DOS†

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Estamos en el averno, el averno es la entrada al Infierno. Dicen que si los hechizos para invocar a demonios mayores los haces aquí tendrán mayor éxito y éxito es mi segundo nombre.

—Zee, no es buena idea, recuerda lo que pasó, si vuelvo a fallar en medio de la invocación ¿Quien te cubrirá?

Ruedo los ojos ante las palabras de Azazel, él perfectamente sabe que ni Satán me haría cambiar de parecer, la prueba es en unos días y necesito saber que tengo el control para retener demonios poderosos.

—Azazel, basta tienes que hacerlo, te saldrá bien ¿Confías en mí?—le preguntó extendiendo mi mano y él la toma rápidamente sin dudarlo ni un segundo.

—¡Grand démon, je t'invoque, viens en ma présence et accepte-moi comme l'un de tes frères!—empezamos a decir las palabras de invocación en unisono.

La tierra empieza a vibrar incontrolablemente, haciendo que nos alejemos un poco. La cueva del averno se postra en total oscuridad, solo puedo sentir las manos de Azazel que sigue de frente mío.

El vibrante suelo cruje en medio de nuestros pies y de la nada se empieza abrir la tierra, una luz negra y brillosa invade la cueva; de ella sale una onda de fuego a su alrededor y de repente una oleada de poder nos avienta de extremo a extremo de la cueva.

El cuerpo me arde por la magia oscura que me impacto, volteo a ver a Azazel pero no puedo ver más allá de la luz negra.

—¡la télépathie Azazel! —invado en sus pensamientos por medio de telepatía, pero no encuentro nada ¡Mierda!

La bola negra ha tomado una forma humanesca pero no deja de ser una forma abstracta. Esa cosa extraña se para frente a mi y veo fuego emanando de ella.

—Criokinesis—trato de manipular hielo con mi poder,
pero un golpe me azota tan fuerte que me hace jadear de dolor.

La figura extraña está delante de mí y trato con todas mis fuerzas crear ondas telequinéticas.

Lo logro, me la apartó con las ondas de energía que pude sacar, pero la cabeza me duele, es un dolor palpitante, no tengo fuerzas y me siento estúpidamente débil.

Un líquido caliente recorre mi cuello y levantó mi mano para agarrar mi cabeza, siento que se humedece rápidamente y veo que mi mano está llena de sangre.

¡Por Satán! Mi madre me matará.

Veo a lo lejos una chica o al menos eso parece, siento que viene por mi, no la puedo enfocar bien pero tiene algo rojo en el cabello, puedo visualizar una sonrisa en su rostro cuando la distancia se acorta más.

—Zeena ¿Dónde estás? — escucho a Azazel llamándome del otro lado de la cueva, volteo hacia la chica que ha desaparecido, suspiro derrotada y cierro los ojos envolviendome en la oscuridad.

(...)

Me despierto en mi habitación, me duele la cabeza, me tocó rápidamente la zona dónde el dolor se extiende.

—¡Auch!—exclamó en protesta por el dolor.

—A ver si así, aprenden a comportarse como los brujos que deben de ser, este tipo de actitudes los espero de una joven bruja inexperta, pero de ti Zeena ¡Que satán se apiade!

La voz de mi madre resuena en mi cabeza, ¡Por Satán! Mátare a Azazel cuando lo vea, que difícil era decir que me caí.

Escucho unos pasos subiendo a mi habitación y veo a Azazel entrando como cachorrito regañado, inmediatamente lo fulminó con la mirada.

—Ahora que los dos están aquí, me van a escuchar —dice mi madre y yo ruedo los ojos— ¿Que hubiera pasado si no hubieran controlado a ese demonio? Les recuerdo que hay demonios mayores que quieren el trono de satán y pueden usarlos a ustedes para poder encontrar al sigil.

Sigil ©Where stories live. Discover now