28. juego final

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— Entonces, presientes que el cómplice fue al funeral de Eunji.

— Tuvo que hacerlo... te dio ese cuarzo que me regalaste. — en efecto, Seokjin iba tras ese hombre. — por eso el humano pensó que era yo, todo este tiempo me han inculpado por una piedra que ni siquiera es de mi planeta.

— Es de Eris, tiene que ser alguien de Eris.

— ¿Podrías...?

— Ni lo preguntes, hoy mismo voy a ir. — ella se levantó como un resorte.

— Ten cuidado.

— Lo tendré, tu ten cuidado con tu nombre, se va a arruinar todo si te descubren antes.

Yo me abracé a mí misma cerrando mis ojos contra el concreto.

— No te preocupes... viviré como Kim Seokjin hasta el final de mis días.

Regrese al comando, con un hueco en mi corazón del tamaño de Júpiter, no sabía si llorar o reclamarle. Era la misma sensación de hace años al salir del apartamento de Jaebeom.

Con la diferencia que a él no lo quería.

Había llegado a la conclusión que no le reclamé en la cara, porque simplemente no le quería demasiado, era una excusa tonta que me distraía de Jaesun. Por eso no entendía la desolación y las ganas de desaparecer que no se querían ir en el ahora.

— Hasta que llegas, pensé que te habían comido los Ovnis. — Wang seguía en la oficina.

— Solo vine por unas cosas. ¿El testigo?

— Aún está en interrogatorios con Namjoon... si no habla le cortamos la lengua para asarla.

— Tus chistes de psicópata no son graciosos.

Me acerqué al casillero y el me siguió como una mosca molesta.

— ¿Sucede algo, corazón? ¿Por qué tienes cara de perro abandonado?

— Porque ustedes los alienígenas solo llegan a mi planeta a hacernos la vida más miserable. — me desahogué sacando el maletín negro con una mano. — mañana te voy a leer el tarot así que medita un poco.

— ¿Eso que tiene que ver?

— Estoy cansada de ver tus sueños más salvajes, mantenlos para ti. Por favor.

Llegue a una tienda de conveniencia antes de estacionar debajo de uno de los tantos puentes cerca al río.

Había quedado en mi poder las cosas de Sangjin, pero todos creían que el taxista las había desaparecido, así que si Seokjin quería seguir viviendo como tal tenía que deshacerme de la evidencia.

Eche gasolina a sus ropas, unos cuantos cuadernos y de paso la maldita piedra de Eris.

— Será mejor que no te dejes atrapar, Kim Seokjin. — encendí un cerillo y lo lancé.

Tal vez me excedí y casi quemo mi ropa.

Pero me quedé ahí llorando como una adolescente traicionada, ¿en qué mundo vivía? El tarot me lo mostró y la bola de cristal era clara, solo era yo queriendo negar mi propio destino.

Un alienígena y una humana nunca estarían juntos, nunca sentirían lo mismo por el otro.

Y Seokjin me lo repitió de mil formas.

— ¿Entonces por qué lloras? — sequé mis lagrimas con violencia. — sabias las condiciones desde un comienzo.

Namjoon me había advertido, incluso antes de que Seokjin apareciera en mi vida. "No crezcas demasiado apegada cuando sabes que tu misión es desaparecerlo".

𝕰𝖆𝖗𝖙𝖍 ☪ KSJ³Donde viven las historias. Descúbrelo ahora