capitulo 27

50 12 3
                                    

Luego de varias canciones, besos, y paso prohibidos, quise descansar ya que el reguetón no estaba sonando, me separé un momento de La Bestia y fui a buscar una cerveza, estaba muy transpirada y necesitaba aire. Al encontrar la barra una chica simpatiza me atendió dándome una cerveza, me quedé un rato allí descansando pensando en lo bien que la estaba pasando con Alejandro, realmente me gusta ese hombre. 

Estando en mi mundo no sentí que alguien se había posado a mi lado hasta que me habló.

—Hey.

Volteé y me di cuenta quien era.

—Hola de nuevo.

—Te veías muy bien bailando.

—Gracias, lo disfruté bastante.

—Lo pude notar, y bueno deberías darle gracias a tu maestro por enseñarte.

—Muchas pero muchísimas gracias Serpiente por enseñarme a bailar, ¿Cuánto te debo por eso?

—Bailar conmigo.

—Lo haré para que me dejes tranquila— le dije en un tono tosco.

—¿Ahora te molesto? — preguntó acercándose a mí.

—Me molesta tu actitud, tú no eres así... Te peleas conmigo mucho últimamente no puedo hacer nada porque te enfadas, ¿Acaso te molesta que yo esté bien?

—Solo quiero cuidarte.

— ¿De qué, o de quién? Porque que yo sepa la única que me hace daño es mi mamá y tu no lo puedes impedir—declaré con desespero.

—¡DE LO QUE SEA! Siento que debo protegerte.

—Una cosa es protegerme otra portarte como un imbécil Serpiente, recuerda que cuando yo te quise proteger nunca te traté mal ni fui toxica, así que te pido que te comportes porque no voy a soportar este tipo de comportamientos.

— ¿Qué? Me estás dando un ultimátum... —indignado se posó frente a mí.

—Nunca hemos tenido una mala relación pero ya tengo mucha mierda en mi vida para seguir soportando estupideces de críos porque eso es lo que eres un niño haciendo berrinches por nada.

Él me tomó fuerte de los brazos y su rostro quedó junto al mío.

—No sé si sean berrinches, pero no creo que este mal pero trataré de ser mejor para que no tengas más mierdas, ahora quiero bailar contigo, o ¿tampoco se podrá? — susurró y sentí todo su aliento a licor.

—Espero que cambies y sí, según tú te lo debo por enseñarme a bailar— lo tomé del brazo y lo hale para la vista de baile, estaba sonando en toda fiesta bachata, que casualidad.

Serpiente me agarró de la cintura y fue guiando el baile, lo hacía de manera muy lenta y mirando fijamente a mi rostro sin pestañar, me sentía extraña no sabía cómo actuar.

—¿Qué te pasa? Deja de mirarme así.

—Lo siento es que estas muy bella hoy— suspiró.—Reí por eso— ¿Y por esa razón debes mirarme con una cara de culo?

—No te estoy mirando con cara de culo.

—Si lo haces imbécil pero no importa— me apegó él moviendo mis caderas como me enseñó.—Veo que aprendiste bien.

—Soy justa y diré que tuve un buen maestro—sonreí.

—Un maestro que llevo pisotones, se aguantó tus pasos prohibidos, y te vio caer de culos de una manera épica. 

Nos miramos por unos segundos para luego romper en carcajadas recordando ese momento chistoso.

—Fueron buenos tiempos, ahora cuéntame sobre tu novia Paulina—indiqué.

Superando el DolorWhere stories live. Discover now