Fuego

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Contenido +18. Se recomienda discreción.

―No me hagas esperar ―pidió Mellea, acomodándose sobre la ropa extendida en el suelo y sin dejar de admirar la belleza del cuerpo desnudo de Edward.

Él era delgado, pero bajo la piel pálida se notaban los músculos definidos de sus pectorales, abdominales, hombros y brazos. Ella deseó tenerlo cerca para recorrer su cuerpo primero con las manos y después con los labios. Estaba segura de que su sabor sería tan embriagador como su aroma. Las mejillas se le pusieron aún más rojas cuando bajó la vista a su erección. Incluso esa parte de él era hermosa.

Cuando Mellea devolvió la mirada a su rostro, se topó con unos ojos oscurecidos por el mismo deseo que la invadía. Él también parecía haberse tomado su tiempo para comérsela con la mirada.

El cuerpo le tembló de anticipación.

Edward se arrodilló junto a ella y Mellea se recargó en los codos, levantando la cabeza hasta alcanzar sus labios. El beso fue dulce y paciente. Los roces de los labios del inmortal provocaron que se le calentara la sangre en las venas.

―Edward ―suspiró deseando que se acercara más.

―También necesito sentirte.

El inmortal se tendió sobre el lecho improvisado y con una mano la tomó de la cabeza para mantener sus bocas unidas. Con la otra mano fue recorriendo la piel del brazo y luego el costado. Cuando ella entreabrió los labios, él la besó con más pasión, sumergiendo la lengua para rozar la de ella.

Mellea sintió los espirales de la excitación en el vientre y lo rodeó con los brazos, atrayéndolo y haciendo que sus cuerpos entraran en contacto. Él apoyó parte de su peso en ella, rozándole los pezones con la piel fría de los pectorales.

Mellea lo apretó más contra ella hasta sentir su erección contra el vientre. Para ese punto, la respiración agitada se había convertido en jadeos largos de deseo. El roce de los cuerpos se sentía fabuloso y no tenía problema con estar así con él durante horas.

En medio del beso, ella comenzó a explorar el cuerpo del inmortal, bajando las manos por la línea de hombros y brazos, disfrutando de la textura de la piel fría. Le apretó los bíceps cuando sintió que sus besos húmedos y ardientes le recorrían el cuello y los hombros. La piel le ardía de deseo y sus fríos labios avivaban los hormigueos de placer.

La mano de Edward se movió entonces del brazo a la cadera y fue subiendo por la piel del vientre, con caminos irregulares. Sus labios le recorrieron la línea del escote y con la mano le ahuecó el seno derecho, masajeándolo con suavidad. Unas corrientes cargadas de placer bajaron hasta su centro, dejándolo palpitando. Cuando la caricia fue más contundente y él le frotó el pezón con su pulgar, ella se arqueó. Sus labios y lengua se ocuparon rápidamente del otro pezón, haciéndola suspirar de placer.

Edward movió su pierna hacia arriba, la que tenía apoyada entre los muslos, y rozó con su muslo el centro caliente y húmedo. El gemido de Mellea fue aún más fuerte y él la tocó de vuelta ahí, esa vez con la mano. Con la palma cubrió el monte de Venus y pasó los dedos por los pliegues resbaladizos.

Mellea apretó los labios mientras lo sentía explorar la sensibilizada carne. Él no tardó en encontrar los lugares que la hacían suspirar y vibrar, probando hasta que no hubiera duda. Cuando sus dedos bordearon la abertura anegada, ella contuvo el aliento y elevó las caderas, buscando más. Edward tentó la entrada y luego subió hasta el hinchado nudo de nervios.

―Oh, cielos.

Edward regresó a sus labios y contuvo los demás gemidos sin dejar de acariciarla en aquel punto tan sensible, tomándose el tiempo para enloquecerla de deseo con toques lentos, pero constantes. Ella se sujetó a sus hombros mientras respondía a la seducción de su lengua. La sangre parecía habérsele convertido en lava, ardiendo y fluyendo hacia el centro de su cuerpo en busca de una liberación. Jamás se había sentido tan excitada y anhelante.

EDWARD  《Fanfic Crepúsculo +18》©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora