⬞ Michelle

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⬞ Angst¡!

Caminaba desesperado por la habitación, a la espera de su amado de cabellos rubios, la hora estimada había pasado hacia ya mucho, y al escuchar el crujido de la cerradura se detuvo de golpe

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Caminaba desesperado por la habitación, a la espera de su amado de cabellos rubios, la hora estimada había pasado hacia ya mucho, y al escuchar el crujido de la cerradura se detuvo de golpe.

Su novio entró por la puerta, sus mejillas coloradas por el frío del invierno y el olor a licor inundando sus fosas nasales aún manteniendo distancia.

— "quítate el abrigo" — dijo impasible y el chico entre tropezones e hipidos logró quitarse el largo abrigo gris sin caerse.

Se veía tan bien, con aquella camiseta blanca, era tan delgada que parecía transparentarse, los jeans ajustados a sus lindas curvas y las botas que le agregaban unos cuantos centímetros de altura; «he pasado tanto frío», pensó para si mismo cuando se acercó al chico abrazándole, la calidez se había conservado en su cuerpo gracias al abrigo grueso.

Se resguardó en el hueco del cuello del chico y aspiró, embriagándose con su suave perfume y el aroma a licor barato que emanaba de su cuerpo.

«¿Quieres ser mi alguien especial?» se lo había preguntado un montón de veces, pero todas y cada una de ellas, habían sido ignoradas como promesas al viento.

Se sentía asfixiado, no podía respirar, solo deseaba que regresara a casa, estaba cansado de las noches solas, frías y tristes sin su amado.

Uzui creía que Zenitsu era un monstruo del mismísimo infierno, uno que se regodeaba en su sufrimiento y disfrutaba del calor del infierno.

Para Uzui el rubio sabía cómo ser cruel y era un experto en ello. Cuando sacudía las caderas de esa manera para otros hombres en su presencia,
cuando pintaba sus labios de esa manera, de un rojo carmín, para dejarlo en el rostro de algún otro hombre.

Definitivamente Zenitsu era un monstruo del infierno.

Siempre entraba a la habitación y el le contemplaba fumar, con el humo saliendo de su boca con lentitud dándole una imagen sublime, pero se sentía tan tonto con solo pedirle que se quitara el abrigo.

«Tu sabes como ser cruel» le repetía al menor siempre que llegaba, pero cuando sacudía las caderas de esa manera, no me importaba lo que dijera.

Agatsuma Zenitsu, un chico que le hacía daño al hombre que el amaba más que nada, un monstruo del infierno.

❮uzuzen❯Where stories live. Discover now