𝘛𝘢𝘮𝘢𝘬𝘪 𝘈𝘮𝘢𝘫𝘪𝘬𝘪

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So this is love
S

o this is what makes life divine.


La yema de mis dedos acariciaba con delicadeza la suave superficie de la caja envuelta en un forro rosa palo

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La yema de mis dedos acariciaba con delicadeza la suave superficie de la caja envuelta en un forro rosa palo. La miré por una última vez, mordiendo mi labio inferior con fuerzas, tratando de apaciguar la constante emoción que crecía con el paso de los segundos.
«Le va a gustar, le va a gustar», traté de repetirme aquello mentalmente, en un intento de darme ánimos.

—Así que, ¿se lo darás? —la voz de Mina resonó a mi costado.
Sacudí la cabeza reiteradas veces para centrar mi atención en la realidad que pasaba a mi alrededor y la miré con un leve sonrojo en las mejillas.

—Sí…eso creo —murmuré.
Mina se llevó una mano a la barbilla pensativa mientras sus ojos me recorrían todo el rostro, intentando descifrar qué es lo que me tiraba para atrás.

—No suenas muy convencida —afirmó.
Suspiré pesadamente.

—Sabes cómo es Tamaki…él…

—Te preocupa que salga corriendo, ¿Verdad? —asumió.
Yo asentí levemente con la mirada baja.
El silencio en el que quedamos sumidas se alargó hasta que sonó el timbre chillón. Anunciando de forma abrupta el final de la clase. Todos se levantaron de sus asientos, guardando sus cosas personales en las mochilas y colgándoselas en el hombro para finalmente desaparecer al cruzar el umbral del salón.

—¿Luego vas a los dormitorios? —preguntó por última vez la de cabellos rosados.

—Todo depende de cómo salga.

—Yo estaré allí con los chicos, cualquier cosa nos buscas, suerte Thyra.

—Gracias Mina, luego te contaré todo.
Agité la mano despidiéndola a lo lejos, viendo como su silueta se iba haciendo más y más pequeña, convirtiéndose en una mancha borrosa en la lejanía.
Arrugué las cintas de mi mochila cuando crispé mis manos en un puño y luego la subí, acomodándola en el tope de mi hombro para que esta no se cayese. La caja rosada estaba yaciente sobre el banco vacío, invitándome a tomarla y a llevarla a su nuevo dueño.
Estuve a punto de echarme atrás pero saqué fuerzas de donde no las tenía y me adentré en los pasillos —ya desolados— de la academia, en busca del de orejas peculiares.
Mientras caminaba, el ruido de la suela de mis zapatos rozar las lozas del suelo, me hizo entrar en una especie de transe, obligándome a recordar la conversación que había mantenido con Yuki en mi cuarto.
«¿Y si lo incomodo?», la duda se hizo presente en mí. Sabía que le gustaba, de todas formas, jamás hubiera aceptado a salir conmigo si la situación fuese la contraria. Pero… no podía negar que deseaba dar un paso adelante en nuestra relación.
«¿Y si lo beso?».
Mi mente respondió de inmediato con una rotunda negativa, no era una buena idea.

𝐋𝐄𝐌𝐎𝐍𝐀𝐃𝐄 | 𝐛𝐨𝐤𝐮 𝐧𝐨 𝐡𝐞𝐫𝐨Where stories live. Discover now