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Al día siguiente, después de que todo se resolviera con Munakata, Hajime se dirigió al refugio de Komaeda. Como la última vez que vino, el clima era soleado y cálido, haciendo que el viaje fuera agradable.

Sin embargo, a diferencia de la última vez, Kuzuryuu le permitió pedir prestado un coche, dándole más control sobre cuándo podría irse.

Después de abrirse paso por el camino poco frecuentado hasta el refugio, Hajime aparcó, apagó el coche y salió. Imputando el código a la puerta, vio como la cerradura electrónica se abría con un suave clic. Empujando la puerta para abrirla, entró y la cerró  inmediatamente después de él.

Dentro, Komaeda estaba en la cocina, con el pelo recogido con una cola de caballo alta y ropa informal. En su mano había una lata de hojas de té. Bajo la cálida luz blanca de la cocina —tristemente las persianas de las ventanas estaban cerradas para siempre—, parecía brillar de forma preciosa, su corazón latió.

—Buenos días, Komaeda. —Hajime saludó mientras se quitaba los zapatos.

—Buenos días, Hinata-kun —Komaeda se giró para mirarle, sonriendo con suavidad—. Estaba debatiendo qué tipo de té hacer. Investigué un poco, así que creo que ahora entiendo mejor lo que hay en los armarios. ¿Tienes alguna preferencia?

—Haz lo que quieras; lo beberé —Hajime aseguró mientras entraba en la cocina, apoyándose en el mostrador de la isla. Por un momento vio a Komaeda preparando el té antes de volver a hablar—. Tus amigos son bastante persistentes, ya sabes.

Komaeda hizo una pausa en sus acciones, mirando fijamente a Hajime.

—¿Qué?

—Sonia, Souda y Tanaka —Hajime aclaró, golpeando ociosamente sus dedos contra la suave y fría encimera—. Me acorralaron ayer en el aparcamiento, exigiendo respuestas.

—E-Espera, ¿hicieron qué? —Komaeda sacudió la cabeza violentamente—. No importa eso. ¿Qué ha pasado? ¿Están bien? —Komaeda se había dado la vuelta por completo, sus acciones se detuvieron—. ¿Qué les dijiste?

Los labios de Hajime se movieron en la tercera pregunta pero lo dejó pasar.

—Les dije que se reunieran conmigo por la tarde desde que me fui a trabajar. Les dije una versión abreviada de lo que pasó. Están bien.

—¿Fuiste a trabajar? Eso es dedicación. —Komaeda murmuró, parpadeando asombrado.

—Soy un trabajador modelo y necesito parecer como si nada hubiera cambiado en mi vida. Pero si te hace feliz mi trabajo me envió a casa, diciéndome que me tome un descanso debido a tu "muerte". Me tomé el inesperado día libre para informar a Munakata y hacer una investigación sobre tus amigos. Luego, cuando volvieron en sí, los puse al tanto.

—Investigación... —Komaeda se fijó en ese punto.

—La información es poder y no iba a venir sin estar preparado —Hajime respondió—. Para ser justos, ellos hicieron su investigación sobre mí primero. Nadie resultó herido.

—Eso ya lo has dicho antes.

—Entonces, todo está bien al final —Hajime concluyó—. ¿A menos que estés molesto por algo?

Komaeda frunció los labios por un segundo antes de que sacudiera la cabeza.

—Mientras mis amigos no se vean heridos o amenazados, estoy bien. ¿Qué están haciendo ahora que lo saben?

Hajime enfocó su mirada en él.

—No son el tipo de personas que se sientan y no ayudan.

—En eso tienes razón. Les dije que hablaran con la Fundación del Futuro y Munakata. Preguntaron si podían verte —Una pequeña sonrisa llenó la cara de Komaeda y miró sus manos—. Eso estaría bien, si es posible, por supuesto —Luego aclaró su garganta ligeramente—. De todas formas, déjame terminar de hacer este té. Siéntate.

I can't kill you (so we must be destined to be together)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora