Solos tú y yo [+18]

Sesión Fotográfica

[ONE SHOT]

Una vez terminada la sesión de fotos, Mew y Gulf se dirigían hacia los vestidores, pero el mayor tenía más planes que solo cambiarse de ropa.

Mientras caminaba unos pasos detrás del menor, se lamía los labios al ver el ajustado bóxer que moldeaba el culo de su Nong.

Sin previo aviso se acercó un poco más. Tomó su cintura antes de acercarse a su oído.

—¿Cuánto quieres apostar que esos bóxers ya no estarán en ti dentro de los siguientes cinco minutos?

El pelinegro volteó con las mejillas rojas al ver la sonrisa caliente que tenía el castaño junto con la forma absurdamente sucia en que lo miraba.

Prácticamente corrió de allí. Huyendo de su cazador.

Apenas entrar al camerino Mew cerró la puerta con llave. Giró para caer sobre sus rodillas ante Gulf mientras comenzaba a acariciar la cintura desnuda del chico.

Un pequeño jadeo dejó esos carnosos labios al sentir como el mayor pasaba su nariz acariciando el bulto que ya no podía disimular.

Gulf intento apartar a Mew. Empujó sus hombro para que este lo viera a la cara.

—¡¿Qué crees que haces?! —dijo alterado, tratando de que su voz no fuera muy fuerte para que afuera no lo escucharan—. ¡¿Sabes dónde estamos?!

El nombrado se levantó solamente para comerse sus labios en un desgarrador beso que nubló la mente del pelinegro.

Gulf buscó resistirse. Apretando los brazos del hombre que lo había acorralado y que ya tenía una mano sobre su culo mientras lo besaba sin darle siquiera un respiro.

—Mew... —suspiró en medio del beso.

—Tranquilo, Bii, será rápido.

La voz profunda de Mew lo hizo temblar. Unos húmedos labios le comenzaban a besar el cuello mientras manoseaban todo su cuerpo sin pudor.

El mayor apretujó con una mano el glúteo derecho en lo que su mano izquierda se asomaba por debajo de la camisa holgada para acariciar la piel desnuda que adornaba su espalda.

Con un beso desbordante de deseo aún presente, Gulf perdió demasiado rápido una batalla que ya tenía el sello del ganador desde hace rato.

Mew gimió cuando el chico que se aferraba a sus brazos le mordió el labio, indicándole que podía jugar con él.

Cada beso era más fuerte, más deseoso, más caliente y lleno de pecaminosos sonidos que el castaño intentaba apaciguar. Seguían en el estudio, debían ser discretos.

El mayor se apartó un segundo para quitarse los pantalones y la camisa abierta que tenía. Lo mismo hizo con la ropa interior de Gulf.

Juntó ambas erecciones para comenzar a masturbarlos a la par.