Capítulo XXIII

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El portal los dejó a ambos en las afueras de Atlantis.

—Este lugar no ha cambiado nada en la última década— comentó Allaric mirando el imponente palacio que se pintaba en frente de sus ojos.

—Si acaso habrán pasado unos dos o tres años desde que estuvimos aquí, es lógico que no haya cambiado mucho, Ric— le dijo Anagashi.

—Cierto— soltó un suspiro y miró a Diamond, su cabello se había vuelto de color azul celeste otra vez— ¿Por qué le pasará esto?

—No lo sé, pero mejor entremos al palacio cuanto antes.

Ambos comenzaron a caminar rápidamente hasta llegar a la puerta de entrada. Unos tritones salieron de los estanques que se encontraban alrededor del estrecho pasillo en donde estaban parados y les abrieron las puertas para que entrasen guiándolos hasta el salón del trono. Estaba vacío como casi siempre y un rato después, de los estanques que había alrededor, salieron Tritón y su esposa.

—Majestades— dijeron Allaric y Anagashi al mismo tiempo haciendo una reverencia.

—¿Qué les trae por aquí? ¿Problemas para volver a tierra otra vez?— preguntó Tritón.

—No, majestad— respondió Anagashi—, venimos a que nos ayude a sanar a una amiga.

—¿Una amiga? ¿Quién?— preguntó y Allaric que estaba a unos pasos detrás de Anagashi se paró a su lado.

—A ella— Allaric dejó que Tritón la observara y sus ojos se abrieron como platos.

—¿Mi rey, eso no es...?

—Una oceánide— dijo Tritón anonadado— ¿Qué le sucedió? ¿Por qué una criatura tan sagrada está en ese estado y en manos de vampiros?

—Es una amiga— respondió Anagashi—, le robaron su corazón de diamante y cuando usó sus poderes sobrecargó su cuerpo.

—Majestad, por favor si puede hacer algo para despertarla...

—La magia de una ninfa del océano es muy poderosa— agregó Tritón interrumpiendo a Allaric—. Si ella misma se hizo daño será difícil curarla.

—Tiene que haber una forma, majestad.

—La hay, pero no la poseo yo. A pesar de que mi tridente es poderoso no posee ese tipo de poderes de sanación.

—¿Entonces, no sabe cómo ayudarla?

—Sí lo sé. En uno de los subreinos pertenecientes a Atlantis está quien puede ayudarlos.

—¿Crees que sea prudente enviarlos con él, mi rey?— le cuestionó la reina.

—¿Sucede algo con esa persona?— preguntó Allaric.

—Él no es muy de hacer favores, ni siquiera a mí que soy su rey— contestó Tritón—, pero puede que haga una excepción con una criatura tan sagrada como una oceánide.

—Bien, solo llévenos con él y nosotros nos las arreglaremos— dijo Anagashi.

—Mi reina, manda a llamar a Thristan y que él se encargue de esto.

—Como quieras, mi rey— dijo la reina y se metió al estanque.

—¿Qué tal están Angeline y Kian, Majestad?— preguntó Anagashi para hacer conversación mientras la reina no estaba.

—Están bien. Ahora se encuentran pasando una temporada en tierra.

—Ya veo...

Los minutos se hacían interminables hasta que por el estanque emergió Thristan, seguido de su madre.

Diamond Heart (Dark Angel III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora