07: Schorching heat

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—¿Los chicos salieron?

Seonghwa pregunta en voz alta cuando termina de bajar las últimas bolsas con las compras, acomoda su flequillo despeinado para ver la dirección en la que el alfa señala. El puesto de garaje donde solían aparcar el otro auto estaba vacío, cosa que le hizo fruncir el ceño.

—Uh, no lo sé, quizá Wooyoung aún no sale de clases —supuso cerrando la puerta, el chico había pedido las llaves esta mañana.

—¿Tan tarde? No me dijo nada.

—Ya sabes como es, seguramente se habrá encontrado con alguien en el camino —comentó. No era sorpresa para ninguno que el omega conociera a casi toda la universidad, era demasiado sociable como para no distraerse con cualquiera que le diese conversación—, ve ordenando la cocina mientras voy llevando las cosas.

Seonghwa asintió alejándose con el tintineo de las llaves en su mano.

Eran demasiadas bolsas que llevar, habían arrasado con casi todo el supermercado, por algún extraño motivo, siempre terminaban llevándose más cosas de las que tenían planeadas. La señora de la caja los miró sorprendidos cuando pagaron por todo. Seonghwa había comprado una cantidad de ingredientes—los cuales desconocía su nombre—, para probar una nueva receta. Hongjoong estaba agradecido con tener a alguien que supiera cocinar, si fuese por él se alimentarían a base de comida a domicilio y ramen instantáneo.

Sabía que debía aprender tarde o temprano, el alfa pasaba casi todo el día y noche en la cocina, y lo hacía con gusto, no tenía duda de ello, pero aún así todos necesitan un descanso, preparar una comida para ocho chicos jóvenes no es fácil.

Como pudo, arrastró las seis bolsas por toda la entrada, sus dedos poniéndose rojos por la fuerza ejercida, estaba seguro que algo salió rodando por el césped cuando llegó a la puerta, se recargó en el marco de la entrada para tomar aire, sus brazos flaqueaban por el peso, sus pruebas físicas no iban a salir nada bien si no se ejercitaba un poco. Pudo escuchar un leve murmullo a través del pasillo del recibidor, dejó las compras en el suelo de la cocina y siguió el sonido, estaba seguro que las agujetas no iban a tardar en aparecer. La televisión estaba encendida y en pausa, el gran sofá de la sala estaba ocupado por Jongho y Yunho, quienes dejaron de hablar con el alfa para dirigir su mirada hacia él.

—¡Hyung! —saludó el peliazul en tono alegre.

Una sonrisa casi automática apareció en sus labios al verlos, estos estaban enrollados en mantas y almohadas y pudo distinguir un envase de palomitas en la mesa de madera en frente de ellos, se acercó hasta que su cintura tocó el mueble y le dio un toquecito a la cabellera pelinegra.

—Hola —saludó Jongho apoyándose en su toque.

—Hola, cachorro, ¿qué hacen?

—Estamos haciendo un maratón —respondió Yunho señalando la pantalla—, vamos por mitad de película.

—¿De nuevo Fast and Furious? ¿No es como, la quinta vez que lo ven? —inquirió divertido.

—La sexta, pero, ¿quién las cuenta? —señala el alfa con una risilla. Jongho empieza a refutar contra la supuesta mal cuenta del alfa. Hacer maratones de películas era algo cotidiano en ellos, unir los sofás de la sala y recargarlos con cojines y cobijas era uno de sus planes favoritos, pero escogerla no era del todo fácil. Tenían un juego para ello. Cada uno colocaba la película que quisieran ver en un envase y después se sacaban de uno en uno hasta que el último papel quedase en el fondo: esa era la escogida. Era un alboroto, todos regados y apretados en la mullida superficie, hacían tazones enormes de palomitas y mantenían la garrafa de agua cerca. Las estridentes voces de todos queriendo hablar a la vez lo hacían reír. Ahí es cuando se detiene a pensar. No se oía a nadie más que a ellos.

Byeol 《Omegaverse》《ATEEZxATEEZ》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora