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La mañana llegó con un corto y lánguido estiramiento antes de correr ligeramente. La luz del sol entraba y le recordaba a Hajime que otro día había llegado junto con las responsabilidades.

Principalmente, tenía que trabajar. Bostezando, se sentó y se estiró, parpadeando el sueño con facilidad.

Prepararse le llevó unos momentos, la rutina aún estaba arraigada a pesar de estar en un lugar diferente. Una vez que Hajime estuvo satisfecho de que todo estaba recogido, dejó la habitación y fue a desayunar, dirigiéndose a una habitación privada escondida en la parte de atrás.

Abriendo la puerta, entró y notó que no sólo estaban Pekoyama y Kuzuryuu sino también Natsumi dentro. En la mesa había un desayuno tradicional para cuatro personas.

—Buenos días, Hajime. ¿Dormiste bien? —Kuzuryuu inmediatamente saludó.

—Buenos días —Hajime saludó mientras se sentaba—. Dormí bien —usualmente no recordaba sus sueños, pero el de esa noche sí, ¿se debería porque se trató de Komaeda? Un ligero rubor se presentó en sus mejillas, Natsumi lo notó y sólo sonrió con diversión—. Gracias por dejarme pasar la noche.

—Nunca es un problema.

—Aún así, siempre lo aprecio. —Hajime agarró los palillos y empezó a comer.

—Entonceees, ¿cuáles son tus planes para el día? —Preguntó Natsumi, inclinándose más cerca.

—Estoy trabajando. Mi turno empieza a las diez.

—Oh, boo~. Esperaba que pudiéramos pasar el rato.

—La próxima vez. —Hajime tomó su tazón de sopa de miso, sorbiéndola con cuidado para no quemarse la lengua.

—Será mejor que lo digas en serio.

—Natsumi...

—¿Qué? Tú y Peko están siempre tan ocupados con las cosas de la familia. No quiero pasar mi tiempo aquí sin salir con la gente.

—Tienes otros amigos. —Kuzuryuu señaló con un suspiro.

—Sí, pero son gente normal. No puedo hablar con ellos como hablo con Hajime.

«Amigos normales, ¿eh?» Hajime dejó su tazón de sopa de miso y continuó comiendo. Casi se había olvidado la posibilidad de tener amigos normales obtenidos en la escuela o cualquier sitio, oportunidad que había perdido hace años.

Entre menos gente unida a él, mejor; era parte del trabajo estar solo.

Pensar que Natsumi tenía amigos normales y que se le permitía pasar el rato con ellos... lo decía todo.

Qué juego tan raro para la familia permitirle tomar. Eran lujos que se podían dar. Distraídamente, Hajime mordisqueó un trozo de su tamagoyaki.

—...De todas formas, ¡acompañaré a Hajime al trabajo! —De repente Natsumi unió sus brazos a los de Hajime.

—¿Eh? —A Hajime casi se le cae la comida.

—Natsumi... va a trabajar no a una excursión.

—Ya lo sé —Hizo pucheros—. Sólo voy a ir con él mientras se concentra en su lugar de trabajo. No pasará nada. Ni siquiera entraré.

—Oh, ¿en serio? —Kuzuryuu levantó las cejas, no creyéndole para nada.

—Vale, bien, puede que compre un café —Natsumi puso los ojos en blanco—. No hay ninguna regla que diga que no puedo hacer eso, ¿verdad, Hajime?

—Eh...—Hajime tragó y miró a Kuzuryuu que tenía la mandíbula apretada, como si le suplicara en silencio a Hajime que parara la locura—. ¿Supongo que depende de ti?

I can't kill you (so we must be destined to be together)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora