25 de noviembre de 2019

825 69 11
                                    

Casi un mes ha pasado desde el incidente con Lourdes y aún sigue en el colegio, pero ya no está jodiendo la paciencia, aunque también es verdad que yo no he ido al colegio por órdenes estrictas de mi morena.

Eso sí, como ahora no tiene ningún cargo en el colegio, no ha podido despedirla, pero cierto es que se lo ha recalcado en varias ocasiones el "si pudiera, te despedía en este momento", pero Amelia ya no se está callada, ahora no le teme a nada ni a nadie porque tenemos a la superiora de nuestra parte, así que ¡chúpate esa, Lourdes! ¡Y tú también, Inma!

¡Oh! Por cierto, después de la fiesta, Amelia le echó el rasque a José por insinuarse conmigo. La pobre tuvo que decirle que no era su intención, que se le había ido de las manos el alcohol, pero que no tiene ninguna intención de nada conmigo, que hacemos una pareja preciosa y que se alegra muchísimo por nosotras. Obvio, al final Amelia le pidió perdón porque vio que hablaba en serio. Aunque dicen que los borrachos no mienten, no sé.

Bueno, pero al tema que nos acontece hoy. Noticia de última hora, mi tema del corazón aún no se ha zanjado... ¡Mierda! Es verdad que no les había contado. Estuve yendo al cardiólogo por temas de desmayos y parecía que estaba todo genial, pero me volvió a pasar en verano. Entonces mi doctora volvió a mandarme para que me hicieran más pruebas y bueno, hoy me toca ir y que me pongan la mierda de aparato esa, el hólter, y tenerlo por 24 horas para que me mire la frecuencia cardiaca... Sinceramente, no merezco... Yo sé que está todo bien conmigo, ¿por qué tengo que sufrir con eso? Es que...

A: *Amor, tranquila hoy. Solo van a ponerte ese aparatito y ya vienes para casa, ¿sí?* - ¡naaaah! No puedo amarla más... Pero hay una cosa que se le olvidó decirme y es que ¡tengo que quitarme hasta el sujetador! ¡Con una desconocida! Ya se lo diré después...

   Mi madre me acompaña porque, bueno, le tengo pánico a los hospitales y a los médicos en sí, con poco que vea o imagine, ya estoy en el piso con 5827281 personas dándome aire, azúcar, con mis piernas estiras para arriba y 3 perros meándome en la cara... Vale, eso no, pero casi.

  Como les digo, tengo que quitarme el sujetador delante de una completa desconocida y digamos que la única persona que me ha visto así desde los ¿5 años? Ha sido Amelia... Me siento muy incómoda, por muy profesional que sea la señora... No me gusta esta situación, por favor, que acabe ya...

  Salgo por patas de la consulta y voy a buscar a mi madre.

- ¿Ya? ¡Qué rápido! - ¿rápido? ¿De verdad ha dicho rápido? ¡Para mí han sido horas! - Vamos al mercado, que tengo que comprar unas cosas para la comida de tus hermanos.

  Yo solo quiero llegar a mi casa, ponerle la correa a Luna e ir por el colegio mientras estén en el recreo y creía que no me daría tiempo, pero, A VECES, mis piernas se ponen las pilas y puedo llegar bien de tiempo.

   Me asomo por el murito y espero a que me vea para que se acerque.

- ¡Hey, tú! ¿Cómo fue eso? ¿Ya lo tienes puesto? - le enseño la redecilla que ponen para sostenerlo mejor - ¿Todo bien? ¿Estás tranquila?

- Amelia, fue horrible. ¿Por qué no me dijiste que iba a verme las... Bueno, ya sabes? - miro para abajo y se empieza a reír.

- Lo siento. No pensé que fuera algo a tener en cuenta.

- ¿Cómo que no, Amelia? ¿Cómo que no? ¡Que nadie me había visto... Bueno, ya sabes! - sube las cejas coqueta y lo hace porque no estoy cerca, si no sabe que se llevaría un golpe en el brazo. Eso sí, desde que ve que lo pasé realmente mal, cambia la cara.

- Lo siento, Luisita... La verdad es que ni me acordaba de esa parte, hace mucho tiempo ya que tuve que ponerme el mío y hay lagunas... - justo en ese momento suena la música - Ven después y hablamos, porfa - asiento y sigo caminando con Luna por el camino que lleva a nuestro descampado. ¡Ay! Si ese sitio hablara...

La Maestra y La (no) Alumna. Segunda Parte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora