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tras un año transcurrido, las cosas entre el grupo de amigos cambian: once desaparecida y, de alguna manera, leah también.
will continuaba sin saber nada acerca de ella. era su familia quién le prohibía acercarse a los chicos, debido a que los considera una mala influencia para su hija.
pese a ver la preocupación de los niños, no les dicen nada acerca de la chica, la ocultan. sus padres quieren cambiarla de escuela, ella se niega a eso, ellos aceptan con una condición: de ahora en adelante acatará cada órden. la primera falta y todo se acaba. el trato se rompe y la mandarán a estudiar a otra ciudad, lejos de hawkins.
──por favor, ellos no se darán cuenta.
──he dicho no, leah ──se negó por onceava vez en el día su hermano.
──steve, solo será un momento.
──leah, sí se enteran, todo termina.
──se fueron a su viaje de negocios, nunca están en casa y hasta que casi me matan me prestan atención... al menos déjame hablar con las únicas personas a las que verdaderamente les importó.
──... cinco minutos y sí se enteran juró que te asesino, mocosa.
finalmente, antes de año nuevo, pudo hablar con uno de sus amigos: dustin. le comento que estaba bien y se alegró al saber que will también lo estaba. pero, no quería darle preocupaciones a nadie, así que le hizo jurar que no diría nada. más tarde, hablaría con el de tez morena.
ellos serían los únicos que sabrían el porqué se distanciaría.
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entre sus manos sostiene una fotografía vieja en la que estaba junto a la castaña. la extraña, no creía que su ausencia le generará un vacío tan enorme. se siente solo pese a tener a los demás junto a él.
ambos se hacían daño mutuamente, pero no pudo mandar a su corazón. no elegimos de quién nos enamoramos, una frase repetitiva que tiene mucha razón.
el amor nunca fue fruto de elección, sino más bien de compulsión. ambos lo saben y mientras uno no se arrepiente, el otro desea haber podido elegir no enamorarse.
la tela que los separa es tan fina que aún puede recordar el tacto de sus labios, el rubor carmesí en sus mejillas y sus manos entrelazadas. se aferró tanto a ella que no puede olvidar hasta el momento más insignificante a su lado.
ღ
──puta madre ──maldice el de cabello castaño, mientras buscaba algo de dinero por toda su casa, inclusive debajo de los sillones──. otro maldito centavo.
──dustin, cuidado, casí golpeas a mews ──hablo con serenidad su madre.
