La verdad de tras de la mascara

Especial de Halloween

Pov. Kai

Halloween una festividad donde todos se disfrazan y van de casas en casas a pedir dulces, yo por lo personal detesto estás festividades odio las sonrisas calmadas de esas personas con sus hijos.

Sentada en la clase de la UA junto con los alumnos que le dan problemas a Tomura, estaba recargada en mi banca mirando por la ventana los puestos decorados y como pasaban los niños con sus padres felices, solté un suspiro triste y recargue mi frente en la butaca llamando la atención de toda la clase 1-A.

-¿Suzuki-chan que tienes? kero- me pregunto Asui-san, solo levante leve mi cabeza mirándola para luego regresar en la anterior posición.

-¿Te sientes bien Kai-san?- negué con la cabeza en la misma posición queriendo llorar.

-Las clases se terminan por está vez temprano- Aizawa-san me tocó el hombro haciendo que lo viera y ver su cara de sorpresa- ¿Por qué lloras?- llamó la atención de todos, yo solo negué y me seque las lagrimas que me traicionaron.

-No es nada, solo quiero estar sola........- regrese mi vista a la ventana esta vez viendo los árboles que estaban en la escuela.

-¿Por qué querías estar sola en esta festividad? Podrás disfrazarte pedir dulces pasarla bien con tu familia y amigos- voltee a ver a la castaña que estaba emocionada dando saltitos.

-Uraraka-san es mejor que guardes silencio- la silencio Iida-san

-Ella no festeja estás festividades chicos, para ella esto es nuevo- todos miraron a Momo-san sorprendidos y yo solo la vi en algo de acuerdo.

-¿Por qué lo dices Momo-san? Kero- Momo-san suspiró y me miró.

-Porque sus padres se lo impedían diciendo que solo era un distractorio además que en estás épocas ella entrenaba como si no hubiera un mañana, por eso no sabe nada de está festividad y anda deprimida- todos me miraron esperando una negación pero yo solo regresé a la posición mirando a la ventana sin ganas.

Pov. Narrador.

-Eso es horrible- gritó el rubio con un rayo negro en su cabeza, los demás asintieron a lo dicho.

-Entonces ahí que hacer que disfrute Halloween- grito emocionada la peli rosa mientras todos gritaban un estruendoso si también por parte del tutor de estos- las chicas le haremos un disfraz y los chicos nos ayudarán en escoger las casas para los dulces- empezó a saltar del entusiasmo recibiendo un asentimiento de todos.

-Suzuki-san un dulce que te guste más- la mencionada la vio confundida- si un dulce cual es tu favorito- insistió la chica invisible llamada Toru Hagakure.

-No tengo dulce que me guste nunca me dejaron comerlo- eso sorprendió a todos pero le dio igual eso a nuestra querida protagonista.

-Tranquila en esta salida que tendremos escogerás un dulce- todos asintieron.

Paso unas horas y nuestra protagonistas ya estaba disfrazada de una bruja, los demás también estaban disfrazados y listos para empezar a pedir dulces. Para todos eso era diversión para ella era un fastidio estar ahí, no quería estar ahí y eso muy bien lo sabe Momo que la conoce más que nadie.

Casa por casa pasaban dulce por dulce les daban, otros les daban frutas, unos semillas y otros nada, ella no se daba cuenta pero poco a poco se iba acostumbrando mostrando así una sonrisa divertida y sacando una sonrisa de satisfacción a los chicos que la acompañaban. 

Todo empezó por irritación para luego tener una sonrisa alegre de estar ahí divirtiéndose diciendo palabras comunes como "Dulce o truco" o una canción que no es muy común escucharla ahí pero si en México, para luego terminar de pijamada en la casa de Momo contando historias de terror sorprendiendo a todos por Kai al no mostrar ninguna pisca de miedo en los cuentos en cambio ella contaba unos asustando a todos menos a dos personas claro está que son Bakugou y Todoroki. Después de los cuentos pasaron a una pelea de almohadas donde iban ganando Kai y Bakugou, todos reían jugaban se asustaban, comían los dulces pedidos y se los intercambiaban para luego terminar en brazos e morfeo, todos descansaban menos uno de ellos que se le quedaba mirando a Kai con una sonrisa cálida y aliviada e verla por primer vez convivir como si fuera una niña de su edad, sin regaños, golpes, ordenes, entrenamientos y por supuesto sin ese sufrimiento ahogado que muy bien sabe que guarda, no le dio más vueltas y se acomodo para dormir y descansar junto con los demás terminando ese día muy movido para todos de ellos.