Cacería

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Dia n en esta discontinuidad espacio-temporal que ha capturado nuestras vidas. Ya no extraño mi casa, ya no recuerdo con nostalgia los olores de los almuerzos y las risas de mis pares. Todo eso ha quedado en un olvido dudoso. Todo parece tan lejano. Parece como si nunca hubiese sucedido. Miro las fotos y no me reconozco en ellas. No reconozco rostros que una vez supe amar. Todo es confuso. Neblinoso, los recuerdos son huidizos. Se esconden de mi pero me dejan un rastro que sigo ciegamente. Torpemente. Circulando en los nudos de mi mente y mis pasados. Intentardiscernir, desmenuzar, clasificar, categorizar lo que sentían otros entes que dicencompartir mi misma esencia. ¿En dónde queda mi pregunta? ¿Mi deseo? ¿Dóndequedo yo en este curso arremolinado de ideas y sentimientos?

Y en ese camino, los veo a ellos dos. Fantasmas agresores de una niña ilusionada. Perpetrados de lo innombrable. Que diálogos habrán tramado sus hechos.

Me cazan. Me siguen en las sombras. Son buenos, puesto que aún en mi máxima alerta no los veo. No los oigo. Y sin embargo están. Me cazan. De noche, en mis sueños. De día, en las esquinas, en los rostros de otros. En mis propias manos.

Caminan incognitos, desapercibidos, indistinguibles. Mas yo y solo yo los veo. Yo y solo yo conozco los horrores de los que son capaces, puesto que los han marcado en mi piel. Huyo de ellos. No quiero verles. No quiero oler sus alientos regurgitados y sus eyaculaciones pútridas. No quiero hacer carne la sensación de sus dedos, largos, fríos, profundamente malvados, en mi piel. Me cazan.

Mi cuerpo es presa de carne, no es sujeto, es ganancia. Mi cuerpo es suyo. No mío. Me cazan.

Soy una presa fácil. Asegurada, ganada. Sin el más mínimo esfuerzo me cazan y ahora me saborean. Dan un festín esa noche. Cargada de palmadas en la espalda y risas bonachonas. Me cazan. Las risas son fantasmas que igualan a sus sombras. Recónditos, ignotos. Me miran. Me atrapan. Quedo atorada entre sus dientes. Al menos no me han tragado.

Me cazan las manos. Me cazan mi sexo. Me atrapany encadenan el espíritu. Mi alma llora un llanto inaudible. Un llanto en otroidioma, para que ellos no lo oigan ni lo entiendan. Mi alma llora un ríoinvisible, en el que espero ahogarlos algún día. Un río en el que espero ahogartodo lo que me duele.

La CaídaWhere stories live. Discover now