Capitulo 21

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—¿Y si están abajo?—pregunto tomando su brazo, ambos nos detenemos a mitad del pasillo.

—Es obvio que lo estarán, no creo que a Alex se le olvide la manera en la que salimos corriendo—responde rascando su cabello, luego bosteza.

—¿Y si salimos por la ventana sin que nos vean?—él me mira como si no me creyera.

—¿Eres idiota o qué? Camina, Axel, de todos modos nos vamos a morir—sentencia.

—Recuerda que no puedes mencionar a Nanci por nada del mundo—él me mira cansado de que le repita lo mismo, a regañadientes yo sigo caminando por el pasillo.

Mientras bajamos las escaleras me preparo mentalmente para todas las preguntas y regaños, quizá salir corriendo luego de encontrarnos con mi padre no fue buena idea, lo hubiésemos hablado anoche y hoy estaríamos desayunando tranquilos.

—Buenos días—saluda Manuel cuando entramos a la cocina. Papá aparta la vista de su café y mamá de los panqueques que prepara.

—Buenos días cenicientas, ¿durmieron bien?—noten el buen humor de mi padre.

—Más que bien, ¿usted cómo durmió?—papá mira a Manuel con ganas de matarlo y yo aguanto las ganas de reír.

Ambos nos sentamos en los taburetes, yo dejo mi mochila en el piso y Manuel recuesta su cara de su puño. Unos segundos en silencio donde mamá sirve el desayuno, por suerte no nos dejan morir de hambre.

—¿Por qué tienes puesta ropa de Axel?—le pregunta mamá a Manuel, la manera en la que sonríe me deja en claro que no está pensado nada bueno aunque no lo dirá.

—No querría saberlo—le acaricia el cabello, mamá le da un pellizco que lo hace sobar su mano.

—Empecemos por lo principal—empieza a hablar papá, nosotros dos nos quedamos callados, sólo comiendo y mamá nos mira recostada del fregadero.

»Primera pregunta: ¿De dónde venían a las dos de la mañana?—yo mastico para contestar.

—Estábamos en el parque de atracciones con los chicos—él me mira serio, ¿por qué me mira así si no estoy mintiendo?

—¿A las dos de la mañana?—Manuel y yo afírmanos con la cabeza—. ¿A qué hora salieron del parque?—lo pienso, compartimos una mirada y es obvio que si decimos horas distintas nos va a descubrir.

—A las diez—respondo yo, que respuesta más estúpida, ya metí la pata.

—¿El camino les tomó cuatro horas?—Manuel palmea su cara y mastica de manera apresurada, traga y sé que al hablar no dirá nada bueno.

—Si estuvimos en el parque, Axel se fue como a las siete porque tenía cosas más importantes que hacer y los demás salimos como a las nueve—confiesa y nuevamente me dan ganas de estrangularlo, ahora nos preguntarán dónde estuvimos todas esas horas.

—¿Para dónde fuiste, Axel?—me pregunta mamá, ya Manuel lo ha dicho todo y mentirle sería inútil, lo que no quiero es que lleguemos al tema de su madre.

—Para donde Nay—confieso, muerdo mi panqueque evitando mirar a los presentes, no por vergüenza, si no porque la cara que tiene Manuel me da risa.

—¿Y qué hiciste en todas esas horas?—vuelve a cuestionar, ¿para qué quieres saber tanto?

—Nada, sólo vimos películas y me quedé dormido, eran las dos cuando Manuel me llamó y me pasó a buscar—digo de una vez.

—Salen para un parque de diversiones sin decirle a nadie, cada uno coge su lado, Axel se va para donde esa chica y quién sabe para dónde cogiste tú—nos regaña papá y señala a Manuel.

Un amor inolvidable |#2|✔️Where stories live. Discover now