1. Naciones Elementales

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Un continente lleno de shinobis, de guerras y sangre. Tras los últimos meses, Kirigakure no Sato finalmente terminó con la guerra civil que su Yondaime Mizukage había ocasionado, tomando el control forzado de Kiri y persiguiendo a personas con Líneas de Sangre, erradicando a aquellos monstruos y generando división entre sus compatriotas, obligando a la nueva Godaime Mizukage a luchar por su pueblo, por sus compañeros y por sus amigos.

Los shinobi solo eran herramientas, meros instrumentos para los altos cargos de un país y controlar a las masas. Usados para asesinatos, para secuestros, infiltración y obtención de información. No había misión que un shinobi no pudiera cumplir por un precio. Señores feudales mantenían sus pueblos ninjas, deseando ver como estos luchaban por satisfacerlos con sus deseos. Tras la Tercera Gran Guerra Ninja y tras la Guerra Civil de Kirigakure, las tensiones entre las Cinco Grandes Aldeas habían crecido. Iwa mantenía su deseo de venganza sobre Konohagakure, extendiéndose hacia Sunagakure la aldea aliada de Konoha y Kirigakure, la más nueva alianza que Konoha había logrado tras la guerra civil. Kumogakure se había mantenido neutral tras su fracaso por obtener un Kekkei Genkai de Konoha, viendo como todo se fue fuera de sus manos con el fracaso. Y Konoha, la actual más grande aldea de las Naciones Elementales, mantenía su estatus gracias a sus efectivos, a los Tres Grandes Ninjas Legendarios y su Yondaime Hokage, uno de los pocos que había conocido el Hiraishin no Jutsu que usó para derrotar definitivamente a Iwagakure en la guerra, obteniendo una paz tensa entre las dos naciones enemistadas tras la guerra. El viejo Tercer Tsuchikage prefería mantenerse un poco alejado de las garras de Konoha y poder volverse fuerte lentamente, por si otra guerra más comenzaba entre las naciones.

Lamentablemente, las guerras entre las Cinco Naciones Elementales trajeron algo más que desgracias para sus propias gentes. Con los conflictos en apogeo entre Iwa y Konoha, la pequeña aldea de Amegakure se vio obligada a ser el campo de batalla de ambas naciones, trayendo incluso más muerte que solo de las naciones en guerra, obligando a los habitantes de Amegakure no Sato, a ver cómo tanto los shinobi de Konoha como los de Iwa, robaban su comida, sus recursos. Violaban a sus mujeres, hijas y hermanas y sobrinas. Mataban a sus shinobis y sometían a su pueblo con destrucción y muerte.

Ame solo pudo ver como ambas naciones peleaban en su tierra, como hacían arder las cosechas, como la lluvia se había vuelto de sangre. Niños veían a sus padres muertos, sobre charcos de sangre con los ojos abiertos, mientras ellos eran tomados por los shinobi extranjeros, quienes no veían por aquel país destrozado y herido, dejando una cicatriz que lentamente cerraría por completo. Pasaría años antes de que aquella afrenta causada por dos naciones terminara de curar.

Mientras que Konoha finalmente reconoció sus errores sobre Ame, enviando recursos e intentando mantener una cordialidad con el líder de la aldea de la lluvia; Iwa no había reconocido su error por las muertes y la sangre escurriendo por sus manos. Habían mantenido su atención sobre Konoha y tomando mientras los recursos de Ame, Kusa y Taki, aquellas tres aldeas que tuvieron la mala fortuna de estar entre el País de la Tierra y el País del Fuego.

Con tres aldeas destruidas por la guerra y con una Iwa henchida de poder tras poder tomar un avance, Konoha obtuvo la victoria tras detener a la roca en el Puente Kannabi con la destrucción de este y la muerte de mil ninjas de Iwa, siendo la victoria gracias al actual líder de Konoha: Yondaime Hokage Namikaze Minato, un héroe de guerra que terminó los que sus compañeros comenzaron, dejando en claro que no iba a permitir más sangre derramada innecesariamente.

El Puente Kannabi fue destruido e Iwa finalmente se rindió dando por finalizada aquella guerra que se llevó miles de muertos. Pero como solía pasar en aquellas Naciones Elementales, la sangre se seguía derramando. Kiri estalló en dos guerras civiles, una para derrocar al Sandaime Mizukage y otra para derrocar al Yondaime Mizukage, derramando la sangre los propios habitantes del País del Agua, generando dos Reinados del Terror seguidos y dejando más de veinte mil muertos, sin contar a aquellos civiles que murieron en dos enfrentamientos que ellos no pidieron.

A.N.B.U: El Último SenjuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora