrar su delgado cuerpo dentro, pero una vez dentro camino casi corriendo, queriendo estar el menor tiempo posible en la planta inferior, sin ningún inconveniente logro entrar a su habitación.

Estando en esta no se reprimió mas y un grito ahogado salió de sus labios, las lágrimas pronto empaparon su rostro y los millones de preguntas se hicieron presentes. No paraba de buscar una explicación a lo que había pasado.

Si Astrid hubiese tenido al menos un gramo de amor propio ya habría terminado esa relación de forma definitiva, pero Astrid no lo tenía, no había siquiera una pizca de amor propio en ella por lo tanto ella no pensaba en terminar la relación sino al contrario en una forma de mantener esa insana dependencia que ella tenía por él, ella decía que lo amaba, pero la realidad es que había desarrollado una enfermiza dependencia por él.

Poco le importo el fango que ensuciaba sus pies desnudos cuando se refugió bajo el calor de sus sabanas, se aferraba a estas con fuerza, tomándolas en un puño con sus blancas manos, las lágrimas no habían parado en ningún momento y a pesar de estar bajo las frazadas no podía parar de temblar, tan congestionada estaba su nariz que el respirar le resultaba difícil, el aire entraba por su boca, así estuvo durante horas, hasta que el cansancio la invadió y cedió, dejándose llevar por la negrura de sus sueños, donde no había nada, solo oscuridad y una efímera paz.

Cuando despertó creyó por unos segundos que todo había sido un mal sueño, una pesadilla, pero el dolor en su mejilla y la hinchazón en sus ojos le hicieron ver que todo había sido real... su príncipe la había golpeado, las lágrimas se agolparon en sus ojos, pero no libero una sola lagrima y no porque fuese fuerte o pensara que él no las merecía, sino porque no podía darles a notar a sus padres lo mal que se encontraba, lo menos que deseaba en ese momento era que sus padres la estuvieran atosigando de preguntas.

Realizo su rutina habitual, a excepción de que ahora había colocado una mascarilla para bajar la inflamación de sus ojos y un poco de maquillaje fue puesto en su rostro para cubrir el moretón que había sobre su pómulo, era pequeño, pero perceptible, por lo que ocultarlo le pareció lo más adecuado.

Con desgano tomo unos jeans que le quedaban flojos y lo acompaño con una blusa que le había robado a su prima Kendall, esta le quedaba floja. No tenía ánimos de hacer nada en ese momento, pero era domingo y siempre pasaban el día en familia con su padre, por lo que mentalmente se obligó a bajar en dirección al comedor.

Su mirada estaba clavada en el piso y al elevarla su respiración se detuvo, el miedo recorrió su torrente sanguíneo, pero este también iba acompañado por la enfermiza necesidad de estar a su lado.

Angelo estaba sentado sobre el comedor acompañando a su padre. El varón se puso de pie apenas la vio, lucia ¿nervioso?, además de demacrado, unas enormes ojeras se extendían debajo de sus ojos.

—Qué bueno que ya despertaste, estábamos por ir a llamarte, Angelo lleva algunos minutos esperándote. — Mark fue quien hablo, Rose se limitaba a mantenerse lo más alejada posible  de ese monstruo.

Astrid se mantenía estática en el umbral, la sorpresa de ver a Angelo ahí la hizo entrar en un trance. 

Este camino con cautela hacia ella, tanteando el terreno y cuando estuvo frente a ella su voz fue tan delicada, que le costaba a Astrid creer que él la había golpeado.

—Necesitamos hablar linda.

Astrid lo miraba desconfiada, pero todo su ser ansiaba con desesperación escuchar lo que él tenía para decirle.

—Vamos al patio. — su voz era un débil murmullo.

Cuando comenzaron a caminar Astrid noto el enorme ramo de rosas blancas que estaba sobre la mesa del comedor y que posteriormente Angelo tomo para caminar junto a ella, cuando salieron al patio Astrid avanzo con velocidad hacia el invernadero, Angelo la seguía por detrás.

Apenas haber entrado en el invernadero Astrid se quedó quieta, en medio del lugar esperando a que el hablara.

—Sé que lo que paso ayer no tiene ninguna excusa, fui un animal y estoy muy arrepentido de mi comportamiento ¿vistes mis mensajes?

Astrid negó. Desde que llego por la noche no había tocado su teléfono una sola vez.

—No pude dormir pensando en todo el daño que te hice, en verdad estoy arrepentido, sé que no hay una explicación válida para que no termines conmigo, pero te necesito, amor en verdad te necesito, soy como un adicto tratando de estar en abstinencia, te necesito tanto como el oxígeno para poder vivir. Por favor no me abandones, te lo suplico. —su voz poco a poco se iba quebrando.

—Me golpeaste Angelo, y me abandonaste en medio de la calle como si no fuera nada importante para ti ¿tienes idea de cómo me sentí?

Angelo se apresuró a hablar. —Soy un idiota, lo reconozco, pero ¿que querías que hiciera cuando encontré a mi novia besándose con otro tipo?  —su voz comenzó a elevarse.

—¡No me dejaste explicarte un carajo!, no tenías por qué golpearme.

—Lo siento tanto mi amor, perdóname por favor, déjame demostrarte mi arrepentimiento, te juro que jamás te volveré a poner una mano encima. —Angelo parecía incluso a punto de llorar.

La mente de Astrid estaba hecha un caos, la parte sensata de ella no paraba de repetirle que no le creyera, que no cayera por un par de palabras dulces, pero la otra parte, la parte enferma de su mente le decía que lo intentara, que no podrían sobrevivir sin él.

—¿No me lastimaras de nuevo? — se escuchaba como un conejo asustado, tratando de aferrarse a cualquier vestigio del chico que había conocido. Aunque en realidad esa persona jamás había existido.

Su dependencia por él había ganado.

Una sonrisa se extendió por los labios de Angelo —Nunca más mi amor.

Angelo se acercó con cautela y viendo que esta no haría nada se atrevió a rodearla con sus brazos, acercándola a su cuerpo, Astrid tímida le regreso el abrazo, mientras estaba entre sus brazos se esforzó en creer que él cumpliría su palabra, que no habría más golpes, que ilusa era.

La mayoría de las mujeres que son víctimas de violencia por parte de su pareja dejan pasar la primera agresión, quedándose con su pareja bajo la promesa de que la agresión jamás se volverá a repetir, pero sucede, la agresión se repite y con mayor fuerza.

Angelo también se llevaba crédito en la decisión de ella. Era un impresionante actor, fingía un remordimiento que no había en su ser, él no sentía la menor culpa por haberla golpeado, pero no podía dejar que se fuera de su lado. No podía irse, aún no estaba lo suficiente rota.

No tengo mucho que decir sobre este capítulo, lamentablemente muchas mujeres se dejan guiar por falsas promesas. Si alguien de ustedes esta en esa situación no tengan miedo de alejarse, si su pareja llega a presentar una conducta violenta aléjense de inmediato, no se fíen de las promesas de que no volverá a suceder, porque lo volverán a hace, recuerden los golpes jamás serán una muestra de amor.

No olviden votar y comentar si fue de su agrado este capítulo.

Nos leemos el viernes.

Abismo [borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora