𝑪. 16

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Al resguardo del manto espeso que cubre el cielo y bajo la amarillenta luz de la luna, Gerard y Frank disfrutaban de su noche juntos, como siempre solían hacer compartiendo la botella de whisky, estaban sentados frente al río en unas sillas plegables con una ardiente fogata que les brindaba calor en esa helada noche.

—Creo que ésta noche nevará —comentó Frank luego de encender un cigarrillo y darle la primera calada.

—Puede ser —respondió Gerard.

—En todos estos años, ¿no has encontrado a alguien para casarte? —le preguntó.

—Estoy saliendo con una chica en Riverton, es camarera, me dijo que quiere estudiar enfermería o algo así —dijo Gerard dando una larga calada al cigarrillo de Frank, devolviéndoselo después—. No sé, no creo volver a casarme.

Frank asintió despacio llevándose el cigarrillo a los labios una vez más.

—¿Y qué pasa contigo y con Anne?

—Es buena para vender maquinaria pero nuestro matrimonio... —musitó dando un trago al amargo licor—. Podría funcionar por teléfono —dio otro corto trago—. Tengo algo con una chica, si Anne o el capataz de Rutters se llegan a dar cuenta estoy muerto.

—Probablemente te lo mereces —dijo Gerard y ambos sonrieron.

—¿Sabes qué?

—¿Mjmh?

—Lo cierto es que te extraño tanto que no lo soporto.

—Frankie... —musitó Gerard, se levantó de su lugar y tomó la mano de Frank para que se levantase también, lo abrazó por la cintura y apegó sus labios en un tierno beso, degustandolos con tranquilidad.

Mantuvieron el contacto un par de minutos, separaron sus labios pero sus frentes permanecieron unidas.

—Yo también te extraño —dijo Gerard en un tono de voz muy bajo, luego se alejó, enlazó los dedos de su mano derecha a los de Frank y los guió al interior de la tienda.

Se acostaron en silencio, después de un par de besos más, Frank se acomodó de perfil y Gerard le abrazó desde atrás, rodeando con su brazo la cintura de su compañero y ambos se dispusieron a entregarse a los lazos del sueño.

A la mañana siguiente luego de haberse dado un baño rápido y comer algo en el desayuno, comenzaron recoger todas las cosas que habían llevado, lo último que guardaron fueron los equipos para montar que quedaron ubicados en la parte trasera de la camioneta de Frank.

—Creo que iré unos días a Lightin' Flat a visitar a mis padres.

Gerard mantenía la cabeza gacha, Frank le dedicó una mirada confusa.

—Frankie... hay algo que debo decirte... —Frank se acomodó de frente a Gerard y se apoyó de la puerta del vehículo que yacía abierta—. No podré venir hasta noviembre, después de enviar el ganado y antes del invierno.

—Noviembre... —repitió Frank.

—Si.

—¿Y qué pasa con agosto?

Gerard se mordía con nerviosismo la uña del dedo pulgar, Frank azotó la puerta con fuerza y comenzó a caminar en dirección a una pequeña loma que se alzaba frente a ellos.

—Dios, Gerard. Tuviste una maldita semana para decírmelo —el mencionado se ocultó bajo la sombra de su sombrero—. ¿Porqué siempre estamos en el frío? Deberíamos ir al sur, donde hay a calor ¡A México!

—¿México? Frank me conoces, lo más lejos que he ido es a la cocina por café.

Frank se mantenía callado, viendo el agua tranquila que brillaba gracias a los rayos del sol mientras le daba la espalda a Gerard.

Brokeback Mountain ➛FrerardWhere stories live. Discover now