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se pregunta por que le suceden muchas cosas con tanto drama en su vida. entre todas las personas que existen en hawkins, ¿por que ella es a quién le debe tocar ser mordida por un perro de extraña procedencia?
se sentía cansada por no haber dormido en toda la noche. su pierna estaba ahora vendada y le dolía un poco al caminar. pese a ello, debía de asistir nuevamente a la escuela.
──vamos, lee, llevas media hora sentada en el auto. sal ya y entra a clases.
──ojalá nunca te muerda un perro y sientas lo que yo en estos momentos ──murmura entredientes, saliendo del auto.
──¿estás lista? recuerda que no puedes-
──sí, sí, entiendo que no debo hablar con ellos.
──no te metas en problemas, ¿escuchaste?
──... sí, claro ──mintio y se fue.
──ah, sí, yo también te quiero.
──¡tantos autos y ninguno te atropella, maldito niño pulgoso! ──grito a un chico de colegio que paso y la empujó accidentalmente.
──nisiquiera ha empezado el día y ya está de mal humor.
su figura se mezcla entre la multitud de estudiantes que se encontraban en los pasillos de la escuela. esquiva a unos cuantos hasta llegar a su casillero, el cuál al abrirlo unas veinte cartas se salen y caen al suelo.
──tonta, tonta, tonta ──murmura nerviosa al sentir las miradas en ella. la campana suena y todos se dirigen a sus salones.
espera a que el pasillo quede vacío y recoge las cartas que tenían pisadas. mira el nombre del responsable y frunce el entrecejo, parece que dejo una carta en los veinte días que no había ido a clases.
se levanta, retrocede y choca contra un cuerpo masculino. más alto que ella, de tez pálida pero con pecas marrones, de cabello largo y negro con llamativos oscuros, portando un aire de casual elegancia.
──toma ──le entrega dos cartas y se retira. su voz apesar de ser gruesa, sonaba apacible y amigable.
tira las cartas a la basura, de su casillero saca unos libros y se va hasta su salón de matemáticas. toma asiento al fondo del salon y mira a su lado una vez, para volver a mirar nuevamente.
──no habías venido antes, ¿cierto? ──no puede negar que la sonrisa que le ofreció el chico es tremendamente bonita.