CAPITULO XXIV

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Nero.

Nunca pensé que algo así me ocurriera a mí. Estoy pensando en cómo las personas se enamoran de formas misteriosas. Demasiado misteriosas. Me estoy hundiendo en los recuerdos de nuevo y esta vez temo que no habrá nadie que pueda sacarme a flote, ni siquiera Kyrie. Está volviéndome loco.

Quisiera que en esta mañana pueda olvidarlo, es tan fácil decirlo, pero no es lo mismo y entonces Trish aparece disfrazada de Gloria y simplemente el recuerdo llega de repente.

—Credo me ha dado permiso de acompañarte en tu día libre —me avisa zarandeando con la mirada a mis espaldas. Probablemente, en busca de que nadie se encuentre detrás o, mejor dicho, Kyrie.

—Bien —digo sin ánimos. Es un hecho que su petición para que me dejaran salir de Fortuna ha ido todo un fiasco y que no será posible. No sé por qué simplemente me siento mal por saberlo, no sé porque estoy sintiendo de repente un pequeño peso en mis hombros.

—No te desanimes —me dice—, te espero en la cafetería a unas calles de aquí. No tardes ¿de acuerdo?

—¿Para qué quieres que vaya a la cafetería?

—Ya sabrás para qué.

Evito seguir quejándome, y hago lo que me pide. Al poco rato, a un lado de la cafetería de Ciudad Fortuna, noto a una mujer al lado de Trish haciéndome una seña.

Es Lady.

—¿Te parece bien si vamos por algo de beber? —propone.

—Seguro.

Aún estoy aturdido por todo. Ellas dos son conscientes de todo lo que ocurre, pero no tengo argumentos para contradecirlas con la tremenda evidencia que poseen.

—¿Acabas de comprarle a mi hijito menor de edad una bebida alcohólica? —Trish le pregunta en voz alta. Lady enarca las cejas de pronto y se vuelve hacia mí.

—¿Menor de edad?

—Sí, Nero tiene dieciséis —dice Trish.

—Diecisiete mañana —le recuerdo. Y no puedo evitar sorprenderme de mis propias palabras. Ya ha pasado tanto desde la última vez que estuve en esta ciudad. Estuve tan concentrado en olvidar que solo he conseguido recordar y ese tiempo aferrándome a olvidar, simplemente se ha ido. Ha sido tan efímero y nada ha cambiado.

—Tú no eres... —su voz se desvanece y mis mejillas están encendidas. Lady trata de preguntarme algo, pero no continúa. Como si quisiera decirlo, pero no luce segura— Yo me voy a callar ahora mismo.

—¡Haces bien! —Trish se pone de pie y se retira al mostrador. Me hundo más en mi silla mientras Lady toma de su bebida sin quitarme los ojos de encima.

Realmente incómodo.

Ella me pone incómodo.

—Creo que eso ha salido bien —dice sonriendo al notar mi incomodidad.

Soy el idiota más encantador del mundo.

Me cubro la cara con ambas manos.

—Eso ha sido tan...

—Señor, necesito ver su carné de identidad —me dice el mozo que ha llegado a nuestra mesa. Espío entre mis dedos. El corazón me salta a la garganta.

—Oh. Eh...

—Tiene dieciocho —interviene Lady pero él entrecierra los ojos. Trish le lanza una mirada.

—Por favor, no llame a nadie de la Orden —pido.

—Él no beberá. Son nuestras bebidas —interviene Trish y empieza a coquetearle—. Si no le importa, es cumpleaños de mi hijito. Sería muy amable dejarle beber solo una botella.

✔️DÉJAME TOCAR TU FUEGO | DANERO 1Where stories live. Discover now